martes, 20 de mayo de 2025

Canto a la resistencia. La bella señora Seidenman, Andrzej Szczypiorski

El Aleph, 2002
 

I.

               Fue uno de los títulos que quedó en mi memoria al hojear aquel voluminoso ejemplar que resumía los 1001 libros que debían ser leídos antes de morir. Estaba completamente agotado en el mercado local. Fue un regalo de la diosa Fortuna el que me brindó la posibilidad de hallarlo, tras años de búsqueda, en la edición de marras. Lo viví como un galardón al empeño y el tesón con que fui consultando periódicamente si aparecía en el mercado de usados, a través de la Red.

II.

                La obra, que se inicia en Varsovia en 1943, en una Polonia ocupada por el nazismo -donde los judíos polacos eran reunidos en el gueto-, se extiende durante un cuarto de siglo, en los que el autor no solo desgrana lo que les va ocurriendo a los protagonistas sino también cómo fueron concluyendo sus días, en una suerte de friso de época. El título es equívoco, pues la historia a la que alude es una de las varias que atraviesan sus páginas. Quizás El comienzo, su título original –que remite a las sucesivas ocupaciones alemana y soviética- es más acorde a su contenido.

III.

               Irma Seidenman es una bella y joven viuda judía, que ha perdido a su esposo médico y quien, para eludir su destino, ha conseguido hacerse pasar con documentación falsa por la viuda de un militar polaco. Pero un día, se choca en la calle con un cazador de judíos que la reconoce y la lleva al cuartel de la Gestapo. Una pitillera con sus iniciales (I.S.) confirma su identidad y es encarcelada. A partir de allí, una serie de amigos se pondrán en marcha para lograr rescatarla.

IV.

                La novela es polifónica y poliédrica. Si bien algunos personajes deambulan en derredor de Seidenman, muchos de ellos cobran vida –e historia- propia. Allí está el juez, que vende sus cuadros a su sastre a cambio de comida; un joven, enamorado de la bella viuda, que intenta proteger a su mejor amigo, judío; un abogado judío quien pide al juez que oculte a su pequeña hija; una monja que cambia identidades; un delincuente que lucra sacando judíos del gueto; un ferroviario -enemigo de los comunistas- son, entre otros, los que entretejen y consolidan la trama.

V.

               En estilo ameno y fluido, destaco la manera elegida por Szczypiorski para narrar los horrores perpetrados en nombre del nacionalismo, la religión y la ideología, que han afectado seriamente el tejido social de los pueblos judío, alemán y polaco, y que no acaban con la caída del nazismo sino que se prolongan con la dominación soviética. En ese sentido, la novela es una joya arquitectónica que no excluye una mirada crítica de la sociedad, sin omitir cierto tono nostálgico. En conjunto, es un canto a la resistencia hasta sus últimas consecuencias. Un libro de lectura obligada para todo buen lector. Para quienes se decidan, existe una nueva edición bajo otro sello, -que no ha visitado aun estas costas-.

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