Emecé, 2016
I.
No había leído nada de Mairal pero
una vasca me sacó del letargo. Propuso que éste fuera mi acercamiento a sus
letras y acepté. Saldaría, de alguna manera, mi ignorancia sobre él y mi apatía
por la literatura argentina contemporánea. No fue el caso, pero al menos
rescató una mueca parecida a una sonrisa en el curso de cuarenta y ocho horas.
II.
El escritor Lucas Pereyra viaja a Montevideo,
Uruguay, invitado para un festival literario en Valizas. Ahí conoce a Magalí
Guerra Zabala y queda prendado, como un bobo, de su silueta, su juventud, su…
En medio de una crisis matrimonial que se avecina con sesgos de tormenta final,
con un crío de pocos años y tratando de sostener su perfil de escritor, Pereyra
-¿un heterónimo del propio Mairal?- dará curso a una relación paralela que
parece no consumarse nunca. Una típica cana
al aire.
III.
La acción transcurre en medio de los
argentinos que retiran dólares depositados en bancos uruguayos para eludir las
restricciones impositivas que el mercado cambiario local impuso a sus tenedores
en el pasado gobierno. Mientras Pereyra va en busca de dólares y de un nuevo
encuentro, repasa su vida con Cata, su esposa. Así, Mairal construye una
fantasía de sexo y lujuria con esa uruguaya más joven y sexy, que solo
acarreará problemas y la necesidad de un sinceramiento. Una suerte de toma de
conciencia.
El libro de Mairal, gentileza de Epublibre
IV.
Cuando la narración tomaba ritmo, asumí
que los destinatarios de esta novela corta pertenecían a otra generación, no la
mía. No soy cuarentón ni tengo descendencia, no participo en redes sociales ni
sostengo intercambio con grupos en mi teléfono móvil. No obstante, reconozco
que lo que plantea Mairal existe para muchos que pueden sentirse identificados
y, en ese caso, la historia pueda resultar significativa.
V.
Por momentos, divertido, y en tantos
otros previsible, Mairal se encarga de darle una vuelta de tuerca a las
fantasías sexuales cuando el matrimonio está a punto de derrumbarse. ¿Cómo
rescatar lo que queda de bueno de ello? Tarea ímproba; todo un desafío para
quien tiene que enfrentar semejante situación, a sabiendas de sus propias
limitaciones. De prosa amena y coloquial, su lectura fluye rápidamente, dejando
un cierto sabor agridulce. Nada mal para empezar en las letras de este autor.
Existe una edición a cargo de Libros del Asteroide, más reciente.
Ya sabes lo que voy a decir ¿no?, pues eso.
ResponderEliminarPero me ha hecho gracia lo de "prendado, como un bobo".
Besitos risueños.
Sí, a esta altura creo que puedo imaginar qué dirías.
EliminarLa historia no está mal, pero tiene un perfil más para consumo local. Plantea algunas cuestiones sobre el deseo, el matrimonio como institución, etc. siempre desde un punto de vista masculino.
Me alegra saber que algo de mis líneas te han causado gracia. Ya era sabio el tango `Chorra´: ...tu silueta fue el anzuelo donde yo me fui a ensartar.
Besitos cómplices.
¡Uy! mal me lo pones Marcelo, para, ya no leer este libro, sino que para leer uno que tengo de Mairal en casa, que tengo que confesarte lo tengo de rehén hasta que me devuelva el libro que le presté al dueño de este, (dueña para ser exacto) pero me temo que mi libro de Ángela Carter quedará lejos, y me quedaré con uno de Mairal, que lo cierto es que no sé ni cómo se titula, por ahí anda preso pero sin grilletes
ResponderEliminarun abrazo
cuídate de los vascos que somos raros :)
¿Será Una noche con Sabrina Love, su afamado éxito? Vaya uno a saber... Lo que sí es probable que esté por detrás del de Carter de quien, dicho sea de paso, no he leído nada.
ResponderEliminarTodos somos raros, Wine... Y los de estas costas, ni te cuento!
Un abrazo grande.
He leído que ha gustado esta novela por las redes sociales, pero de entrada no me planteaba acercarme a su lectura. Tú no me ayudas porque transmites sensaciones desiguales. Veremos..
ResponderEliminarAbrazos!!
Debe ser que la sensación que me queda es desigual. No está mal, pero lo que plantea resulta algo trillado y previsible.
EliminarPor otra parte, puede que refleje una realidad para padres de hijos pequeños, a quienes la institución matrimonial lo está aburriendo y sobrellevar al crío le empieza a suponer un lastre.
Rescato, eso sí, el estilo directo de la narración de Mairal. No da lugar a titubeos.
Lamento ser de escasa ayuda a la hora de elegir.
Un gran abrazo!
Mañana comento esta lectura en mi blog. Está siendo muy laureado por las redes sociales, pero a mí... en fin, no hubo conexión, aunque fue una lectura... divertida.
ResponderEliminarUn abrazo
Me ha pasado lo mismo que a ti, Ana. No conecté, y eso que conozco bastante bien acerca de la atmósfera en que se desenvuelve la historia. ¿No habrá mucho de promo editorial?
EliminarGracias por darte una vuelta por aquí; ya mismo te leo.
Un gran abrazo.