I.
Lo apunté tras una entusiasta
reseña aparecida hace una docena de años; mas la decisión de adquirirlo se
debió a otros factores coadyuvantes. Primero, el haber tomado conciencia que
antes del Holocausto judío fue el genocidio
armenio –una militante, alumna de un colegio de la colectividad, solía
pegar stickers recordatorios en el
ómnibus en que viajábamos cuando se acercaba su conmemoración-. Finalmente, pensé
en un tributo a la familia Kendikian, quienes dieron trabajo a mi madre en
épocas difíciles y a quienes les he cobrado enorme cariño.
II.
Es un libro magnífico, de cabo a rabo. El
narrador –imagino que el propio escritor-, comienza a desgranar gran parte de
su biografía personal, a partir de la historia de sus abuelos –materno y
paterno-, intentando acumular toda la información que, entre reuniones
familiares, sociales y políticas, le han legado a través de testimonios ad hoc. Es ese pequeño –hoy adulto- el
que transmite los avatares del pueblo armenio, radicado en varios pueblos
rumanos tras ser perseguidos, con sus esperanzas y flaquezas, en aras de
recuperar aquella tierra prometida, después de pasar de mano en mano en la
repartija de territorios tras el fin de la Segunda Guerra.
III.
Pero Vosganian algo nos lega en
su narración: es la conciencia de cuán importante es el recuerdo personal y
colectivo, para que todos aquellos que fueron parte de nuestro acervo cultural,
familiar y de representación étnica no caigan en el olvido. En ese aspecto, nos
compromete a ser memoria de los que no están. En la medida en que los recordemos,
no habrán sufrido el escarnio, muerto en vano ni ser olvidados. Cuando
el poder nos domina y oprime, sólo nos queda expresarnos mediante susurros.
IV.
Lo maravilloso del texto es que no intenta ser
una diatriba ni denuncia alguna sobre ese genocidio que tuvo lugar entre 1915 y
1923, donde un millón de armenios perdieron la vida. No se regodea en ese
horroroso pasado, sino que tiende a contarnos con equilibrio -¿y compasión?-
sobre los hechos, al estilo de crónica; sin hacer juicio de valor.
Particularmente, el capítulo 8 se vuelve tan crudo como esclarecedor.
V.
Con un estilo ameno, cotidiano, coloquial en grado sumo e intención de confiarle al lector una historia que tiene mucho de confesión y memoria colectiva, Vosganian expresa una serie de estados de conciencia, que no son otra cosa que un esfuerzo magno de reunir en un solo texto gran parte de la historia del pueblo armenio durante el pasado siglo. Me ha agradado sobremanera, por lo que ha sido incluido entre mis diez mejores lecturas del año. Si no sabéis nada acerca del pueblo armenio, éste debiera ser el libro a visitar.
Querido Marcelo, me has traído a la memoria este libro que lleva en mi lista de pendientes muchos años. Lo tengo que leer. Un abrazo
ResponderEliminarEnhorabuena, Esther! Me alegra oficiar de disparador de libros pendientes. Ojalá lo disfrutes tanto como yo!
EliminarUn abrazo para ti.
Tengo el libro en casa desde que, hace unos años, mi marido mostró interés por él y se lo regalé. he estado tentada de leerlo varias veces, pero no le ha llegado el momento. Puede que ahora, tras tu entusiasta reseña, me anime por fin.
ResponderEliminarUn beso.
Aquí, ya no se consigue en papel, Rosa. Más de un lector me ha preguntado dónde hallarlo. Lo cierto es que, en mi humilde opinión, es una gran obra. Si soy entusiasta con ella, es porque lo merece. Te agradará.
EliminarUn beso para ti.
Querido Marcelo.
ResponderEliminarTal y como están ahora de revuelta la situación en varios puntos del planeta, este tipo de novelas se me hacen cuesta arriba. Me gusta que lo cuente con esa objetividad y solo con la intención de dar a conocer su historia y no la de horrorizar al lector lo máximo posible. Ya se intuye lo duro de la situación sin falta de recrearse.
Lo guardaré para tiempos de paz.
Besitos conciliadores
Estimada Guapa, mi sugerencia es que no lo descartes. Coincido en que quizás no sean tiempos felices, pero el estilo narrativo te gustará mucho y lo hará más llevadero, aún en las partes crudas. No lo pierdas de vista.
EliminarBesitos alentadores.
Sé muy poquito del pueblo armenio, pero algo sé. Recuerdo haber leído hace bastantes años una novela (ya no recuerdo ni el título) precisamente sobre el genocidio armenio. Me interesó por la temática, pero la novela en sí me pareció muy reiterativa. Casi podría segurar que este otro libro que nos traes de tan bello título se acerca más a mis requerimientos lectores.
ResponderEliminarAprovecho para desearte un muy feliz 2024, Marcelo.
Un abrazo
Muy feliz Año para ti, Lorena! Que venga con un montón de buenas lecturas!
EliminarEstoy persuadido de que agradará a una lectora de tu talla; es la combinación de lo que narra -una historia familiar- con la manera en que lo hace -alternando niñez con adultez y anécdotas con crónicas históricas- la que lo hacen fluido y entrañable.
Un abrazo para ti.