sábado, 8 de noviembre de 2014

Pulsiones de muerte. Sukkwan Island, David Vann


Booket, 2010

           Se hablaba mucho en la blogosfera acerca de ésta, su primera obra. Tanto, que varios buenos lectores abrazaron con grandes expectativas las siguientes, sin alcanzar ninguna de ellas –según sus opiniones- la trascendencia de la presente. Como muchas veces, paseando mis ojos por las góndolas de una librería, encontré este ejemplar y lo llevé. Parece ser que el librero vio mi movimiento y se acercó para mentarme las cualidades de la obra.

          Un padre decide recomponer el vínculo con su hijo después de la separación tras años de ausencia. Conociendo sus gustos, le propone abandonar su casa –su familia, su escuela, sus amigos- por un año e instalarse ambos en una cabaña sita en una isla deshabitada al sur de Alaska, donde podrían realizar todas las tareas de supervivencia por ellos mismos, como un aprendizaje de vida.

            Pero lo que comienza como un tanteo recíproco, al poco deviene en un suplicio para el hijo, que debe tolerar el lloriqueo nocturno del padre quien se siente un fiasco por no saber retener a sus parejas ni haber tomado decisiones acertadas a lo largo de su vida. Con esta perspectiva, el autor elabora un relato que se inicia como una aventura y, a medida que se adelanta, la atmósfera se vuelve cada vez más densa y opresiva.

            Estructurado en dos partes, con cambio de narrador, Vann repasa los miedos a la soledad y al fracaso; la depresión que se hace presente en estos casos, en medio de la necesidad de hacer frente a los contratiempos. Así, el relato se convierte  en una pulsión de muerte reforzada por el propio aislamiento. Por momentos, me recordó al film ‘Thelma y Louise’, en esa disparatada y trágica fuga hacia adelante, donde son los hechos los que toman el control de sus protagonistas.

           De estilo coloquial, bastante fluido, con escenas sórdidas y algún golpe de efecto, Vann compone una novela en la cual parece que todo puede llegar a estar un poco peor. Sólo opongo un reparo: resulta poco creíble que un padre, ausente años, pueda obtener la aquiescencia y el permiso de su ex – esposa como para retirar de su hábitat a uno de sus hijos nada menos que todo un año. Por lo demás, un libro sólido, sin fisuras narrativas, con aumento de la tensión a cada paso.

8 comentarios:

  1. Olá, Marcelo
    Bom tudo para nós.
    O que trazemos na memória, da velha infância ?
    Também, não sei.
    Portanto estou cá, para desejar um dia agradável, refletindo que, a maior obra do Criador, é você.
    Um abraço.

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  2. Sí, estoy de acuerdo. El libro requiere de un enorme acto de fe por parte del lector para poder entrar en el juego. Es cierto, lo leímos todos y lo demás del autor no nos pareció, en general, a la altura. Tampoco este se puede decir que me entusiasmara, me gustó, me obsesionó hasta cierto punto pero ahí quedó, no comprendí el aluvión mediático. Reseña difícil esta, no desvelas absolutamente nada de nada y aún así das todas las claves sin dejarte ni una atrás ;) Un abrazo, Marcelo.

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    1. El acto de fe que indicas, Yossi, está presente desde el inicio; si lo soslayas, la historia resulta bastante creíble. Me gustó pero no me enamoró.
      Si hay lectura conjunta, avísame, ¿si? Me gustaría participar.
      Un fuerte abrazo!

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  3. Me gustó bastante su manera de relatar. La historia se va construyendo de forma afilada, seca y sin concesiones, te atrapa, te amilana, te acongoja... y te estalla en la cara sin posibilidad de amparo. No te puedes agarrar a nada, las muertes son inútiles, especialmente la primera.
    Que la novela esté dividida en dos partes también es llamativo. En al segunda parte ya no hay esperanza alguna, ninguna posibilidad para Jim... y eso pesa cuando lees la novela.

    Me llamó la atención la relación con la desolada naturaleza de Alaska. Deja la naturaleza y la naturaleza humana al descubierto sin adornos, pura y dura.

    La verdad es que fue una lectura que recuerdo bien.

    Besos cálidos tras comentar semejante historia!!

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    1. Estoy de acuerdo contigo. La narración es seca y lo que ocurre te deja sin aliento. Pero no me la creí mucho; adolecía de falta de sentido común desde el inicio, lo que relativizó en parte el relato, en mi opinión.
      Retribuyo con creces tus besos, primaverales aquí.

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  4. Vann está por llegar y tengo varias opciones... No sé si este, que parece el techo, porque luego será difícil deleitarse (si es el caso) con otras obras que parecen de menor altura. Actos de fé hago muchos, con los libros (también con la vida :D), así que después de tu comentario, que me señala el camino, va a ser fácil.

    Gracias Marcelo. Besos!

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    1. No he leído otros títulos de Vann, pero no alcanzaron la misma repercusión por lo que pude ver. Si puedes apartar la poca credibilidad que expongo en mi reparo, es un buen libro -aunque algo previsible en la segunda mitad-.
      Un beso grande para ti, Ana!

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