I.
Exagero sin ninguna duda. Que un
título de un autor reconocido espere algún tiempo para ser leído, hasta me
resulta natural; la pirotecnia inicial deja paso a las letras para que hablen
por sí mismas, sin interlocutores ni interpretadores. Mas habiéndolo adquirido
desde su aparición en esta edición, este retraso es casi un acto de herejía. Las
causas del mismo, sospecho, habrá que hurgarlas en que esta novela no es una,
sino varias.
II.
Andrés Pasavento es un escritor y
doctor que goza de cierto renombre. En medio
de un viaje surge una pregunta: ¿de dónde viene esta pasión por desaparecer? Ahí
mismo, sin mediar aviso, decide abandonarlo todo y apartarse, siguiendo la
propuesta de su numen inspirador, Robert Walser, que pasó más de veinte años en
un manicomio en Suiza antes de morir, sin volver a escribir ni publicar, salvo
ejercicios caligráficos microscópicos realizados con lápiz.
III.
El problema de la renuncia es la
constatación plena y dolorosa de que nadie parece estar interesado en saber qué
ha sido de él. Por eso se hace pasar por psiquiatra y, a la vez que explora lo
que le ocurre socialmente, analiza su propia necesidad de ser otro. Guarda
interesantes reflexiones, como la siguiente,
‘La literatura consiste en dar a la trama de la vida una lógica que no tiene. A mí me parece que la vida no tiene trama, se la ponemos nosotros, que inventamos la literatura.’
IV.
El derrotero de Pasavento se
acompaña de un montón de citas a otros textos, que ramifican y derivan su
acontecer. En sus páginas desfilan no solo Walser sino Gracq, Sebald, Blanchot,
Jaeggy, Sterne, Tabucchi, entre otros, despertando la curiosidad de todo ávido
lector, quien encuentra en estas letras un torrentoso caudal de futuras lecturas,
a propósito de aquello que está leyendo.
V.
Fluido y coloquial, con muchos
guiños y veladas alusiones, Vila-Matas compone un texto sobre el arte de
desaparecer y sus posibles consecuencias, por más que algunas de ellas arriben
al plano de la fantasía y la elucubración. Pero, qué sería de la literatura si
así no fuera. Una novela con mucho condimento literario, de ese que nos gusta a
todos los lectores.
Definitivamente sí. Porque nos encantan estos libros sobre libros aunque nos pongan la lista a reventar. Lo de los psiquiátricos me llama la atención mucho también y lo de desaparecer, aunque coincido con vos, es muy literario.
ResponderEliminarBesitos comprometidos
Tiene mucho picante la novela en general. Hay una mirada no exenta de crítica del ego del escritor, algo de lo que Walser quería apartarse. Libro interesante, Guapa.
EliminarBesitos confiados.
Pues yo de Vila-Matas no he leído nada de nada de nada. Igual empiezo por este. Un abrazo
ResponderEliminarEl viaje vertical fue el otro título de Vila-Matas que abordé. Me gusta mucho su prosa fluida y precisa.
EliminarOjalá lo disfrutes tanto como yo, Esther.
Un abrazo para ti.
Yo tengo a este autor más abandonado de lo que debería. Tres libros suyos he leído y los tres me han parecido un portento. En el último, Bartleby y compañía, habla de Walser y de otros muchos como escritores que dejaron de escribir de una u otra manera y me lo ha recordado este doctor Pasavento que no creo que escribiera mucho en el manicomio. A ver si voy leyendo los libros que tengo del autor en mi estantería. me da un poco de pereza, pero cuando lo abordo me quedo encantada y subyugada.
ResponderEliminarUn beso.
Y yo lo tenía tanto como tú, Rosa. También tengo varios títulos suyos en espera. Su estilo literario y la precisión de sus expresiones cautivan a todo buen lector.
EliminarSi me permites, me parece una buena decisión que lo visites.
Un beso para ti.
Me gusta Vila-Matas aunque no he leído mucho de él (dos o tres libros) y observo que le gusta escribir sobre libros, algo, que si está bien hecho, me encanta.
ResponderEliminarDesaparecer es algo que necesito hacer de vez en cuando, así que el tema me interesa mucho.
Abrazos!!
Qué bueno leerte por estos lares, Uto! A ver si estos pos efectos de la pandemia nos devuelven a nuestro fluido contacto de otrora.
EliminarVila-Matas toma varios autores y desgrana apostillas sobre algunos de sus libros. Leerlo es enriquecer el acervo lector -a riesgo de aumentar la lista de pendientes, claro-.
Compartimos la necesidad de fuga. De vez en cuando, el beduino que también llevo dentro me pide un poco de desierto.
Un fuerte abrazo para ti.
Cada vez me interesan menos las novedades, tanto ya escrito y por leer, no me las hace necesarias.
ResponderEliminarUn gran autor este que nos traes, una novela que no conozco pero que seguro disfrutaré mucho.
Que tendrá de llamativo el hecho de desaparecer, quizás también el de aparecer después de un tiempo, siempre cuando es deseado. Tanto que nos trae la literatura, tanto que nos lleva finalmente a la realidad.
Pinta muy bien. Seguro que lo has disfrutado muchísimo. Gracias Marcelo.
Digamos que me he tomado el tiempo para leerlo. Aquí Vila-Matas juega con la idea del afamado escritor que prefiere apartarse -una clara alusión a Pynchon, que de hecho utiliza- y la desazón de constatar que, si desaparece, a nadie parece importarle. Es un buen contrapunto.
EliminarUn abrazo, Ana.
Yo más que leer a Vila-Matas, que me deja un poco frio, leo sus fuentes: Walser, Gracq(su tremenda Ribera de las sirtes), jaeggy(que supongo será Jaeggy Fleur), Sebald(todo Sebald, y es poco Sebald), a los dos Walser (Martín y Robert, para cubrirlo todo 😃..)a Sterne no quiero(pero vi Tristan Sandy en película, por si vale😊)..) y a Tabucchi y Maurice Blanchot los leí pero ni fú ni fá.
ResponderEliminar😃🤫. Gracias Marcelo
Un placer leerte.
Me alegra que mantengas el mismo espíritu frontal de siempre, Wine. Te leo y me sonrío pensando en que le sugerirías a Vila-Matas a ver si aprende algo de sus fuentes...
EliminarCoincido en que Sebald habrá de ser siempre poco.
Gracias por darte un vuelta, Maestro. Abrazo.