RBA, 2009
Llegué
a él por casualidad. Pocos días antes de encontrarlo, habíamos sostenido con Offuscatio
un intercambio acerca del mismo y de Yates. Tenía que retirar otro título en un
barrio algo lejano y el vendedor se disculpó porque no sabía qué había pasado…
pero no lo hallaba por ningún lugar. Convinimos en que me lo alcanzara a mi
domicilio cuando apareciera -lo que ocurrió al día siguiente-. Me estaba yendo
con las manos vacías rumbo a la parada de bus y, al pasar por una librería de
usados que estaba en mi trayectoria, tuvo la bondad de mostrarse.
Evan Shepard es un apuesto jovenzuelo
gamberro, con delitos de poca monta en su haber y actitudes de matón con los
débiles, hasta que esa vida ociosa y sin objetivos se transforma al descubrir
su pasión por los automóviles. Con su padre Charles, un capitán del ejército
retirado del servicio, y su madre Grace, una mujer enferma de los nervios, la
familia decide volver al hogar familiar en Long Island y se establece en las
cercanías de Cold Spring Harbor.
Ambientada en ese paraje hacia 1935,
el autor desarrolla con sutileza una trama que tiene a Evan por protagonista.
Sus tempranos días con Mary Donovan, el embarazo y nacimiento de su hijo y su divorcio
posterior, parecen haber quedado bastante atrás cuando un desperfecto mecánico en
viaje a una cita de Charles en una clínica oftalmológica les presenta a Gloria
Drake y sus hijos, siendo Rachel la mayor, de quien Evan queda prendado e
intenta rehacer su vida junto a ella.
Yates nos muestra una familia de clase
media muy lejos del tan promocionado american
way of life, con una serie de fracasos a cuestas. Un padre que nunca pudo
hacer carrera en la milicia porque no destacaba; una esposa cansada de cambiar de
destino y de vivir encerrada en barrios de oficiales y un hijo tarambana, voluble
y superficial componen un triángulo al que se asocian una mujer separada, de la
que no se sabe cómo obtiene ingresos –y que intenta sustituir a Grace en su rol
de pareja de Charles-, un pequeño que estudia en un instituto secundario
privado –ausente la mayoría del año- y una teen
ager a la que el matrimonio le otorga una vía de escape del medio que la
rodea -a la vez que una licencia para tener sexo legalmente-.
Lo verdaderamente destacable de la
novela es la sensación de frustración que sobrevuela sus páginas. Cada
personaje no vive como quiere sino como puede –en plena contradicción con el exitismo
norteamericano de posguerra-. Todos los intentos por cambiar y tomar el timón
de sus propias vidas acaban en la nada. Es ese desencanto, la imposibilidad de
modificar el camino elegido tras una serie de malas decisiones, lo que captura
Yates en esta obra. Es que el éxito no es para todos.
En lenguaje coloquial y ameno, el
texto resulta fluido y se lee rápidamente, dejando cierto sabor amargo hacia el
final, donde pequeñas revelaciones provocan un golpe de efecto. Un libro para
acercarse al universo del autor.
Muy deprimente. Me lo apunto para cuando quiera deprimirme más, jaja.
ResponderEliminarsaludos
Creo que es la tónica del autor; mostrar el lado B del exitismo yanqui. Con tanto éxito alrededor, no dudo que lo leerás en breve, ja, ja.
EliminarUn beso, Agnieszka.
La frustración en una sociedad que ya impone un modelo de vida basado en el éxito es un tema muy actual. La soledad y la presión para buscar el éxito y la culpabilidad al no conseguirlo, pueden desencadenar secuelas depresivas, ansiedad y desesperanza como ocurre hoy.
ResponderEliminarUn autor que no he leído.
Gracias por acercarlo a mi horizonte lector, quizás algún día...
¡¡Un fuerte abrazo y te deseo ya un buen fin de semana!!
Creo que muchas sociedades comparten hoy esta modalidad. En particular, pienso en los japoneses, con su tasa de suicidios tan alta y un nivel de vida envidiable -para los que gozan de empleo, claro-.
EliminarEspero que en algún momento le brindes una oportunidad.
Un beso y buen 'finde' para ti, U-to!
"Cada personaje no vive como quiere sino como puede", la vida misma.
ResponderEliminarDe este autor leí Revolucionary road , qué pesados eran aquellos personajes todo el día discutiendo con la misma intensidad tanto si era por cosas importantes como por chorradas. Y qué pesada la forma de contarlo con esa sensación de que no van a ninguna parte.
Este pinta distinto porque aunque tienen razas de ser bastante boludos también, por lo menos hay más variedad. Cómo no iba a haber una adolescente a lo American Beauty, faltaría más.
