RBA, 2001
El libro nos fue sugerido por otra lectora que lo redescubrió y nos lo hizo conocer hace pocos días. No soy un amante de títulos cuya trama se desarrolla como intercambio epistolar, mas la experiencia vivida al leer el libro de Hanff, del que algo he comentado en este mismo espacio, al menos me ha vuelto tolerable su lectura.
Este brevísimo volumen es una compilación de cartas entre dos marchands de arte, situados en San Francisco, California. Uno de ellos, Martin Schulse, emigrado tras la Primera Guerra Mundial, decide regresar a Alemania junto a su familia, estableciéndose en Munich en 1932, en vísperas del ascenso de Hitler. Max Eisenstein, estadounidense de origen judío y socio de Schulse, se cartea con él. Lo que parecía ser un sólido vínculo entre amigos comienza a deshilacharse con la llegada del nacionalsocialismo el poder.
Lo destacable del libro es la metamorfosis que va sufriendo Schulse, desde sus dudas iniciales sobre Hitler, hasta su fanatismo partidario por el mesiánico Líder. En este aspecto, el texto acompaña los cambios suscitados en Schulse quien, adoctrinado por la propaganda nazi sobre los judíos, rechaza mantener la amistad, explicando sus razones –las mismas que esgrime el gobierno nazi-. El final del volumen no tiene desperdicio.
Pero el relato no es sólo una descripción objetiva de la tragedia colectiva que vivió la Alemania nazi, sino que entre líneas puede encontrarse también una velada crítica a los vencedores de la Primera Guerra –fundamentalmente, a las consecuencias nefastas del Pacto de Versalles, que sumió en la miseria al pueblo alemán-, cuyas imposiciones fomentaron la aparición de un líder que terminara con las penurias y las humillaciones. Además, esa crítica se extiende hacia la concepción liberal de la economía que, con su expansión imperialista por nuevos mercados, sumió en la indigencia y expolió vorazmente a sus colonias, sin que el pueblo alemán pudiera tomar partido de ello. Simplemente, Alemania llegó tarde al reparto y esto motivó la Gran Guerra, de la que Hitler fue su beneficiario. Esto último no lo dice la autora, pero lo deja entrever.
Por lo demás, el estilo es coloquial y ameno, sin golpes de efecto y con un desenlace ingenioso y creativo. Algo difícil de encontrar, mas para no perder.
Marcelo Zuccotti
Buenos días, Marcelo. Ayer ya era un poco tarde para pasarme por aquí; pero me alegró escuchar que la inversión ha merecido la pena. Para mí, fue todo un descubrimiento. Y, curiosamente, cuando Martín envía las primeras cartas en las que ya se empieza a desvelar esa metamorfosis, el lector, tal como Martín, tiene tendenca a pensar que se trata de un pequeño truco para esquivar la censura. Seguiremos compartiendo lecturas. Un abrazo desde el otro lado del oceano.
ResponderEliminarGracias, Marisa, por tu recomendación. Sabes bien que no ha sido fácil dar con él y que ha costado lo suyo, pero mereció el esfuerzo. Me ha ido mejor éste que el de Hanff; incluso, creo que la brevedad del intercambio le ha aportado fuerza narrativa. Nuevamente, gracias! Un beso grande.
Eliminarun libro breve pero muy intenso
ResponderEliminarSi, Esther; de eso se trata. Lo conciso del libro lo vuelve mucho más intenso. Gracias por pasar. Besos.
EliminarPara mí su brevedad es a la vez una virtud y un defecto: me hubiera gustado más desarrollo, claro que son cartas y es difícil y es muy meritorio conseguirel efecto que se consigue solo basándose en un cruce de cartas, una lectura que me gustó y me impactó. Genial reseña con el contexto histórico desgranado. Un abrazo Marcelo :)
ResponderEliminarNo se, Yossi, cuánto del contexto histórico influye en el escrito de Kressmann Taylor. Lo que sí puedo asegurar es que la Segunda Guerra Mundial no hubiera ocurrido -en los términos en que se ha desarrollado- si las condiciones impuestas al perdedor de la Primera Guerra -Alemania- no hubieran sido tan leoninas. Hitler tuvo lugar en la Historia porque el mundo occidental, en gran medida, se encargó de que tuviera existencia -sin disminuir ni un ápice su responsabilidad acerca del holocausto judío-. Es mi opinión y. como tal. opinable...
EliminarTe envío un fuerte abrazo.
Hola, Marcelo
ResponderEliminarA mi me encantó el libro, esa venganza, ese retrato de un momento visto desde un punto diferente a los habituales..
Me pareció todo un descubrimiento
Besos
La sutileza de esa revancha, tomada a la distancia, es de lo más imaginativo que he leído. Y el contrapunto de ambas visiones, demuestra que con muy pocos elementos se puede construir buena literatura. Gracias por darte una vuelta, Silvia.
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