jueves, 27 de octubre de 2011

Ascenso, auge y caída del héroe romántico. Rojo y negro, Stendhal


Cátedra, 2005


            Esta es la historia de Julián Sorel, arquetipo del héroe romántico y, como tal, signado por la fatalidad. Nacido en una aldea cercana a Jura, Francia, el menor de muchos hermanos, su figura y sensibilidad contrasta de manera evidente con la rudeza y tosquedad del entorno familiar. Eso le permite allegarse a un seminario en el que aprende el latín, lo que le vale alcanzar el cargo de preceptor de los hijos del alcalde local… y enamorarse de su esposa, madre de tres hijos y mayor que él. Las habladurías y los anónimos juegan el resto, con lo que la relación concluye cuando el protagonista se ve obligado a abandonar el pueblo para rescatar lo poco de honra, si es que alguna le queda aun a su amante.
            Ya en París, su circunspecta educación, su belleza física y su parco espíritu clerical le franquean el acceso a la familia del marqués de La Mole, cuya hija Matilde encarna el modelo de aristócrata soberbia, altiva, en clara competencia con el carácter de Sorel. A la frialdad y arrogancia inicial que se plantea entre ambos, le sucede una pasión imposible de refrenar entre dos jóvenes que pertenecen a distintos estratos sociales.
            Con la presencia de un relator -quien varias veces se permite opinar en forma personal acerca de lo que va sucediendo-, y ambientada en Francia alrededor de 1830, en plena Restauración monárquica pos-napoleónica, la deshonra de la joven casadera –que acusa un embarazo- suscita la ira de un padre celoso que, al pedir referencias de su descastado futuro yerno, deniega el matrimonio entre Matilde y éste debido al contenido de una carta escrita por la antigua amante, en la que denuncia el afán del joven por escalar socialmente. Esto conduce al inevitable desenlace en el que Sorel intentará asesinar a la responsable de su infelicidad, siendo atrapado y condenado a morir en la guillotina.
            Yendo al texto, destaco la forma en que Stendhal va hilvanando la trama. El curso principal no impide apreciar los elementos sociales de los que se nutre; así, las oposiciones Napoleón – Monarquía, jansenismo y liberalismo; la burguesía provinciana -tan ufana como insulsa- frente a la miseria indigna de los plebeyos, son parte del juego de claroscuros de los que el autor dispone para condimentar una historia que por momentos fluctúa entre el entusiasmo y el aburrimiento.
             Párrafo aparte merecen las meditaciones del personaje principal estando en reclusión; un alegato de la forma en que la Iglesia manipula las conciencias; cómo la Justicia sólo se inclina hacia el lado del que más tiene, etc. Las ideas del propio Stendhal se corporizan en él.
            El verdadero amor de Sorel no es el ascenso social; es la mujer del alcalde que se le brinda íntegra, sin condiciones, y con quien vuelve a compartir sus horas finales. Matilde de La Mole encarna ese objetivo de vida acomodada y segura, sin penurias, mas no deja huellas en su corazón. Él mismo reconoce su alienación en aras de los beneficios; por eso acepta su destino, como pago a su ambición.
            La edición viene provista de una escueta biografía del autor y de una interpretación de la obra, con sugerencias para su lectura. El título parece obedecer a la contraposición entre la monarquía liberal de Carlos X o del ejército de Napoleón –que usaban el rojo como divisa-, y la Iglesia, con su característico color negro. En suma, una novela histórica clásica, en tiempos de efervescencia política y social.
Marcelo Zuccotti

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