Beso para vos
Estuve tentado, confieso, de titularlo 'Gente como uno', pero no resumiría la percepción de su contenido.
EliminarHay un poco de condimento bien yanqui, pero la sensación de fracaso y mediocridad americana predomina. Además, fluye bien.
Si lo ves por allí, ya sabes, Norah.
Un abrazote, Maja.
Si no tuviese tantos pendientes, no me importaría leerlo. Pero ahora mismo, creo que lo dejaré pasar.
ResponderEliminarExcelente reseña.
¡Nos leemos! :-)
Aquí hay un millar esperando, Abra. Y la lista se sigue extendiendo. Todo tiene su tiempo.
EliminarGracias por brindarme aliento y por darte una vuelta.
Un abrazo.
Hola Marcelo. Me parece muy interesante tu reseña. Me gusta leer a los autores norteamericanos que muestran ese lado B del exitismo, como tú le llamas. Desde Saul Bellow, Alice Munro (canadiense ella, pero norteamericana al fin), Tobías Wolff, los relatos de Carver, los de William Goyen -un descubrimiento reciente y deslumbrante, recién editados en Arg por La Compañia de los libros-. Le podría sumar a Chimamanda Adichie, y su enorme "Americanah", una crítica mordaz sin ser despiadada de nuestros "hermanos" del Norte.
ResponderEliminarMe has dejado pensando. Me pregunto por qué elijo esa literatura. Me respondo que al lado A ya lo conozco por el cine, y por cómo nuestra sociedad de clase media-alta se esfuerza por mimetizarse con ese modo de vida. La globalización de la banalidad es epidémica.
Y tal vez el antídoto sea esta literatura, la de los "loosers"- Esa palabra tan usada y tan cargada de una connotación hasta ofensiva, como si perder, ser un perdedor, fuera un acto voluntario.
Me hiciste pensar Marcelo. No me había percatado así, tan claramente, de que prefiero a estos autores. ¿Será porque rechazo a los "winners" o porque me solidarizo y hasta identifico con los "loosers"? ¿Me une a ellos el amor o el espanto, por parafrasear la tan parafraseada cita de JLB?
Me dejas pensando. Muchas gracias por eso.
(Acado de ver, a la derecha, que en tu lista de autores reseñados tienes a Goyen. Voy a pasar por allí.)
Saludos, y de nuevo gracias
Hola, José. Antes que nada, gracias por tu extenso y emotivo comentario. He leído a Goyen en ambos libros editados por La Compañía -el otro, anterior, fue reseñado para otro espacio ya inexistente (quizás rescate mis notas para ofrecerlas al público lector como Versión Original).
EliminarEl rol de perdedor es endilgado por aquellos que han conseguido lo que se han propuesto, hacia quienes no han tenido la suficiente cuota de suerte para compartir su gloria; no te confundas. Como si alguien tuviera que perder y alguien que ganar. En este sentido, te sugiero la película 'Sideways' o 'Entre copas' como se conoció aquí.
No dudo que nos une la empatía hacia esos 'loosers' que señalas. Están más cerca de nosotros mismos; incluso, te diría que alguna vez fui parte de ellos -y no se si tengo ganas de abandonar el grupo; que conste-.
Hay un libro de Álvaro Gutiérrez Zaldivar, que he leído hace mucho, y alude al tema que tratas; se llama 'La suerte del perdedor' y lo editaron Alfaguara, primero, y Nuevo Hacer, después. Por si te interesa...
Un gran abrazo, José!
Te agradezco las sugerencias. Un abrazo, Marcelo
ResponderEliminarPor nada; tú me has hecho recordar las letras de Goyen.
EliminarOtro abrazo.
No conocia a este autor, que tendré que tener en cuenta
ResponderEliminarGracias por la reseña
Un abrazo
Yo tampoco, Ildefonso. Se lo debemos a la buena de Marisa -Offuscatio-.
EliminarOtro abrazo.
Hola Marcelo, perdona el retraso.
ResponderEliminarHas dado en el clavo en lo que transmite Yates y, lo curioso, es que esa sensación de frustración (por decirlo de alguna manera) está presente en todos los demás libros que he leído del autor. También describe muy bien el fracaso de algunas relaciones de pareja. Como te dije en su momento, creo que Revolutionary Road es superior. Sin embargo, te puedo asegurar que tampoco te alegrará los días.
Besos,
Marisa
Gracias por la recomendación, Marisa. Realmente, Yates ha sido un descubrimiento. Un autor que no intenta mostrar el exitismo de EEUU sino, por el contrario, exhibir la falacia de ese éxito, que no es para todos.
EliminarUn beso grande!