lunes, 31 de julio de 2017

El Don apacible. Libro 3, Mijaíl Shólojov


DeBolsillo, 2009

           En esta tercera entrega, que se inicia en abril de 1918 y se prolonga hasta junio de 1919, se narran las realidades de las aldeas del Don durante la insurrección de su ejército y el posterior éxodo cosaco a la margen izquierda del río debido a la ofensiva del Ejército Rojo.

             Esta Sexta Parte de la obra es la más extensa de todas y, probablemente, la que pone de manifiesto la guerra fratricida que surge entre los mismos cosacos. No por nada resulta emotiva: el insurrecto Petró Mélejov, hermano mayor del protagonista, es atrapado por una partida del Ejército Rojo y muerto a manos de su antiguo compañero, Mishka Koshevoi, pretendiente de su hermana menor.

           Shólojov deja bien en claro los motivos que ambas facciones esgrimen. Los bolcheviques intentan colectivizar los recursos despojando de ellos a los grandes señores rurales, utilizando para ello los sóviets –una asamblea entre trabajadores con carácter representativo-. Los cosacos del Don están de acuerdo con los sóviets, no así con la colectivización ni el despojo comunista.

            El avance del Ejército rojo se ve frenado por al ataque de los insurrectos en su retaguardia hasta que, pasados los meses, surge de aquellos una ofensiva dispuesta a dispersar a los cosacos opositores. Éstos, mantienen cierto contacto con el Ejército Blanco –zarista- por lo que la guerra entre Rojos y Blancos los asocia a los últimos.

            Por otra parte, la historia de Grigori Mélejov continúa su curso. Su arrojo y temeridad se vuelve proverbial y alcanza, gracias a ello, la comandancia de varias patrullas de insurrectos. Pero a la vez que gana renombre, toma conciencia del sinsentido de la lucha entre hermanos, cayendo en un profundo vacío existencial. Máxime, con la pérdida de varios amigos y de su hermano. Ni el recuerdo de la aldea de Tatarski, ni su familia y su mujer e hijos pueden aliviar su desolación. Tampoco el siempre vigente amor por Axinia Ástajov es capaz de atenuar su dolor interior.

            Shólojov va modelando el carácter de su personaje principal a medida que transcurren los hechos. Mélejov se vuelve dado a la bebida, iracundo e inconsciente, como si buscara acabar con su vida inmediatamente. Los días de descanso que lo devuelven a su aldea sólo sirven para ahondar más esa dicotomía en la que se debate: hombre de familia y campesino o soldado sin escrúpulos.

            Con el mismo estilo directo de los volúmenes anteriores, haciendo gala de un realismo extremo, el autor sostiene una historia familiar y de amor en medio de la guerra, que no es sino la lucha de todo el pueblo cosaco por alcanzar la paz y el regreso a los hogares. Pero ya se vislumbra que ese regreso tendrá un costo alto y, sobre todo, nada volverá a ser como era.

miércoles, 26 de julio de 2017

El sentido de resistir. Ganarle a Dios, Hanna Krall


Edhasa, 2008

I.

            De este libro tuve noticias el pasado diciembre y lo apunté, aún después de una escueta reseña en la que se nos advertía que es de lectura lenta, pues reflexiona sobre el ser humano envuelto en situaciones límites. Lo encontré, vi su brevedad y no dudé en llevarlo. En cambio, sí dudé –varias veces- de ser capaz de concluirlo.

II.

            La autora realiza una suerte de entrevista a Marek Edelman, el único de los cinco comandantes del gueto de Varsovia que sobrevivió al Levantamiento de 1943, poco antes de ser desmantelado. Edelman apela a sus propios recuerdos para presentar distintos escenarios de la vida en el gueto, del exterminio, de la insurrección defensiva que tuvo lugar y de la toma de decisiones en circunstancias extremas. Así, encara temas nada superficiales, como ser la aceptación de la muerte, la lucha por la dignidad, el sostenimiento de cierta ética humana a pesar de la locura reinante en medio de una guerra.

III.

