Anagrama, 2012
Este libro llegó a mis manos gracias a un sutil comentario de una de las personas que más quiero, que lo estaba leyendo. Ese murmullo disparó cierta curiosidad sobre su contenido; de manera que, una vez disponible, se me cedió gentilmente para hacer mi propia experiencia. Esperó cierto tiempo a que concluyera mis lecturas y dispusiera de libertad para encararlo.
Génesis
Es la historia de Gregor, un genial inventor nacido en el sudeste europeo a mediados de siglo XIX, cuyos conocimientos y dominio del electromagnetismo lo conducen al pináculo de la fama y bienestar a la vez que sus extravagancias y excentricidades le son toleradas mientras permita a los grandes inversores hacer pingües ganancias a su costa. De temperamento hosco y solitario, Gregor encarna al científico ingenuo, poseedor de una genialidad tan proverbial como su inconstancia en la conclusión del trabajo y su desconocimiento del mundo de los negocios.
De esta manera, vemos a Gregor participar activamente en la llamada “guerra de las corrientes” –que hacia fines de aquel siglo enfrentaba a la General Electric de Edison y a la Western Union, de Westinghouse-; proponer el uso de las ondas de radio, el láser y otras ideas afines -que le son sustraídas-, las cuales han llegado a ser parte de la tecnología que hoy utilizamos diariamente. En contrapartida, su vocación extrema hacia el uso de la energía sin costo lo conduce a proposiciones cada vez más irrealizables, verdaderos ‘relámpagos’ de creatividad, con la consiguiente pérdida de credibilidad del consenso científico y un mayor grado de aislamiento. Así, sus días concluyen hacia el fin de la Segunda Guerra Mundial en el más absoluto anonimato.
Con la presencia de un narrador, en estilo fluido y ameno, Echenoz construye un arquetipo de hombre de ciencia que conjuga una versátil imaginación con la parquedad de su carácter. Basada en la vida del ingeniero Nikola Tesla, mas sin intenciones de biografía, la novela delinea un personaje cuyas inquietudes lo llevan a saltar de un invento a otro, más debido al temor de aburrirse -y a tener que reflexionar sobre su propia vida- que por necesidades imperiosas de renombre.
Considero un acierto lo verosímil del perfil del protagonista y el entorno en el que transcurren los hechos. Un magnífico ejemplo de cómo ha podido ser la vida de cualquier ‘inventor’, de los que han pululado a principios del siglo pasado y de los que muy pocos han trascendido.
Revelación
¿Por qué esta historia me ha parecido relevante? Porque se entronca con mi experiencia personal, sin duda. Formado profesionalmente en Ciencias Exactas, he tenido la oportunidad de apreciar en gran medida lo que Echenoz propone en sus líneas: alguien desarrolla algo en el mundo de las ideas, capaz de reportar beneficios a la humanidad, y alguien toma esa idea –legal o ilegalmente- y se encarga de llevarla a la práctica.
Generalmente ocurre que aquellas mentes brillantes, provistas de un talento que les permite ir más allá que los demás, y en quienes las más noveles creaciones se agolpan y bullen dentro de ellos, no poseen la personalidad que se requiere para ejercitar la disciplina, el metodismo ni la organización sistemática –y rutinaria, cabe decir- que exige el hecho de convertirlas en realizaciones. No por nada, desde hace ya algunos años, los premios Nobel en estas áreas se destinan al conjunto de científicos que innovaron con sus formulaciones y aquellos que las han llevado a cabo. Una manera de galardonar ambos esfuerzos, reconociendo que tanto el desarrollo formal como el quehacer fáctico alcanzan el mismo grado de importancia a la hora de sus aplicaciones tecnológicas, en los que se funda el progreso material y social; no tienen existencia el uno sin el otro.
En este aspecto, el libro de Echenoz resulta un vasto ejemplo de –y, quizás, un póstumo reconocimiento a- todos aquellos que, a pesar de sí mismos y de sus vidas, con sus inventos e imaginaciones no sólo han revolucionado las ciencias sino que han modelado la sociedad en que vivimos. Ya sólo por esto, vale la pena leerlo.
Marcelo Zuccotti
Creo que esta novela no es para mía. La temática es mi principal problema con ella.
ResponderEliminarPuede que sea así. Sin dudas refleja el costado menos 'cool' del entorno científico que dio vida a la sociedad actual; es por eso que sus líneas destilan un cierto pesimismo. Pero la narración es precisa. Gracias por darte una vuelta!. Saludos.
EliminarEs extraño, la verdad es que no sé qué pensar. Lo tendré en cuenta porque a veces me gusta salir del circuito comercial y ventilar mi cabeza.
ResponderEliminarBesos
Existe un doble acierto, Norah. Primero, que no resulta trillado. Después, que cuenta con escasas páginas -y costo acorde-. Motivos ambos para tomar en cuenta a la hora de elegir. Besos y gracias por vistarnos.
EliminarBuena reseña. Pensaba en lo que afirmabas sobre estos "genios" sin disciplina, parece una ironía, pero es cierto, se me han ocurrido varios ejemplos que podrían seguir esta línea. Me interesa del libro la construcción del personaje del científico, lo que se espera de él y sus reacciones. Hay crítica implícita en la trama? Besos y buen descubrimiento.
ResponderEliminarCreo que el punto fuerte del libro tiene que ver con que la genialidad y el talento natural puede que garanticen el éxito, pero no sostenerlo en el tiempo, Andrea. Y también con que aquellos que alcanzan el reconocimiento de la sociedad de su tiempo, es posible que la costumbre los relegue al mejor de los olvidos.
ResponderEliminarNo se si hay crítica; más bien percibo desazón. Por lo demás, el perfil psicológico del científico está muy logrado. Vale la pena leerlo, y no es muy costoso. Tampoco tiene muchas páginas. Besos para vos y gracias por el aliento.