De Bolsillo, 2004
Lo busqué porque era difícil de encontrar y porque sabía lo desopilante de sus trabajos. Después de haberme enfrentado a algunos ilustres autores en obras no tan amenas, sentí que era momento de sacarlo de la etapa de maceración y brindarle su ocasión.
Victor Mancini es el protagonista de este libro, escrito en primera persona. Cuenta con veinticinco años, una madre loca internada en una Residencia Asistida, se gana la vida actuando como granjero en una ‘propuesta temática’ destinada a recrear la vida de los primeros colonos de E.E.U.U. y, como el dinero no alcanza para vivir y pagar los servicios por la asistencia de su madre, decide aumentar sus ingresos eligiendo todas las noches un restaurante distinto y montar un número en el que finge que se atora comiendo, de manera que algún cliente de los alrededores pase a ser un héroe por salvarle la vida y quien, de manera gentil, le hace llegar un cheque por si necesita algo. Pero además, Victor es un adicto al sexo, que lo practica en los lugares más inverosímiles, con cuanta mujer encuentre y en las posiciones más atrevidas y rebuscadas.
En sentido estricto, Victor encarna a un antihéroe que sólo busca que lo quieran. Habiendo sido tratado por su madre más como rehén que como hijo, sostiene que la relación con la madre es la que define cómo ha de ser un varón y que éste se pasa toda la vida relacionándose con aquellas que puedan ejercer como sustitutas.
La prosa fluida de Palahniuk, unida a las ocurrencias más divertidas, no oculta la sordidez y desparpajo de su personaje central ni de los que lo rodean, como tampoco cierta crítica a los movimientos contraculturales de los ’70. La madre internada dice en un párrafo,
‘Sí, he luchado contra todo, pero cada vez me preocupa más la idea de que nunca he estado a favor de nada… Sí, se criticar y quejarme y juzgarlo todo, pero ¿adónde me lleva eso?... Quejarse no equivale a crear algo. Rebelarse no es reconstruir. Ridiculizar no es reemplazar… Hemos destrozado el mundo, pero no tenemos ni idea de qué hacer con los pedazos… Mi generación, la forma en que lo hemos ridiculizado todo, no ha hecho que el mundo sea mejor. Hemos invertido tanto tiempo en juzgar lo que otros creaban que hemos creado muy pocas cosas propias…’
Las situaciones irreales se intercalan con sarcasmos, humor ácido y mordaz y una visión de la sociedad norteamericana que resalta la falta de afecto, la superficialidad y carencia de objetivos, compaginando la más bruta inocencia con el desenfreno y el desamor.
Salvando las distancias, el protagonista conjuga cierta dosis de la irresponsabilidad de Ignatius J. O’Reilly -de ‘La conjura de los necios’- con algo de la falta de madurez y adolescencia tardía de Rob Fleming –de ‘Alta fidelidad’-, sin dejar de hacer gala de curiosas reflexiones,
‘Es patético que no podamos soportar las cosas que no entendemos. Que si no entendemos algo simplemente lo negamos…’
En conclusión, un libro entretenido, ameno y coloquial, que arranca sonrisas cuando no carcajadas sin que ello menoscabe su poder de observación y profundidad a la hora de preguntarnos acerca de los afectos y emociones.
¡Qué ganas le tengo, Marcelo! He leído casi todo, hasta lo adaptado al cine, le debo en realidad al séptimo arte abérmelo descubierto, llega un tiempo en que resulta algo monotemático pero ya estoy de nuevo listo. Un abrazo.
ResponderEliminarAmigo, Yossi! Extrañaba tu paso por estos lares! Es un libro que seguro será de tu gusto. Sobre todo porque combina cierta ironía con algo burlón que resulta divertido. Tiene un puñado de reflexiones que son graciosas. No te lo pierdas! Un fuerte abrazo.
EliminarQue inteligente la observación de la madre. Está bien cuestionar y criticar lo que sea necesario, pero si luego no se produce un paso para construir algo, nos quedamos en la mitad. Por otro lado no soporto a quienes se quejan de todo y no son capaces de disfrutar de lo que tienen. La amargura es muy destructiva.
ResponderEliminarNo he leído al autor, así que la apunto y a ver si llega el momento de su lectura.
Un gran abrazo desde el frío!!
La madre había sido parte del hippismo. El libro tiene mucho de crítica a lo contracultural, Laura. Nos propusimos un mundo mejor, ¿y qué logramos? Ese es un poco el mensaje.
ResponderEliminarRespondo a tu abrazo refrescante con un beso de 36° C de mi entorno!!!
Le tengo muchas ganas, pero no lo encuentro por ningún lado, te pido que me recomiendes algo similar a esto, un abrazo fuerte!
ResponderEliminarGracias por darte una vuelta por aquí, Lucas. No se dónde estás, pero imagino que puedes conseguir 'La conjura de los necios'. Tienes al costado nuestras opiniones. Es desopilante, tanto como éste. Un abrazo grande.
EliminarHe visitado tu espacio. Yo también soy de la Pandilla de Liniers!
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