          Edelman sostiene que cada vida humana que consigue sobrevivir en semejante entorno por acción de los demás, es una vida que Dios no ha podido cobrarse; una vida que se le gana a Dios. Pero lo más destacable del planteo de este médico devenido comandante de un reducto en liquidación –y una liquidación realmente efectiva- es el sentido de resistir, de no perder de vista por qué se lucha en esos momentos donde todo lo conocido perece y cuando es tan fácil abandonarse a la muerte.

IV.

          Con escenas fuertes -algunas más que dolorosas, cargadas de desesperación y renuncia-, en un texto que no encuentra orden porque el recuerdo va surgiendo a medida que se conversa, Krall compone un testimonio que no solo abarca el período final del gueto de Varsovia sino que alcanza también la experiencia de Edelman como cardiólogo posterior a la guerra. El gran dilema se puede resumir en qué vidas pueden ser salvadas y cuáles no. Es que cuando se entabla trato diario con la muerte, uno se vuelve responsable de la vida.

V.

            Pese a su breve extensión es un libro denso, poderoso, profundo, propicio para meditar sobre el valor de la dignidad y de la vida aún en medio del infierno. Agradezco a Utopía su recomendación. Lo que ella ha dicho sobre este libro, puede leerse aquí.

viernes, 21 de julio de 2017

El Don apacible. Libro 2, Mijaíl Shólojov


DeBolsillo, 2009

          Este segundo libro amanece en octubre de 1916 y se extiende hasta principios de 1918 (sospecho que hasta la firma del armisticio Brest – Litovsk, que puso fin a la participación rusa en la Primera Guerra Mundial, con considerables pérdidas territoriales para ésta). Consta de dos partes. La primera de ellas, la Cuarta Parte de la obra general, aborda no sólo el desempeño de su protagonista, Grigori Mélejov, en el frente ruso sino también el comienzo del descontento de un ejército mal pertrechado, la militancia bolchevique –que profundiza aún más ese descontento-, la destitución del zar en Febrero de 1917 y el ascenso de Kerenski al Gobierno Provisional.

            En la Quinta Parte, Shólojov no deja pasar la oportunidad de incluir a su protagonista en el estado deliberativo de la tropa respecto de las desavenencias entre Kerenski  y Kornílov, a la sazón Comandante en Jefe, y la creación del Ejército de Voluntarios –que se unirá posteriormente al contrarrevolucionario Ejército Blanco tras el fallido intento de golpe de Estado-. Además, los cosacos regresan a casa y se dividen en dos bandos: uno, partidario del ejército bolchevique y otro, inclinado hacia la independencia cosaca, con intención de resguardar solo las fronteras de los territorios del Don. Por no tener que elegir entre su familia o su amante, Grigori Mélejov decide quedarse con los bolcheviques, con quienes termina también desilusionado.

            Con otro puñado de personajes secundarios que aparecen para incluir nuevas historias y desaparecen como parte de la continuidad narrativa, Shólojov nos muestra cómo va cambiando la percepción de la guerra, primero internacional y luego civil rusa, en la mente del labrador rural. A medida que transcurren las páginas, se hace más evidente el despropósito de combatir en una lucha entre hermanos y la necesidad de alcanzar la paz a cualquier precio, para volver al hogar.

            Mélejov encarna, así, al labrador que sufre un debate interno. Por un lado, él mismo pertenece a una familia de pequeños propietarios rurales de tierras fértiles; por el otro, comprende la necesidad de que cualquiera debiera tener acceso a una parcela de tierra con la cual poder sobrevivir. Es esa duda sobre el sentido de pertenencia la que conduce el vasto relato. No le convencen ni la defensa de los intereses latifundistas –el motivo principal del Ejército Blanco-, ni tampoco la colectivización de tierra y bienes que proponen los bolcheviques en el poder.

            Haciendo gala nuevamente de un estilo directo y coloquial, Shólojov nos traslada a la triste realidad del labrador –u obrero- devenido militar, con responsabilidad sobre la vida de sus hombres, sin eludir el horror de la guerra, la miseria del saqueo a los vencidos y la crueldad de los fusilamientos sin juicio. Un volumen menos fluido que el anterior pero tan realista como aquél.

domingo, 16 de julio de 2017

Pelibro 10. Crónicas de motel

                En rigor, éste no es un clásico Pelibro. Wim Wenders, director del film, se enamoró de estos textos de Shepard y le propuso armar el guión para su realización. Con lo cual, el libro transita su propio camino, independientemente de la versión ofrecida por el director. Pero las recomendaciones de lectores amigos, como Wineruda y U-topía, hicieron posible la combinación. Si algo comparten ambas obras, es la atmósfera que transmite Shepard respecto de esa América profunda, morosa, cotidiana, de naturaleza texana pero con elementos californianos. Un detalle: del personaje encarnado por Harry Dean Stanton, tomó una banda de rock su nombre (Travis).




