miércoles, 12 de abril de 2017

Literatura disidente. La Reserva Nacional Pushkin, Sergéi Dovlátov


Añosluz Editora, 2016

I.

          Fue una breve reseña sobre este libro aparecida en un suplemento dominical el pasado febrero la que despertó mi curiosidad. Estaba (está) editado bajo un sello local que se lanza al ruedo. El apellido del autor me resonaba, por lo que investigué en la Red y di con un disidente ruso que emigró a E.E.U.U. en 1978. Para más, es la primera versión en español, traducida por la recientemente desaparecida Irina Bogdaschevski. No podía estar ausente en mi Año Ruso.

II.

            La breve novela que da origen al título de marras incluye dos planos bien definidos. El primero, narra la historia de Boris -alter ego del autor-, un adicto a la bebida con intención de recuperarse. Cuenta con algo más de treinta años y está separado de Tatiana y Masha, su esposa e hija, respectivamente. Ha dejado el hogar conyugal para emplearse temporalmente en la vieja casona del poeta que oficia de museo cerca de Pskov. Considerándose él mismo un escritor -aunque bastante frustrado-, desarrolla la tarea de guía de turismo mientras recuerda los motivos de su separación, confiesa su lábil decisión de recomponer su familia y medita sobre la resolución de su esposa, quien decide abandonar Leningrado para instalarse en E.E.U.U.

III.

            El otro plano lo conforma el estilo literario, evidente en la descripción del entorno y de la sociedad que habita esa reserva nacional. Ambientado hacia fines de los ’70 del siglo pasado, el texto contiene una galería de arquetipos propios de la época, con sus intereses personales, sus limitadas aspiraciones y sus miserias cotidianas. Con un lenguaje chispeante y directo no exento de ironías y sarcasmos; personajes bien delineados y diálogos jugosos, Dovlátov nos conduce hacia reflexiones sobre la vida personal y familiar, la necesidad de trascender la mediocridad que rodea a una sociedad gris y aburrida y la literatura como ejercicio de la disidencia política.

IV.

            Acompañan la edición un prólogo a cargo de Laura Estrín, especialista en literatura rusa, y dos relatos breves. En Ariel se trata el tema de la marginalidad y el aislamiento. La uva es una denuncia descarnada del robo que la población comete sobre el omnipresente Estado soviético toda vez que puede.

V.

            El estilo, frontal y sucinto, incluye contrapuntos mordaces que resultan divertidos y hacen que la lectura fluya rápidamente. El único reparo es que la traducción abunda en modismos propios de nuestro hablar diario, con el consabido uso del vos en lugar de y el cambio en la acentuación de las palabras. Con ello, parece una edición destinada al consumo local que, estimo, puede limitar su extensión al resto de los lectores hispanohablantes, si no están habituados. Por lo demás, un auspicioso debut en castellano de autor y editorial.

6 comentarios:

  1. Es muy importante la aparición de editoriales que publiquen con un criterio que no se base exclusivamente en los beneficios (pese a los modismos de la traducción).
    No conozco al autor (ahora sí gracias a ti) y me parece interesante recuperar a los escritores/as disidentes que tan complicado tuvieron escribir con libertad. Por lo demás parece que sus relatos son interesantes, así que me lo apunto.

    Un fuerte abrazo!!

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    1. Creo que los pequeños emprendimientos editoriales pueden sacar buen partido de autores que no son parte del mainstream, aunque sus obras no sean de consumo masivo. Periférica, Minúscula, Libros del Asteroide entre otras son fiel ejemplo.
      Estuve en la presentación del libro; éramos un puñado de entusiastas por leer a un autor relegado al olvido por razones políticas tanto como editoriales. Hay otro más de Dovlátov bajo el mismo sello: 'El oficio'.
      Espero que sea de tu agrado, si lo consigues.
      Un abrazo grande!

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  2. Hola Marcelo

    Compré hace algunos años unos libros que eran los restos de una editorial que era magnifica por sus libros, pero que nadie parece que quería leer, y que se llamaba, METÁFORA, en cuya colección, corta, estaba "La maleta" de Dovlátov, lo leí hace mucho, y, aún en la lejanía del recuerdo, coincide en la memoría con el tono de este libro: lo ácido y lo mordaz, desde lo personal a lo total, a la crónica de un descreimiento.
    gracias
    un abrazo

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    1. Hola, Wine
      Estuve en la duda si leer mi versión digital de 'La maleta' o jugarme por éste, recién aparecido; decidí apostar por la novel casa editora, por el esfuerzo que supuso su traducción y salir a la palestra con este autor. Vamos, que los lectores debemos acompañar semejante quimera.
      Ácido, satírico, burlón y totalmente descreído en la Revolución. No tiene desperdicio. Lo bueno es que me sigue quedando material de Dovlátov para leer.
      Gracias a ti por darte una vuelta.
      Un fuerte abrazo.

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  3. Hola Marcelo.

    Es muy significativa, de aquella sociedad, la polarización de la literatura soviética de entonces, entre los escritores complacientes con el "status quo" y los críticos con el mismo. En ese sentido, sin desmerecer la calidad literaria de unos y otros, siempre me ha parecido más "emocionante" leer a las voces discordantes, por lo meritorio de su actitud. ¿Conoces la obra de Andréi Siniavsky? Fue uno de los primeros disidentes con su literatura, por mis estantes anda un libro suyo, "Lubímov", una sátira feroz, o alegoría sobre el gobierno soviético, es una obra peculiar e interesante. También me lo parece ésta que nos presentas de Dovlátov, me atraen esas voces contracorriente.

    Un abrazo, campeón

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    1. Digamos que, al ver su lanzamiento, despertó mi curiosidad y terminó complaciéndome.
      No tengo idea sobre Siniavsky pero, por lo que comentas, sí, tienen puntos comunes con Dovlátov.
      Acabo de tomar conciencia que hay mucho elemento literario que aborda la realidad rusa en el inicio del comunismo. No sólo son contestarios o disidentes los escritores del Gulag, ni los opositores a Stalin. Hay muchos más. Y en este espacio tendrán lugar los más que puedan.
      Un fuerte abrazo, chaval!

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