Anagrama, 2012
La
primera versión de este libro me llegó vía correo electrónico, como respuesta a
la pregunta que le formulara a Francesc Bon respecto de dónde comenzar con
Bolaño; justamente a él, fanático de sus letras. No me alcanzó con la gentileza
virtual del devoto seguidor; si bien inicié su lectura a través de la pantalla,
quise hacerme de un ejemplar para que me acompañara en mi diario deambular.
Alberto Ruiz – Tagle era un joven
seductor, quien solía frecuentar la bohemia de los talleres literarios y conquistaba con sus dotes de poeta, siempre medido y algo distante, en
Concepción, Chile, durante los años previos al golpe que depusiera a Salvador
Allende. Lo que nadie podía suponer en ese entonces era que él y Carlos Wieder,
el piloto perteneciente a la Fuerza Aérea –que habría de conducir a muchas
mujeres a la desaparición, tortura y muerte- eran una misma y única persona.
Pero lo más terrible es que Wieder poseía
una pasión por la estética, capaz de llevarlo a escribir con humo blanco –en
latín- mensajes bíblicos en el cielo, o exponer en fotografías restos de esas
mujeres que fueran mutiladas con la finalidad de ser presentadas como objetos
de apreciación artística. Un sentido de la belleza rayano en la locura,
fortalecido con la impunidad que otorga el pertenecer a los reaccionarios
vencedores.
Con presencia de un narrador que
relata lo acontecido a tan nefasto personaje, Bolaño se las ingenia para componer
a partir de la violencia, el absurdo y el horror una historia grotesca pero
creíble de un asesino sin otra patria que su placer por la muerte, en todas sus
facetas.
En estilo coloquial, valiéndose de otras
obras literarias y siguiendo el curso de la historia chilena, quizás la fuerza
del texto radique más en la forma en que se narra que en las acciones propias
de la trama. Haciendo uso de frases rotundas y breves, silencios y alusiones
elípticas, Bolaño halla el tempo
apropiado para construir imágenes destinadas a resaltar la forma sobre el
fondo, en medio de la sordidez de un mundo que se desmorona.
No es una obra cumbre, pero guarda
elementos de una prosa que mucho le debe a la poesía y que permite que el libro
fluya, aun en las escenas más álgidas. Sin dudas, un título por dónde abordar
al escritor chileno.
Todavía no me he estrenado con quien parece haber sido el escritor más importante de Chile (aunque yo soy gran admiradora de José Donoso) del siglo XX. Gracias por la recomendación sobre por dónde empezar. Estoy ahora leyendo "Una mujer en Birkenau" y veo que la temática de las dos obras coincide. Otras épocas, dos lugares separados por 14 horas de vuelo, y sin embargo la pesadilla continúa. ¡Qué triste!
ResponderEliminarCreo que aun sigue siendo Neruda el escritor chileno más importante, aunque éste no le va muy atrás. Recuerda Agnieszka que lo más destacado de Bolaño parece ser 'Los detectives salvajes'.
EliminarEn otro orden, veo que cumples con lo que te habías propuesto: descender a los infiernos. Lo digo por el libro de Szmaglewska. No queda ejemplar del de Borowski en Argentina, pero tengo un volumen de 'Medallones'. Cuando digas, si quieres...
Un beso para ti!
Yo tampoco me he estrenado con Bolaño. Respeto, supongo. Anoto pues que es un buen inicio esta lectura ¿no?. Anoto que la fuerza está en la forma. Pero la fuerza está, que es lo que cuenta ;)
ResponderEliminarBesos!
Las primeras treinta páginas resultan electrizantes, Ana. Luego deambula en un contraste entre el esteta y los apresados. La fuerza no radica solo en la forma; para los que hemos pasado por algo semejante, sus páginas escuecen como cuando cae sal sobre una herida abierta. Sostengo que es un buen comienzo.
EliminarUn abrazo!
A mí me gustó bastante este libro aunque las opiniones están muy polrizadas... por ahí lo tengo en el blog, me pareció fascinante la historia a ambos lados del océano, la doble identidad y el perfil duplicado del personaje principal, no estoy seguro pero creo que lo recmendé como novela iniciática :) Y ya hablando sobre pros y contras, sí, el principio engancha, pierde a mitad aunque lo regana. Un abrazo, Marcelo
ResponderEliminarNo tenía idea que lo habías leído, Yossi! Es que no he consultado todas tus lecturas. O sea que compartimos la idea de que se puede empezar a leer a Bolaño por esta obra. Buenísimo!
ResponderEliminarAprovecho: no sabes lo que me costó encontrar el libro de Knausgard que has leído. Di vuelta a todo Buenos Aires, pero lo logré. Tendrás que tenerme paciencia, sigo con Proust.
Recibe un fuerte abrazo!
Tenía mucha curiosidad por conocer tu opinión, Marcelo, y ya sabes que discreparé en eso de "no" considerarlo una obra cumbre. Por lo demás, ya no tiene valor o capacidad de convicción que yo siga recomendándolo a cualquier interesado, pero por tesón no va a quedar.
ResponderEliminarLo bueno de ti como lector es que, cuando algo te gusta mucho, te vuelves incondicional, Francesc. Y lo mejor para mi es que hayas picado mi curiosidad acerca de las demás obras de Bolaño, a quien después de esta lectura le he ganado considerable respeto.
EliminarGracias por tu recomendación y por darte una vuelta por aquí.
Un abrazo.
Tras leer 2666 y Los detectives salvajes hace algo más de un año, me he tomado un descanso con Bolaño. Tengo la intención de seguir con su obra porque para mi fue una auténtica revelación, esta que reseñas me parece muy interesante: la maldad, la violencia, en especial contra las mujeres, son temas del universo bolaño. Su manera de tratarlos te deja, a veces, colapsada, pero te abre tantos interrogantes que no acabarías nunca de darles vueltas.
ResponderEliminarAbrazos!!
Tengo pendientes ambos, para ir disfrutándolos de a poco, U-to. Éste particularmente me ha gustado mucho, si bien pongo énfasis en la manera de narrar más que en el contenido. Y es un libro para acercarse a su universo literario; uno por dónde empezar con él.
EliminarBesos para ti!