Emecé, 2005
Viajaba
en avión el pasado abril en un vuelo de cabotaje y, como habitualmente, tomé un
lugar sobre el pasillo. Del otro lado del mismo una joven leía un libro de esta
autora en su versión inglesa. Recordé que tenía este título y decidí
incorporarlo a mis lecturas del año en curso. Me pareció oportuno intercalarlo
entre otras lecturas que requieren más concentración.
Es la historia de la familia
Ganguli, desde que arreglan su ‘noviazgo’ en Calcuta y emigran a Estados Unidos
para que Ashoke pueda continuar estudios gracias a una beca en Cambridge. Pero
el gran protagonista de la novela es su hijo Gógol, quien recibe ese nombre
debido a un hecho que cambió la vida de su padre, mientras leía un libro del
famoso escritor ruso.
Narrado en tercera persona, la
novela relata los acontecimientos más sobresalientes de esta familia india
desde 1968, fecha del nacimiento de Gógol, hasta final de siglo XX, con la boda
próxima de su hijo Ben. El título hace alusión a que los indios tienen un
nombre –una suerte de alias o apodo- con el que se llama al recién nacido hasta
que, pasados los días, se defina el ‘buen nombre’, aquel con el que se lo
conocerá en el mundo; algo posible en Oriente pero no en Occidente. El planteo
inicial tiene que ver con una circunstancia equívoca: ¿qué pasaría si el apodo
se convierte en el buen nombre?
Lo que rescato de este libro es el
testimonio del desarraigo, la adaptación que todo inmigrante debe asumir al
radicarse en una tierra cuyos hábitos y formas de vida nada tienen que ver con
las de origen; la necesidad imperiosa de mantener un canal de comunicación con
las costumbres con las que hemos nacido, sin perder de vista la realidad en
medio de la cual nos debemos mover y, fundamentalmente, el problema del hijo
del inmigrante, que se debate entre ser parte del país al que pertenece sin
poder dejar de comulgar con la historia familiar por sentido de pertenencia.
Un libro ameno, fluido y coloquial, con una
serie de cuestionamientos sociales y cierta evolución previsible, que permite
una evaluación acerca de las perspectivas de la inmigración. Siendo esta tierra
en la que vivo un crisol donde se han fundido diversos orígenes, no puedo
eludir la reflexión de cuánto esfuerzo ha demandado abandonar los mandatos de
nuestras raíces para alcanzar una identidad propia. Más allá de las distancias,
sirva el libro de Lahiri, entonces, como puente entre culturas.
Es la segunda reseña de una novela de Jhumpa Lahiri que veo esta semana. Llevo meses con ganas de leer algo suyo, desde una entrevista que vi en la BBC. Hablaba allí del asunto que mencionas- el desarraigo y los dilemas de la segunda generación de inmigrantes. Una escritora muy interesante, sin duda.
ResponderEliminarEs la segunda reseña de una novela de Jhumpa Lahiri que veo esta semana. Llevo meses con ganas de leer algo suyo, desde una entrevista que vi en la BBC. Hablaba allí del asunto que mencionas- el desarraigo y los dilemas de la segunda generación de inmigrantes. Una escritora muy interesante, sin duda.
ResponderEliminarNo se cómo serán sus otras novelas -por lo que he leído, alguna no ha valido la pena-. Ésta está bien; creo que los inmigrantes de cualquier credo, raza y geografía pueden sentirse identificados en algún aspecto. Buen libro.
EliminarUn beso, Agnieszka.
Lo recomendé en mi blog cuando hice la reseña de La hondonada. A mí me gustó mucho cómo refleja la vida de los inmigrantes, el aislamiento de las mujeres que a ver para cuándo espabilan. Me alegro de que te haya gustado.
ResponderEliminarBesos
Convengamos, Norah, que la mujer de Gógol espabiló rápido... Si, comparto contigo que refleja muy bien la vida de quienes tuvieron que emigrar. Nada que ver con 'La hondonada', verdad?
EliminarUn beso.
Y tú como siempre revolviendo entre libros y sacando a la luz los menos conocidos, no La hondonada sino este El buen nombre que resulta aún más atractivo, aunque la reseña tiene que ver, que su obra más mediática. Me lo llevo y seguro que lo leo antes que La hondonada jajja. Un abrazo, Marcelo
ResponderEliminarEn tren de confidencias, Yossi, la muchacha del avión estaba leyendo 'Unaccostumed Earth'; libro que pocos sabían de su existencia en estas tierras entonces. Y recordé que tenía éste. Cuando leí lo que alguna/s de tus seguidoras decían sobre 'La hondonada', pues...
ResponderEliminarEl presente es un buen libro para adentrarse en la psicología del inmigrante. Se que lo disfrutarás.
Un abrazo!
No he leído nada de Jhumpa Lahiri, he visto también alguna reseña elogiosa y lo que explicas me llama la atención, tienes mucha razón al habalar de tu tierra y del gran esfuerzo para desprenderse de los orígenes y crear una manera de entender la vida acorde con el nuevo país. Ese puente existe, nos lo facilita la lengua y tantas otras cosas en las que coincidimos sin darnos cuenta que yo soy europea y tú americano (me suena hasta raro enunciarlo así).
ResponderEliminarUn abrazo-puente!!
Es verdad! Pero Íberoamerica es una sola, afortunadamente. Y si bien los hermanos brasileños no comparten nuestra lengua, así como los portugueses, creo que todos tenemos una mirada bastante similar de nuestras sociedades -aunque les envidio, sanamente, esa capacidad de mantenerse alegres, aun cuando todo está mal-.
ResponderEliminarYendo a Lahiri, es un buen libro; sobre todo para entender el fenómeno de la inmigración a una cultura totalmente extraña a nuestras costumbres.
Un gran beso!