miércoles, 7 de noviembre de 2012

La escritura disruptiva. Lenz, Georg Büchner


Montesinos, s/f

           Lo busqué un tiempo largo. La última edición en danza era relativamente antigua y, si bien una nueva de origen español estaba llegando a librerías ‘especializadas’ a un costo sideral, lo cierto es que el título no aparecía ni en el circuito de libros usados. Al visitar el local de un importador, se me dio por consultar su existencia. Para mi incredulidad, suponían contar con un ejemplar. Después de revolver las estanterías dieron, por fin, con él. Aquí está.
            La escasa vida del autor, que en solo veintitrés años nos legó –entre otros- ‘La muerte de Danton’ y ‘Woyzeck’, es tan novelada como la de aquel que utilizó para escribir ésta, basada en la vida de un poeta contemporáneo de Goethe, con quien compartió en sus inicios la pertenencia al movimiento ‘Sturm und Drang’ (“tormenta e impulso”), acta fundacional del romanticismo alemán.
            La historia es sólo un tránsito de Lenz, con evidentes señales de locura y/o esquizofrenia, en búsqueda de una paz que no llega. Para ello, se traslada a Waldbach, a recluirse en un convento a cargo de Oberlin, un conocido de Kaufmann, su amigo.
            Lo destacable de estas escasas cuarenta páginas es el estilo utilizado por Büchner para exponer lo que le ocurre a su protagonista,
‘Yo pido en todo –vida, posibilidad de la existencia, y entonces está bien; no tenemos que preguntar si es bello, si es feo, el sentimiento de que lo que se ha creado tiene vida, está por encima de estos dos, y es el único criterio en cuestiones de arte.’
            Es notable cómo, a través de las frases breves entrecortadas, sólo hilvanadas y a veces hasta sin conexión de unas con otras, Büchner transmite la esquizofrenia que padece Lenz. Es esa escritura disruptiva, dislocada y superpuesta a la vez, la responsable de ejercer atracción en el relato que, por otra parte, no abunda en mayores detalles. La necesidad de aislamiento, la convicción en sus ideales de humanismo, la compasión del dolor y la presencia de una férrea autoridad –encarnada en su imagen paterna-, son todos instrumentos útiles en el desarrollo psicológico del personaje principal y su acontecer.
            La edición se acompaña de un prólogo sobre Büchner y también sobre Lenz, rescatado del olvido al que fue confinado por la eclipsante figura de Goethe. Así también, cuenta con una tabla cronológica que, a modo de sucinta crónica, nos ubica en la biografía del autor.
            Por último, no lo considero de lectura indispensable; pero es el único libro que he leído en donde la enfermedad mental está perfectamente descripta. Büchner que, como médico, conocía estas patologías, ha usado su saber profesional con arte y maestría.

Marcelo Zuccotti

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