I.
Fueron doctores en lectura –de origen transatlántico- que me allegaron
recomendaciones y buenos comentarios acerca de esta ópera prima de la autora, que en el momento del lanzamiento se
hallaba en la treintena. Parece que, a partir de allí, sus posteriores trabajos
han recaído en novelas más del gusto del lector medio –sin eludir cierto grado
de compromiso político- y no tanto en el estilo de prosa poética del que hace
gala en la presente.
II.
Sergio Prim es cartógrafo y una noche, durante
la espera de su ómnibus piensa en Brezo, aquella joven de la que estuvo
enamorado, sin ser correspondido. Pero la vida vuelve a poner a Brezo delante
suyo, y ahora es ella la ilusionada. Sergio empieza a darse cuenta que él no se
encuentra preparado para hacer frente a una relación que, sin duda, requerirá
una entrega total y, presa del pánico, intenta darle rienda a los
requerimientos cada vez más imperantes de Brezo, con el fin de tomar distancia.
III.
En esta novela, Gopegui
desarrolla y escarba en una fantasía que se convierte en realidad: el sueño de
un amor que todo lo colme. Pero, ¿qué pasa cuando aquello que ocupaba el plano
de la ficción toma cuerpo?, ¿estamos realmente dispuestos a su realización
plena, o tal situación nos abruma y buscamos un punto de fuga en el que
refugiarnos? En su afán de alcanzar un atisbo de justificación a su negativa,
Prim se dice que la naturaleza del amor es tan efímera que la consumación del
mismo siempre conducirá a la ruptura y al dolor. ¿Es tan así?
IV.
Destaco sobremanera el estilo literario
escogido por Gopegui para allegarnos una obra que habla del miedo al amor. Sus
frases, con un vocabulario rico y preciso, poseen la sensibilidad de un léxico
trabajado, como si todo el texto se transformara en un poema, sin serlo. Son
las meticulosas descripciones de los sentires de su protagonista –y sus
cuestionamientos personales- las responsables de que el conjunto no solo se
vuelva verosímil sino que interpele a los lectores, sin perder el delicado
equilibrio que implica ese querer y no
querer.
V.
El título refiere a las
diferencias que se establecen en los vínculos entre seres humanos, donde la
semejanza, la proximidad o la distancia se viven de manera distinta, porque
nuestras percepciones responden a quienes somos, no a las expectativas de los
demás. ¿Existirá un hueco, un punto de quietud, una zona exenta de
preocupaciones donde podamos aquietar nuestras pasiones, donde logremos sortear
las dificultades que implica dejar de ser tu
y yo para convertirnos en nosotros?
Un libro para disfrutar plenamente. Estará entre las mejores lecturas del año,
sin duda. Recomendable ciento por ciento.
Pues apuntado cien por cien, qué otra cosa se puede hacer ante semejante contundencia, querido Marcelo.
ResponderEliminarEs que eso de poder cumplir deseos a veces es muy peligroso y puede dar miedito, ¿verdad? No he leído nada de la autora y me gusta este tipo de historia. Así que a la saca, tendré que ir a la biblioteca.
Besines románticos
Y cuanto más pasa el tiempo de vida, más miedito te da!
EliminarEs un texto breve, de exquisitez poética. Estoy persuadido de que os gustará. Dicen que es el único de Gopegui en este registro y lo comprendo: sería muy arduo continuar en él, sin repetirse.
Besitos amorosos.