Libro

CRÓNICAS DE MOTEL

Sam Shepard (Anagrama, 2010)

‘Me volví hacia la extensión de tierras y me pregunté hasta dónde ir. Exactamente la misma pregunta que me hice antes, cuando nadaba en el océano. ¿A partir de qué lugar empieza a ser peligroso seguir alejándose? Y comprendí que uno se lo pregunta cuando ya empieza a creer que ha ido demasiado lejos.’

                Este libro es más un collage de escenas fragmentarias –incluyendo poemas y fotografías-, que una novela en stricto sensu. Shepard va desgranando página tras página una serie de recuerdos, anécdotas, historias, dolores viejos con arte magistral, en frases cortas y directas, sin florituras ni veleidades.

            El sonido nocturno del teléfono, la ancha carretera municipal, la típica cafetería al costado de la ruta, el desierto en toda su magnitud son elementos de los que se vale Shepard para ambientar sus cortos relatos, donde hombres y mujeres persiguen un destino mejor que el que les ha tocado.

            Borracheras compartidas, roles en films olvidables, la colección de discos del padre, todo se entremezcla para amalgamar un conjunto ecléctico de escenas que, sin duda, tienen mucho de autobiográfico pero que transmiten una atmósfera auténticamente americana, sin importar demasiado que el estilo elegido se asemeje a una road movie, en constante movimiento, como si en esa búsqueda de identidad fuera imposible detenerse.

            Un microrrelato seguido de un poema; una anécdota a la que se le intercala entre sus páginas una añeja fotografía… todo resuma una mirada algo descreída y melancólica acerca de la vida, por parte de quien ha experimentado fantasías y desazones por igual e intenta reflejarlo en el papel. En este sentido, el breve libro de Shepard alcanza ribetes de obra maestra. Una magnífica primera aproximación a sus letras.




Film

PARIS, TEXAS

Wim Wenders (Emerald, 1984)

            Ganador de la Palma de Oro del Festival de Cannes de ese año, la película no podía ser un bodrio. Basado en esa premisa, me hice de un original. Máxime, porque en los foros de cinéfilos la peli ranqueaba bien o más que bien.

            Travis Henderson viene cruzando el desierto de Mojave a pie, a pleno sol, con saco y corbata y una gorra roja. Se está acabando su provisión de agua y se acerca a una población desconocida en busca del vital elemento. Entra en una proveeduría, toma un bocado de hielo y se desmaya. A partir de allí, gracias a una tarjeta con el nombre de su hermano, se desencadenan los hechos.

            De a poco nos vamos enterando que Travis tiene un hijo de casi 8 años, Hunter, que fuera ‘adoptado’ por su hermano Walt y Anne, su esposa, ante la desaparición de sus padres, cuatro años atrás. Que no recuerda la mayoría de cosas que sus parientes repasan; que no quiere dejar de ser el padre de Hunter, por más que ello provoque un conflicto en la pareja de su hermano. Que no ha olvidado a Jane, su mujer y madre de Hunter, a quien marido e hijo deciden salir en su búsqueda.

            La actuación de Harry Dean Stanton en el protagónico de Travis se gana el reconocimiento de la platea espectadora; su composición del personaje raya en los diez puntos. El resto, con una Nastassja Kinski que aparece después de transcurrir medio film, aporta solidez a la narración y brinda uno de los momentos más emotivos hacia el final, donde todo se resuelve y aclara.

            Punto aparte merece el guión de Sam Shepard, que ha sabido construir con esa lentitud tan propia de los relatos sureños una historia con cadencia personal. Y el director decidió hacer primeros planos expresivos unidos a silencios profundos, que hablan por sí mismos. Es tanto lo que se dicen como lo que el espectador debe suponer.

