miércoles, 25 de diciembre de 2013

El arte de narrar. Sale el espectro, Philip Roth


Mondadori, 2008

            Me obsequiaron este libro como retribución por haber escrito un somero artículo sobre su lanzamiento en Buenos Aires, allá por el 2008, del que participé entusiastamente. Nada había leído de Roth hasta este momento, aunque soy consciente de que, año tras año, su nombre merodea en las apuestas de candidatos al Premio Nobel de Literatura. El hecho que haya sido premiado varias veces confirma, al menos, el reconocimiento que su talento narrativo posee en los medios literarios.

            En esta ocasión, Nathan Zuckerman –legendario alter ego del propio Roth- decide visitar Nueva York después de once años de ausencia. Con setenta y un años de edad, víctima de un cáncer de próstata cuya cirugía lo ha sumido en la impotencia sexual y en la incontinencia urinaria, accede a someterse a un flamante tratamiento que le permita recuperar parte de la autonomía perdida. A su paso, se cruza fugazmente con la ex - mujer de su maestro, E. I. Lonoff, quien, enferma de un cáncer cerebral a sus setenta y cinco años, guarda el último manuscrito inédito de él. Para saber acerca de ella, se contacta con una pareja de jóvenes escritores que, aviso clasificado mediante, propone un intercambio de domicilios. Subyugado por la figura de la joven esposa, Zuckerman se ve envuelto en una historia de chisme editorial, pues un amigo de ella desea editar una biografía de Lonoff en la cual dar a conocer el ‘gran secreto’ de éste.

            Ambientada en la Nueva York de 2004, durante las elecciones que permiten la reelección de George W. Bush, la novela presenta múltiples planos y elementos. Uno de ellos es la muerte, omnipresente en forma de enfermedad terminal o de impotencia sexual. Zuckerman se enfrenta a su propio deterioro y el de aquellos que han sido parte de su entorno. Otro, el miedo. Unas postales amenazadoras han hecho que Zuckerman abandonase la gran ciudad para refugiarse en un hinterland a cientos de kilómetros. Jamie Logan –la joven esposa- desea irse de Nueva York porque el pánico que le dejó los atentados del 2001 le impiden escribir. Y la ironía sobre el boom de esos años -la telefonía celular- para quien sólo escucha música en la radio y no mira TV desde hace diez años, no tiene desperdicio.

            Pero también existen simetrías. Hay dos triángulos amorosos, uno constituido en el pasado y otro en el presente, que alternan protagonismo, con su cuota de celos y rencores, de manera que el relato adquiere en su personaje principal una suerte de figura espectral muy propia del teatro shakesperiano, del que está tomado el título –‘Enter Ghost’ y ‘Exit Ghost’ son las anotaciones que el bardo inglés incluye en el libreto de ‘Hamlet’ toda vez que el fantasma de su padre debía estar en escena-. Zuckerman sale de su nebulosa para materializarse en Nueva York y volver a desaparecer.

            Por otra parte, contien una burla socarrona a los críticos literarios; Zuckerman se opone firmemente a que Lonoff –y él mismo, autor exitoso- sea biografiado, porque cree que las biografías no aportan nada a la obra de un autor y sólo la empañan, mezclándola con hechos de su vida personal que tienen mucho de chisme y cotilleo –género con el que las grandes casas editoras hacen pingües negocios-, en lugar de llevar a cabo una tarea más profunda como es el análisis literario.

            De estilo coloquial y ameno, las líneas de Roth son fluidas. De a ratos entremezcla ficción y realidad, logrando un efecto de fuga en donde queda claro que la novela como género y el arte de narrar es el único capaz de trascender la mediocridad que abunda en la literatura moderna.

6 comentarios:

  1. Muy fan de Roth y muy fan de Zuckerman, lo he leído todo y ya estoy terminando de releerlo todo, tiene el tono de crítica, casi de sátira, lo detallas tú muy bien. Me ha encantado encontrarme con Roth y te deseo muy felices fiestas, ya casi acabamos el año. Un abrazo :)

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    1. Ha sido mi primera aproximación a su universo literario y me ha gustado mucho. Aun no me he convertido en fan, aunque se que junto a ti, Yossi, hay un nutrido grupo.
      Muchas felicidades para ti, y muy buen año! Un fuerte abrazo.

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  2. Empecé con El lamento de Portnoy, seguí con Pastoral americana y hace poco leí La humillación. Lo considero un excelente escritor pero sus temas me apabullan un tanto.

    Tengo pendiente a Zuckerman (quizás no he sabido elegir sus obras), tu reseña me incita, como siempre, a leerla.

    Tengo Padres e hijos de Turguénev.

    Te deseo un feliz 2014 querido Marcelo.

    Besos!!

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    1. Bueno, Laura, has leído a Roth mucho más que yo, que sólo cuento con este libro en mi biblioteca. Los dos primeros que citas me han dicho que son clásicos, al igual que 'La mancha humana'. Será cuestión de proseguir con sus obras.
      Si tienes 'Padres e hijos', tienes un muy buen libro. Áspero, pero bueno. espero que lo disfrutes cuando lo leas.
      Un muy Feliz 2014 para ti; que venga lleno de alegrías, es mi deseo. Un beso enorme.

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  3. Ya ves que, de una forma u otra, este autor sigue figurando en mi lista de mejores lecturas del año. A ver si este año consigo descubrir algún nuevo título. Quizá me decante por el que nos recomiendas. Buenos deseos para este 2014 desde la ciudad de Pessoa. Un beso,

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    1. No había leído nada de él y me pareció bueno. Imagino cómo serán los demás, pues éste no está dentro de los más reconocidos.
      Qué bueno que puedas disfrutar de esa hermosa ciudad, a la que no tuve el gusto de visitar aun -y me lo debo-.
      Que tengas un muy feliz 2014, Marisa, y que podamos seguir compartiendo lecturas y apreciaciones. Un beso grande.

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