Salamandra, 2007
Lo
apunté ni bien salió, hace unos años. Parecía que arrastraba el éxito del libro
anterior, aunque con otros matices. Como siempre, por olvido o desidia, lo dejé
pasar. Con motivo de la apertura de una nueva sucursal de una cadena de
librerías, ahora cercana a mi lugar de trabajo, decidí visitarla y me deparó la
sorpresa de hallar este título entre sus anaqueles, hoy totalmente
desaparecido.
Tema interesante el de la migración
ilegal, en este caso entre africanos y europeos. Unos, que intentan una y otra
vez alcanzar una mísera chance de vivir mejor, dejando atrás un pasado de
hambre e ignominia; los otros, tratando de defenderse de la invasión a la que
no podrían hacer frente sin al menos poner en peligro su –pseudo- bienestar.
Salvatore Piracci, de cuarenta años,
vive solo en Catania. Hace más de veinte que pertenece a la marina de Italia y
tan sólo cinco que comanda un buque cuya misión es interceptar todo tráfico de
ilegales provenientes de la costa africana. El fugaz reencuentro con una mujer
que rescató en una de sus misiones despierta su interés en saber cómo será
abandonarlo todo en busca de una quimera.
Del lado de enfrente, Soleimán, un
joven sudanés, emprende el camino que tantos como él acarician a diario, con el
dinero necesario para embarcarse en la aventura de cruzar el Mediterráneo con
vistas a lograr un destino mejor. No son pocas las peripecias de su travesía,
en la que abundan peligros a sortear tanto como gestos de fraternidad y cierta
esperanza de éxito. Ambas historias se cruzarán en una instancia tan decisiva
para uno como para otro.
Con escasez de palabras, mas no de
imágenes y escenas que confieren solidez al relato, haciendo gala de un estilo
no exento de poesía, Gaudé va entretejiendo una historia conjunta de sueños, anhelos
y fantasía que puedan remontar la mediocridad, la soledad y el futuro sombrío y
sin perspectivas que transitan sus protagonistas. Así, esa búsqueda de otra
realidad posible, ese Eldorado,
mezcla de mito y leyenda americana en la que tantos conquistadores creyeron
poder encontrar el paraíso en la Tierra, vuelve a encarnar, esta vez en forma
de cruzar la propia barrera y descubrir qué hay del otro lado.
Días después de concluir la lectura,
el periódico notificaba que 330 africanos subsaharianos que escapaban de
guerras locales, desempleo y miseria, murieron cerca de las costas de Lampedusa
–donde transcurren los hechos de la novela- al naufragar cuatro embarcaciones
semirrígidas provenientes de Libia. Una vez más, la realidad se esfuerza en desdibujar
la línea que la separa de la ficción.
Por último, mientras despuntaba el
noble vicio de leer, algo resonó en mi interior y salí en busca de una
referencia musical. Acudí al mítico trabajo de la Electric Light Orchestra,
editado en 1974 bajo el mismo título de marras, y repasé ese ambicioso proyecto
sinfónico pista tras pista. Hasta hoy, la reflexión sobre nuestros sueños que
propició la conjunción mítico – literario – musical no me la puedo quitar de la cabeza.
Otro que me llevo para mi lista. Gracias Marcelo, un abrazo
ResponderEliminarOjalá sea de tu agrado, Esther. Gracias por darte una vuelta por aquí.
EliminarUn beso.
Es una de las grandes tragedias de nuestros días. Desconocía esta novela por completo. Gracias por la recomendación.
ResponderEliminarsaludos
Parece ser que el tema de la inmigración ilegal en el sur italiano data ya de varios años; Gaudé escribió esta novela en 2006...
EliminarOjalá la disfrutes tanto como yo, Agnieszka.
Un abrazo.
Un tema que está provocando reacciones racistas en Europa que no sé dónde pueden llevarnos.
ResponderEliminarNo la conocía y otra que va a la nube y que espero leer.
Eso de unir lecturas y música me encanta, aunque no suelo hacerlo me gusta que tú lo hagas.
Abrazos grandessss!!
Yo no estaba muy empapado en el tema, U-to. Gracias a un suelto en el periódico apunté el libro... y aquí está. La noticia que comento es del pasado enero, lo que me ha sorprendido mucho. Ya sabes, a veces la realidad supera la ficción.
EliminarA menudo encuentro vínculos entre lectura y música: una reflexión, un recuerdo, una frase musical sirven de elemento disparador. Aprecio ambas en igual medida. Sí, soy tan lector como melómano.
Un beso grande!
Ah, yo sí conocía el libro, por un reto en el que lo incluí, pero como no soy muy formal ahí sigue a la espera. También conocía la noticia que comentas, suelo recordarlas porque la gente tiende a olvidarlas o a darle más bombo a otras noticias... La realidad siempre supera la ficción, Marcelo.
ResponderEliminarYo también uno literatura y música, van de la mano en mí ;)
Un abrazo
Qué bueno que también compartamos el gusto por unir letras y música, Ana. Para mi, resulta una buena combinación.
EliminarAun albergo la esperanza de que la ficción sólo sea ficción. Pero lo real se esfuerza en seguirle los pasos.
Nunca he participado en un reto, aunque alguna vez debiera hacerlo. Creo que me sentiría atado a tener que leer determinados libros y, como me describió una vez Andrés Neuman, prefiero ser un 'lector nómade'.
Un fuerte abrazo para ti.
Marcelo:
ResponderEliminareste lo apunto sin falta. ¡Que tragedia que haya lugares en donde la única esperanza de vivir mejor sea irse con lo puesto, enfrentando mil peligros! en mi país, hay un éxodo a los Estados Unidos, los pueblos de México están un poco como fantasmas: solo quedan algunas mujeres, niños y ancianos. Todos los hombres están en el norte. Y en mi ciudad, de un tiempo para acá, se ven los migrantes que vienen de centroamérica que van a la busca del sueño americano. Así que nos hemos convertido en ese mar que los africanos tratan de cruzar (aquí centroamericanos).
Un beso,
Ale.
Lo triste del caso es que tanto EEUU como Europa lo sienten como una invasión y oponen sistemas de defensa que no siempre contemplan los diversos argumentos de quienes intentan desembarcar en sus costas. Es posible que los cubanos no tengan los mismos motivos que los africanos, por ejemplo.
EliminarTambién debe ser desolador que un pueblo se convierta en lugar de paso para aquellos que lo intentan.
El libro parece más historia que novela. Pero hay vidas que pueden convertirse en novela, Ale.
Un beso.