            Una obra maestra que puede ofrecer el séptimo arte. Imprescindible para todo cinéfilo y para no perderse de ninguna manera los amantes del buen cine. 

Testimonio del décimo Pelibro

martes, 11 de julio de 2017

El Don apacible. Libro 1, Mijaíl Shólojov


DeBolsillo, 2009

            Departía amablemente con el owner de una casa editora local, en su conspicua librería ubicada en el barrio de Palermo en plena Ciudad de Buenos Aires, cuando surgió este título y, en un gesto inmediato que lo enaltece, lo tomó de un escaparate destinado a consumo personal y me lo ofreció en esta versión de cuatro tomos, con estuche, que él mismo había traído de su reciente viaje a España. Me explicó que había perdido la intención de leerlo cuando tomó verdadera cuenta de su extensión; además, al ser una edición económica, era más que accesible. Mi desmedido asombro no impidió que aceptara su oferta. Aún hoy, le estoy sumamente agradecido.


          Esta epopeya cosaca consta de ocho partes: tres abarcan el primer volumen; dos, el siguiente; la sexta parte constituye el tercero y las dos finales se incluyen en el último. Como la obra aborda la historia de los cosacos del Don desde poco antes de la Primera Guerra Mundial hasta el nacimiento de la Rusia Soviética, decidí encarar su reseña por libro, en aras de una mejor comprensión de la misma. El autor la fue ofreciendo a lo largo de doce años, entre 1928 y 1940.

             Es la historia de Grigori Mélejov y su familia, desde la adolescencia hasta la adultez; con ella, Shólojov repasa la historia del pueblo cosaco en ese período. Grigori vive junto a su padre, Pantelei Prokofievich; su madre, Ilínichna, su hermano mayor, Petró; su cuñada Daria y su beba, y su hermana menor Duniashka en una suerte de caserío cercano al río Don. La Primera Parte narra el asentamiento de la familia, presenta y describe las características principales de los componentes familiares y va hilando una historia pasional entre Grigori y la esposa de Stepán Astájov, vecino de la familia Mélejov, que concluye con el casamiento forzado entre su protagonista y Natalia Korshunov, hermana de su amigo Mitka.

           En la Segunda Parte se presenta a la familia de comerciantes Mójov, el episodio entre Elisaveta Mójov y Mitka Korshunov; el abandono de Grigori del lecho conyugal para fugarse con la mujer de Astájov -yendo a trabajar como servidumbre de la familia Listnitski- y el llamado a filas para realizar el servicio militar. La Tercera Parte, que se inicia en marzo de 1914, relata el alistamiento de Grigori, su hermano y sus amigos para combatir contra húngaros, austriacos y alemanes; la traición de su amante y su regreso al hogar paterno y a los brazos de su esposa.

        El estilo literario es ameno y coloquial. Shólojov va introduciendo personajes a medida que anuda historias. Algunos de ellos brindan una mirada sobre el clima de efervescencia política en que se vivía, haciendo foco en el desprecio entre cosacos y ucranianos, el discurso bolchevique extendido entre los jóvenes, el apego al zarismo de la clase burguesa rural y refleja cómo va cambiando el pensamiento de Grigori al vivir nuevas experiencias. Si bien son muchos los personajes a tomar en cuenta, el libro resulta fluido. Al menos, ha tenido un comienzo prometedor.

jueves, 6 de julio de 2017

e-book 19. Ballotage. Un amor que destruye ciudades, Eileen Chang


Libros del Asteroide, 2009

I.

         Venía precedido de un par de auspiciosas críticas de otros lectores. Lo rotundo de su título junto a la brevedad del texto hicieron el resto. Me gusta poder disfrutar de historias lejanas, basadas en otras realidades, muy distantes de mi zona de confort y con cierta carga emotiva.

II.

          Liusu Bai es una joven descasada. Se ha divorciado de un marido golpeador y ha vuelto al hogar familiar. Tiene que lidiar con las otras mujeres de la familia quienes, a falta de culpable, la toman de punto, achacándole su renuncia. Para colmo, compite con su hermana menor por una oportunidad para ser –nuevamente- desposada. Así las cosas, busca la manera de emanciparse del yugo paterno. La ocasión de presentar a un posible pretendiente para su hermana da lugar a una historia de amor.

