Editorial Sol 90, 2000
Colección Clarín
Colección Clarín
Los relatos de Oscar Wilde son de una exquisitez inusitada. Posee seis cuentos maravillosos que navegan entre la ficción y lo fantástico, dejándonos una moraleja en cada uno de ellos. Todas las historias reclaman a gritos solidaridad, igualdad y amor entre las personas; denunciando lo que es injusto, vergonzoso e insensible.
El fantasma de Canterville. Este es el primer cuento y el que da título al libro. Es, lejos, el mejor. Es el más extravagante, inesperado, ingenioso y en el que destila mucho humor. Narra la historia de cuando el ministro de América míster Hiram B. Otis compra el Castillo de Canterville y se traslada a vivir allí con su familia. Todos le indican que está cometiendo un grave error porque allí vive, hace más de tres siglos, el fantasma de Canterville. Las personas que lo habitaron dan por sentado esto, con pruebas fehacientes: varias de ellas quedaron con severos trastornos. Pero tanto míster Otis como su familia hacen oídos sordos a los consejos y habitan el Castillo. Los Otis lo pasan genial, a diferencia de los otros individuos que vivieron allí. “-Mi distinguido señor –dijo míster Otis-, permítame que le ruegue encarecidamente se engrase esas cadenas. Le he traído para ello una botellita de engrasador “Tammany-Sol-Naciente”. Dicen que una sola aplicación es eficacísima (…). Voy a dejársela aquí, al lado de los candelabros, y tendré un verdadero placer en proporcionarle más, si así lo desea.”.
Es un relato desopilante en el que Wilde se las ingenia para sorprendernos en cada línea.
El cumpleaños de una infanta. El desdén y la humillación son los protagonistas de está fábula. El centro de atracción de la fiesta de cumpleaños es la fealdad, lo diferente y lo inocente, dejándonos boquiabiertos de tanta crueldad y de tanta insensibilidad. “… parecía feliz y estaba lleno de viveza. Cuando los niños se reían de él, él reía tan alegre y libremente como cualquiera de ellos, y al acabar cada baile les hacía la más ridícula de las reverencias, sonriéndoles y saludándoles como si fuera uno de ellos, en vez de ser una cosa tan deforme, que la naturaleza, en un momento de buen humor, había modelado para entretenimiento de los demás.”.
El pescador y su alma. Es la historia de un joven pescador que quiere despojarse de su alma para obtener el amor de una sirena: “¿De qué me sirve mi alma? No la veo. No la toco. No la conozco. La arrojaré lejos de mí y viviré contento con mi sirenita.”. El relato transcurre con diálogos entre el pescador y su alma. El “escuchar” es una virtud que muy pocos tienen a la hora de ponerla en práctica y en éste cuento, es un claro ejemplo de ello, nos la sitúa ante nuestros ojos.
El Príncipe Feliz. Es la historia dónde los seres más inéditos se hacen eco de los más carecidos, siendo éstos ignorados por el municipio, cual historia calcada de la actualidad. “-Cuando estaba vivo y tenía un corazón de hombre –replicó la estatua-, no sabía lo que eran las lágrimas, porque vivía en el Palacio de la Despreocupación, en el cual no está permitida la entrada al dolor. Durante el día jugaba con mis compañeros en el jardín y por la noche bailaba en el gran salón. (…) Así viví, y así morí; y ahora que estoy muerto me han elevado tanto que puedo ver todas las fealdades y todas las miserias de la ciudad, y aunque mi corazón sea de plomo, no me queda más remedio que llorar.”. La estatua del Príncipe Feliz instalada en el medio de la plaza ve resguardarse del frío a una golondrina, que se aloja a sus pies antes de emprender viaje hacia el verano de Egipto, y le pide que le de una mano para repartir el oro que lo envuelve a los más necesitados.
El Ruiseñor y la Rosa. Es la historia de un estudiante que lamenta no tener una rosa roja en su jardín para regalarle a la mujer que adora; condición que ella le impuso para bailar con él en la fiesta que organiza el príncipe. Ruiseñor escucha sus lamentos y va en busca de la rosa. Pero el único rosal que da flores rojas tiene heladas las venas, tiene marchitas los capullos y el huracán le partió las ramas. Tantas son las súplicas que Ruiseñor hace al rosal que éste accede; pero le pide que entregue la sangre de su propio corazón, cosa que él hace a cambio de algo: “Lo único que os pido a cambio es que seáis un verdadero enamorado, porque el amor es más sabio que la filosofía, aunque esta lo sea.”. Es una fábula donde la ingratitud y la indiferencia son los protagonistas; en el cual, los que más tienen creen tener el “poder” suficiente y certero para humillar a los que menos tienen. Como si del dinero saliese ese derecho, cual innato creen que es.
En El Amigo Leal, nos habla de cómo tiene que ser una amistad leal con todas las letras, pero lo cuenta indirectamente desde la vereda del frente, mostrándonos el lado egoísta, egocéntrico, tacaño. En donde no hay lugar para lo recíproco. Un pardillo le narra la historia de dos hombres que decían ser muy buenos amigos entre sí a una vieja rata de agua. “El pequeño Hans tenía muchos amigos, pero el más allegado a él era el gran Hugo, el molinero. En realidad, era tan allegado el rico molinero al pequeño Hans, que no visitaba nunca su jardín sin llevarse un gran ramo de flores de los macizos o un buen puñado de lechugas suculentas; o sin llenarse los bolsillos de ciruelas y cerezas, según la época.”. El pardillo utiliza este relato para que la vieja rata de agua tome conciencia de lo que realmente significa ser leal. Un verdadero ejemplo que se debería aplicar hoy día.
Claudia Perez
hola,estan muy buenos los comentarios del libro y de otros cuentos,,voy a tener que leer mas seguido,besitos.
ResponderEliminarGracias Mami por tu aliento!!!
Eliminarbesito grande!!!
Clau