El Acantilado, 2006
“Vivíamos a cuerpo de rey. Bebíamos como cosacos. Nos amaban mujeres de bandera. Gastábamos a espuertas. Pagábamos con oro, plata y dólares. Lo pagábamos todo: el vodka y la música. El amor lo pagábamos con amor, el odio con odio. Me gustaban mis compañeros porque nunca me habían defraudado. Era gente sencilla, sin formación. Pero, a ratos, me dejaba boquiabierto lo extraordinarios que podían ser. Y, en aquellos momentos, le daba las gracias a la Naturaleza por haberme hecho un ser humano.”
Este párrafo inicial del libro, leído en un santiamén, decidió mi elección por él. Podía no resultar interesante, mas comenzaba auspiciosamente y no dudé en llevarlo. Fue uno de los cinco títulos que le propuse a Norah Bennett, cuando aceptó mi sugerencia de realizar la experiencia de leer un mismo libro, a miles de kilómetros de distancia entre ambos, rescatando el espíritu de este blog, luego que Claudia Pérez decidiera abandonar el proyecto que ella misma había gestado junto a mi. Fue Norah, entonces, quien lo seleccionó de entre ellos, lo concluyó antes que yo y tuvo la amabilidad de esperarme sin enviarme más que una cuota de aliento, indicándome que había sido de su agrado.
Ambientado en la frontera polaca de la URSS en los años veinte del siglo anterior, esta novela tiene mucho de relato de aventuras y, sin duda, compila material autobiográfico. Su autor, nacido en 1899, supo luchar contra las fuerzas rusas en la Gran Guerra, se convirtió en miembro del servicio secreto ruso, pasó a ser contrabandista y bandolero, siendo condenado finalmente a muerte. Al ser invadida Polonia por Alemania, se le conmutó la pena capital por prisión perpetua y allí se le perdió el rastro. Una vida vivida con tanta intensidad no podría dejar otro testimonio que este libro.
Aquí se narra la historia de Wladek, su protagonista, quien no ha llegado a la veintena y se vuelve contrabandista en la frontera ruso – polaca. Los pormenores de su inicio en el ‘matuteo’, las peripecias de su quehacer y la vida pródiga e irreflexiva propias de la juventud alternan con sus aventuras contra los soldados rusos y las demás compañías de contrabandistas –lo que se inicia como un tránsito de ‘alijos’ (cargas de materias de contrabando, en el argot del mundillo) concluye como ‘mejicaneadas’ (robo de dichas mercancías a otras bandas de delincuentes, y posterior comercio). Pero el libro no es sólo una suma de acciones destinadas a birlar la ley sino también un reflejo de una vida forjada con ausencia de límites, sin otros respetos mayores que las lealtades que se exigen entre gente fuera de la ley, con sus aciertos y defecciones, tratando siempre de guardar las apariencias para mantener el buen nombre en la sociedad local y dentro del gremio.
En un estilo coloquial y dinámico, dividido en tres partes de quince capítulos cada una, Piasecki se las ingenia para contarnos tres años de una vida emocionante y peligrosa a la vez, con altas y bajas, ganancias siderales y pérdidas irreparables. Hacia el final, el libro toma un sesgo más emotivo y melancólico, propio de aquel que recuerda con nostalgia y añoranza a los amigos que ya no están, las relaciones humanas y el contacto con el aire libre y el cielo, que tantas veces le ha sido el único amigo a quien confiarse, justamente cuando el autor –protagonista en primera persona- se encuentra escribiéndolo privado de su libertad.
Por lo demás, se lee fácilmente, con elementos que recuerdan las andanzas de Sandokan o de los personajes de Dumas; el libro abunda en fábulas y relatos cortos y ofrece una semblanza de la Polonia fronteriza tras la asunción bolchevique, volviéndose un testimonio literario de la época. Entretenido, se adecua bien para ser alternado con lecturas más profundas.
Marcelo Zuccotti
Buenas noches, Marcelo. Pese a que no parece que te haya defraudado, tu comentario tampoco transmite un entusiasmo excesivo. Lo cierto es que todavía tengo un largo camino por recorrer en lo que se refiere a la literatura rusa, pero creo que éste no me lo apunto. Mi libreta se toma un respiro; cosa que no es muy habitual cuando visito tu blog. Un abrazo,
ResponderEliminarHola, Marisa! Gracias por pasar. Lo cierto es que la historia de este polaco -no ruso- en sí misma es una aventura. Yendo al libro, alterna altibajos. No tenía grandes expectativas acerca de él; sí me ha gustado. Si me permites sugerirte rusos, lee cualquier libro de Turguenev -o Turgueniev, como quieras-; tiene una visión mucho más abarcadora que Tolstoi o Dostoyevski. Si puedes esperarme algunos días, tendrás mis noticias de él. Besos para ti.
EliminarAcaban de informarme que me he equivocado en la nacionalidad del autor :/ Estaré pendiente de tus impresiones sobre Turguenev. Como te dije me interesa la literatura rusa. Gracias,
EliminarNo desesperes, Offus! Quizás lleguen mis líneas para el fin de semana! Besos.
EliminarCompletamente de acuerdo en todo!! Me lo pasé en grande con las aventuras de este pibe tan peculiar. Se lee sin dificultad y muy rápido. Un buen comienzo de las reseñas en estereo,
ResponderEliminarBesitos transatlánticos
Me alegro que haya sido de tu agrado, y no un 'pelmo' que te has tenido que aguantar, Norah. Sabes bien que ahora espero tus propuestas, para proseguir con este ejercicio transatlántico que, de hecho, ha afianzado nuestras lecturas. Un montón de besos para ti y gracias 'totales' por compartir este título.
EliminarPues Marcelo, cuando digo que tenemos la misma estantería no exagero. Mira que este libro es difícil de encontrar... pues yo lo tengo leído y reseñado y a mí me encantó aunque lo leí en versión francesa, la traducción al español es una ruina. Me gustó mucho. Un personaje interesante, tanto en la ficción como en la realidad ;) Un abrazo :)
ResponderEliminarHe visto tu reseña cuando le has escrito a Norah. Verdaderamente, nuestras estanterías se parecen. La verdad es que yo lo he comprado ya hace mucho tiempo y no es nada fácil conseguirlo hoy por estas costas. Debe ser interesante poder leerlo en otra lengua; me parece que el traductor, con el fin de adecuarlo a un público más actual de aquel para el que fue concebido, ha cometido excesos que restan más que suman. No obstante, somos de la misma opinión: un libro que entretiene y gusta. Un fuerte abrazo, Yossi.
EliminarHola! Vengo de terminar de leer la reseña de Norah, la cual me ha parecido interesantísima. La comentaba que esta editorial tiene libros muy buenos, en especial yo disfruté con uno de Stefan Zweig que no dejaba nada que desear. Si te gustan este tipo de libros, te lo recomiendo.
ResponderEliminarUn besito!
Gracias por pasar, Igone. Comparto contigo que El Acantilado tiene un portfolio de títulos que reúne autores no tan conocidos, pero eximios representantes de buena literatura. No me es ajeno Stefan Zweig; de hecho, tengo 'Amok' para leer. En confidencia, no pierdas la oportunidad de leer a Joseph Roth. Es fantástico. Besos para ti.
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