jueves, 10 de abril de 2025

e-book 177. Desde La Gran Manzana. La trilogía de Nueva York, Paul Auster

Anagrama, 2016
 I.

               Alguien había propuesto este título para compartir lectura a mediados del pasado año, pero no alcanzó el quorum necesario. Descartado, volvió a cobrar relevancia tras la muerte de su autor, aunque tampoco concitó interés. Se me ocurrió proponérselo a una amiga lectora quien tampoco lo había leído y aceptó el desafío. En suma, lo elegí porque se cumplen los cuarenta años de la aparición del primero de los libros que componen esta trilogía. Una suerte de homenaje.

II.

                Los tres libros tienen como nervio conductor historias que pertenecen al género policial, sólo que el azar se halla omnipresente en ellos modificando la trama. Así, no son policiales al uso sino reelaboraciones que revisten mucha originalidad. En Ciudad de cristal, un escritor de novelas de misterio –bajo seudónimo- padece un bloqueo literario hasta que una noche, muy tarde, un llamado por teléfono lo sacude: buscan a un detective. Después de aclarar la situación y repetirse a los días, decide hacerse pasar por la persona y ver qué depara el equívoco.

III.

               En Fantasmas, un investigador privado es contratado para seguir a alguien. Lo único que tiene que hacer es vigilarlo. Para ello, le han conseguido una habitación frente a la estancia de su vigilado. Solo tiene que elevar un informe semanal, y percibirá un cheque. Estamos en 1947 y el investigador abandona por un tiempo a su novia y todo lo que le rodea. Lo que no sabe es que pasarán varios meses y nada ocurrirá. Finalmente, en La habitación cerrada, el protagonista repasa toda la historia compartida con un amigo de la escuela a quien idolatraba, muchos años después, cuando la esposa le notifique no solo la desaparición de aquél, sino que le confiará todos los escritos inéditos, para ver si se pueden publicar.

La versión digital, gentileza de EpibLibre

IV.

                Los elementos literarios que aparecen en los distintos trabajos responden al género por antonomasia. Existen juegos de espejos, personajes ambiguos, golpes de efecto y guiños al lector –como el hecho de que el propio autor aparezca como personaje en uno de ellos-. Lo que los vuelve diferentes respecto del policial clásico es la aparición de aspectos metafísicos envueltos en medio de enigmas, sospechas, vínculos extraños y casos de locura o delirio.

V.

               En estilo ameno y coloquial, con diálogos bien provocados y escenas significativas, Auster exhibe una innovación literaria. En lo personal, me hubiera gustado haberlo leído cuando salió, pues recuerdo el éxito editorial de esa época; llegué tarde. Hoy, mis expectativas han estado por encima de lo que el material me ha ofrecido. No obstante, es recomendable lectura para quien disfruta del género policial.

sábado, 5 de abril de 2025

Sin sosiego. Mágico, sombrío, impenetrable, Joyce Carol Oates

Alfaguara, 2015
 I.

               Lo apunté apenas aparecieron las primeras reseñas. Hasta ese momento, no había leído nada de la autora; sólo contaba con su biografía novelizada de Marilyn –libro que leería medio año después-. Pasado el tiempo, sus obras fueron acumulándose entre las pendientes y, tras casi una década de espera, decidí aliviarme de aquél segundo ejemplar, toda vez que Oates ha seguido escribiendo con buen ritmo.

II.

                No parece haber mucho en común entre un nieto que acompaña a su abuela a una corta cirugía, una pareja mayor a quienes molesta los ruidos provenientes de los vecinos, un joven universitario que decide trabajar ad honorem en un zoo, o una mujer que se cuestiona si seguir con su novio mientras le teme a un mastín, entre otras circunstancias. Sin embargo, en esta colección de trece relatos, ninguno de sus personajes parece estar cómodo con su acontecer. Como si algo funesto estuviera a punto de ocurrir –o ya hubiera ocurrido- y ahora solo resta esperar el desenlace.

III.

               Ordenado en cuatro partes –en cuya última sólo hay un relato, que es más bien una novela corta-, Oates va desgranando miedos, angustias y una serie de pensamientos relacionados con la soledad, la vejez, la enfermedad, el abandono, la desaparición de objetos de nuestro entorno, que contribuyen a crear una atmosfera de incertidumbre quitándonos el sosiego que nos brinda una vida previsible. Hasta se da el lujo de contarnos qué piensa el fantasma del joven que acaba de morir en un accidente de tránsito.

IV.

             Los protagonistas de estos relatos viven momentos de zozobra o de cambios notorios, en sus vidas o en la perspectiva de su mirada –una joven que sale de un aborto, una mujer en tratamiento oncológico que cree que su marido busca sustituta, una joven adoptada que no encaja con su familia de adopción-. Destaco particularmente los dos últimos relatos: el que le da título al libro –con una entrevista al poeta Robert Frost sui generis- y el último –Parricidio- con un final epifánico. Entre ambos, pagan el ejemplar y compensan los altibajos que pudieran presentar el resto de los trabajos.

V.

            Con una prosa cuidada, descripciones de situaciones y sentires muy precisos, el uso adecuado de recursos literarios –como el monólogo interior- y en un estilo ameno y fluido, Oates repasa un sinnúmero de emociones, capaces de quitarnos la tranquilidad que ofrecen la rutina y la repetición. Un buen umbral literario para adentrarse en el universo ficcional de la escritora.