III.

             El seductor Fan Liuyuan, algo mayor que ella, intentará capturarla en su red. La lucha contra los convencionalismos en la China de 1940, donde está en juego el honor de las doncellas, promete líneas de alto voltaje emocional. No obstante, ambos personajes se manejan dentro de lo socialmente aceptable, con mucho contenido erótico y diálogos fecundos para dos outsiders que intentan vivir una segunda vuelta en sus vidas; una suerte de ballotage.

Chang, por gentileza de epublibre

IV.

            Con poco menos del ciento de páginas, de estilo directo y gran fluidez, Eileen Chang compone una novela magnífica en la que el amor persiste más allá de la tradición; nace en medio de una situación caótica –como la ocupación japonesa de Hong-Kong en 1941- y se sostiene en base a una decisión de ambos protagonistas de vivirlo al completo. Es que se necesitó la destrucción de Hong-Kong para unirlos.

V.

            La novela se acompaña de un relato corto –‘Bloqueados’- en la que sus protagonistas se ven atrapados dentro de un tranvía en Shanghái. Él, un hombre casado, se acerca a una joven con quien intenta iniciar una relación clandestina, pero todo se desvanece cuando el bloqueo concluye, en clara alusión a cómo la imaginación despierta cuando la ocasión le da alas. Por un momento, recordé la letra de James Blunt en You´re beautiful; resume bastante bien la sensación. Como conclusión, algo distinto a lo que suele ser parte del mainstream literario. Una buena propuesta.

sábado, 1 de julio de 2017

Cuervos. El rey Lear de la estepa, Iván S. Turguéniev


Akal, 2008

I.

            Como lo indica la portada, el presente trabajo acompaña al de Leskov. Me parece acertado que dos títulos en clara referencia a sendas obras de Shakespeare fueran reunidos en un mismo volumen; al menos, brindan versiones actualizadas, con neto sesgo local, basadas en los dramas homónimos del gran bardo.

II.

            Es habitual en Turguéniev que el texto principal se introduzca después de una corta referencia; en este caso, una reunión de amigos. El narrador, ahora crecido, fue testigo de la historia de Martín Petróvich Járlov, un gigantón bonachón muy trabajador, vecino de su casa paterna, quien alguna vez le salvó la vida a su madre y por ello era asiduo visitante. Era viudo y con dos hijas. La mayor, Anna, se había casado con un joven avaro y servil; la menor, Evamplia, iba camino de hacerlo, cuando un sueño obró como señal de muerte para Járlov y decidió poner todos los bienes a nombre de sus hijas. A partir del instante de su firma en la notaría, dejaría de ser el señor de sus posesiones para convertirse en un simple habitante más de la vieja casona donde había pasado toda su vida.

III.

          En el primer tercio del relato, Turguéniev realiza la semblanza del personaje y de su entorno familiar, así como del lazo que lo une a la familia del narrador y a él personalmente. Luego, una vez desencadenados los hechos que conducen a un creciente abandono y deterioro de Járlov respecto de sí mismo y con sus hijas y yerno, usa a éstos como vehículos de la pérdida del respeto a quien fuera el máximo proveedor de la familia; del desdén de los jóvenes por quien envejece y se vuelve una carga para, finalmente, ser víctima del maltrato y la expulsión.

IV.

            Con una prosa directa, roles protagónicos bien construidos y un puñado de personajes secundarios que contribuyen a la consolidación narrativa, Turguéniev toma la posta del rey Lear, con trasfondo ruso pero de igual destino trágico. Es que la confianza en creer que los descendientes harán por uno todo lo que uno espera de ellos es más que una quimera, acaso un imposible. No por nada hay un aforismo oral que advierte: ‘cría cuervos, y te sacarán los ojos’.

V.

            La escena final, que oscila entre el absurdo y lo grotesco, no deja de ser emotiva. Carga con toda la fuerza de la ignominia y la humillación acumuladas a lo largo de años, para convertirse en un ejercicio de liberación; una catarsis trágica pero emancipadora. Un libro corto; casi, un relato largo, pero con la plena potencia del clásico Turguéniev. Sus letras siempre serán una experiencia única.