DeBolsillo, 2009
Departía
amablemente con el owner de una casa
editora local, en su conspicua librería ubicada en el barrio de Palermo en
plena Ciudad de Buenos Aires, cuando surgió este título y, en un gesto inmediato
que lo enaltece, lo tomó de un escaparate destinado a consumo personal y me lo ofreció en esta versión de cuatro tomos, con
estuche, que él mismo había traído de su reciente viaje a España. Me explicó
que había perdido la intención de leerlo cuando tomó verdadera cuenta de su
extensión; además, al ser una edición económica, era más que accesible. Mi
desmedido asombro no impidió que aceptara su oferta. Aún hoy, le estoy
sumamente agradecido.
Esta epopeya cosaca consta de ocho
partes: tres abarcan el primer volumen; dos, el siguiente; la sexta parte
constituye el tercero y las dos finales se incluyen en el último. Como la obra
aborda la historia de los cosacos del Don desde poco antes de la Primera Guerra Mundial hasta el nacimiento de la Rusia Soviética, decidí encarar su
reseña por libro, en aras de una mejor comprensión de la misma. El autor la fue
ofreciendo a lo largo de doce años, entre 1928 y 1940.
Es la historia de Grigori Mélejov y su
familia, desde la adolescencia hasta la adultez; con ella, Shólojov repasa la
historia del pueblo cosaco en ese período. Grigori vive junto a su padre,
Pantelei Prokofievich; su madre, Ilínichna, su hermano mayor, Petró; su cuñada
Daria y su beba, y su hermana menor Duniashka en una suerte de caserío cercano
al río Don. La Primera Parte narra el asentamiento de la familia, presenta y
describe las características principales de los componentes familiares y va
hilando una historia pasional entre Grigori y la esposa de Stepán Astájov,
vecino de la familia Mélejov, que concluye con el casamiento forzado entre su
protagonista y Natalia Korshunov, hermana de su amigo Mitka.
En la Segunda Parte se presenta a la
familia de comerciantes Mójov, el episodio entre Elisaveta Mójov y Mitka
Korshunov; el abandono de Grigori del lecho conyugal para fugarse con la mujer
de Astájov -yendo a trabajar como servidumbre de la familia Listnitski- y el
llamado a filas para realizar el servicio militar. La Tercera Parte, que se
inicia en marzo de 1914, relata el alistamiento de Grigori, su hermano y sus
amigos para combatir contra húngaros, austriacos y alemanes; la traición de su
amante y su regreso al hogar paterno y a los brazos de su esposa.
El estilo literario es ameno y
coloquial. Shólojov va introduciendo personajes a medida que anuda historias. Algunos
de ellos brindan una mirada sobre el clima de efervescencia política en que se
vivía, haciendo foco en el desprecio entre cosacos y ucranianos, el discurso
bolchevique extendido entre los jóvenes, el apego al zarismo de la clase
burguesa rural y refleja cómo va cambiando el pensamiento de Grigori al vivir
nuevas experiencias. Si bien son muchos los personajes a tomar en cuenta, el
libro resulta fluido. Al menos, ha tenido un comienzo prometedor.
Cuando era pequeño, en la balda de los -pocos- libros que había en mi casa, estaba "campos roturados" de Shólojov, negro, grande, de pastas duras y sin cubierta. Siempre fue una impresión de rotundidad la que emanaba del libro, asomado a mis coloridos libros de Blyton o Verne o Salgari o Twain, siempre me dio "campos roturados" la impresión de ser algo para adultos, para gente seria, que aquello lo leería alguien con algo que decidir y pensar.
ResponderEliminarHoy lo tengo por ahí, le tengo cariño, pero aún no he crecido lo suficiente para leerlo ,:)
Espero tus siguientes capítulos sobre este libro con ganas
un abrazo
cuídate
Linda anécdota, Wine.
EliminarCuando me ofrecieron las 'Obras Completas' de Andreiev -en un formato más que minúsculo, que databa de casi un siglo atrás- me entró una mezcla de respeto y lejanía que aún conservo. Puede que mi sentir se acercara al que señalas.
Gracias por esperar mis líneas a venir; no creo que sean destacables, aunque sí serán honestas.
Me cuido.
Un fuerte abrazo para ti.
Me suelen gustar las sagas familiares, esas historias que se alargan en el tiempo, se entretienen en unos y otras y te imbuyen en un mundo que no es el propio haciéndote soñar. Los cosacos parece promesa de aventuras diversas (¡¡cómo eran temidas las cargas de los cosacos en la Rusia zarista!!).
ResponderEliminarMenuda aventura has iniciado, eres un valiente sin duda alguna.
Un enorme abrazo.
Ésta es una epopeya, con todos los elementos para serlo. Es aventura y realidad a la vez; sobre todo, propone una mirada más cotidiana y menos mítica. Para Shólojov los cosacos eran (son) gente como nosotros; apegados a la tierra y sus alternancias climáticas, sin ganas de confrontar.
EliminarSí hay una carga de sueños y necesidades dispuestas a aflorar en cada línea, pero no ocupan sobremanera la novela. Y las descripciones del entorno geográfico son más que poéticas...
No soy valiente, sólo iniciador; encaro estas lecturas hoy alejadas del gran público con la esperanza de despertar la curiosidad de otros buenos lectores -como tú- para hacerse del tiempo y de las ganas de leer cierta épica, alejada de lo cotidiano pero no menos importante.
Un abrazo grande, y gracias por tu aliento.