I.
Al aparecer, el título causó tal
furor en el mundillo lector que parecía un tsunami que arrollaba todo a su paso.
Yo mismo fui sacudido por tan auspiciosos comentarios que, proferidos en masa,
llegaban allende el Atlántico, que inmediatamente fui en su busca. Mas, fiel a
mi decisión de esperar que cedieran los primeros fragores, tardó casi siete
años en tener su oportunidad. Ahora, el frío editorial que lo circunda resulta
propicio para brindar una visión más objetiva.
II.
La familia Sai está constituida por
Kweko, un eminente cirujano ghanés formado en E.E.U.U., y su esposa Fola, una
belleza nigeriana. Tienen cuatro hijos, dos de ellos gemelos, y viven
acomodados en Boston, Massachusetts. Un pleito por mala praxis lo exonera del
cargo que ocupa; en vez de notificar a su familia la mala nueva, decide
abandonarlos y volver a comenzar en Ghana. Esta síntesis del núcleo narrativo
se dispara a partir de la muerte de Kweko, a los cincuenta y siete años, de un
ataque al corazón.
III.
Selasi estructura la novela en tres
partes. La primera, que comienza con la muerte de aquél, narra la historia
familiar y presenta a los personajes, a la vez que construye sus perfiles
psicológicos. En la segunda, desarrolla cómo cada miembro intentará reunirse
con los demás con el fin de asistir al entierro del padre y esposo, a partir de
la diáspora en donde cada cual se halla, dieciséis años después de aquella huida
inicial. Por último, y en tierra africana, encara la reunión con motivos fúnebres
y cómo se desatan las pasiones y se liberan viejos rencores acumulados, en pos
de una catarsis que tiene mucho de redención.
IV.
La originalidad de este libro
estriba en que, a diferencia del típico planteo de otros autores afroamericanos,
que exhiben las dificultades que acarrean el desarraigo de las antiguas tradiciones
junto a las que supone la adaptación a una cultura totalmente nueva, Selasi
brinda su punto de vista focalizado en los afropolitas,
un término que ha acuñado para referirse a toda una generación de descendientes
–radicados en centros urbanos- de aquellos africanos que tuvieron que migrar debido
a las guerras. En esa mirada delinea la familia
inconclusa: la artificialidad de una vida que se ha propuesto ocultar la
incomunicación generacional y la carencia del sentido de hogar común, bajo la fachada del éxito profesional y la belleza exótica
de sus miembros.
V.
Por lo demás, una novela amena, coloquial, con riqueza de diálogos y sentires, que fluye hacia un final algo previsible -aunque no menos emotivo- guardando un mensaje: los que migramos aprendimos a querer; que sean los descendientes los que aprendan a quedarse. Propuesta de lectura más que interesante.
¡Hola Marcelo!
ResponderEliminarya te digo que es una propuesta más que interesante. Yo, a veces hago igual, espero a que pase el boom de una novedad para leerlo si la lectura me atrae (otras veces ese bombo me repele un poco). Veo que la espera (¡7 años!) ha merecido la pena y al menos ha cumplido tus expectativas.
Muy interesantes tus impresiones sobre el libro, lo tendré en cuenta, porque además no lo conocía, no recuerdo ese furor por estos lares
Besos
Hola, Marian! Gracias por darte una vuelta.
EliminarCreo que pude leerlo sin influencia mediática; no recuerdo ya qué se dijo. Sólo expreso lo que me disparó su lectura, independientemente de lo que a favor o en contra se haya escrito. Es distinto a otros libros de autores africanos. Se ocupa más en la mirada de aquellos que son hijos de padres migratorios. Sospecho que será de tu agrado.
Un beso para ti.
Una familia de africanos que no descienden de los esclavos de los siglos XVI o XVII, sino que el padre es un recién llegado a estudiar; una familia afincada en Boston, esa vuelta del padre a los orígenes africanos, la reunión familiar para asistir al entierro del padre con su previsible explosión de sentimientos que ocultan rencores y agravios es algo más que atractivo para mí. Tiene varios de los ingredientes que me apasionan en una novela por lo que la apunto ahora mismo. Curiosamente, no sabía nada de ella.
ResponderEliminarUn beso y gracias por el descubrimiento.
¡Qué raro que se te haya pasado a ti, que gozas de un 'radar' en este tipo de lecturas, Rosa! Sobre todo, porque no es la mirada típica del desarraigado y paria en su tierra. Focaliza sobre los hijos de emigrados y su sentir.
EliminarNada que agradecer; vaya a descontar tantos títulos que os debo.
Un beso para ti.
Lo estoy terminando y me ha atrapado totalmente.
EliminarAsí como extremo Oriente no me atrae mucho literariamente hablando, creo que debo bucear más en la literatura africana.
Es una novela distinta a la que se suele leer de este origen. Ojalá te sirva como elemento disparador para leer a Gurnah, el último Nobel.
EliminarUn beso.
¿Lo has leído? A mí no me suena de nada.
EliminarNo, para nada. Pero me he hecho de un par de libros suyos, para saber de qué se trata. Cuando lo incluya entre mis lecturas, te avisaré.
EliminarEntre nosotros, espero que no sea otro Mo Yan...
Este lo tengo apuntado desde hace tiempo, pero ha ido pasando al olvido. Ahora me lo recuerdas. Lo leeré. Un abrazo
ResponderEliminarMe alegra saber, Esther, que te lo he recordado; no fuera cosa que lo destinaras al olvido. Es algo distinto a lo que se suele contar de africanos en tierra lejana. Dale una oportunidad.
EliminarUn abrazo para ti.
Hola. Pues no lo sé. En parte sí y en parte no. Me imagino que la familia se enteraría igual, esas sentencias son públicas. ¿No? Es igual. De todas formas, me atrae por esa parte de búsqueda y de sacar trapos sucios pero lo veo demasiado serio ahora, no sé.
ResponderEliminarBesitos dudosos
No, justamente. Es un tribunal interno del hospital el que lo exonera por presión de una familia acaudalada. Y el pobre cristo, hace de cuenta que sigue yendo al hospital hasta un año después de su baja, esperando que prospere un juicio contra esa familia, ya sin poder hacer frente económicamente a los costos de la suya propia. Si te interesa más ahora, léelo.
EliminarBesitos aclaratorios.
Tenia este libro en una lista de literatura africana a seguir y/o comprar, parece atractiva la opción. Como curiosidad en aquel estudio por publicaciones, listas, recomendaciones etc que la componen o componían, (he ido comprando,quitando, sumamdo,) había unos 100 libros, y no estaba el premio nobel actual 🙂😯😧
ResponderEliminarGracias Marcelo
Cuídate
Podríamos debatir largamente acerca de los premios y los premiados, Wine. Digo, sin ir más lejos, que 'Karnaval', de Juan F. Ferré, ni aterrizó en estas tierras, aún siendo Herralde de Novela... Ni que contar del chismerío, de los arreglos entre bambalinas de sedicentes premios reconocidos... Todo negocio editorial y política global de por medio.
EliminarSi me preguntas, confío más en el Goncourt -que no ofrece estipendio alguno- que en Nobel y otras yerbas.
Éste es un buen libro, Amigo. Plantea otras cuestiones distintas del desarraigo y la invisibilidad.
Un afectuoso abrazo, Maestro.