lunes, 28 de enero de 2019

Novelas de Stefan Zweig. 1. Clarissa, Stefan Zweig


Acantilado, 2012

             Mantenía una deuda enorme con el autor. No había visitado sus letras, aún cuando muchos lectores con quienes intercambiamos opiniones así lo sugerían. Lo único que tenía a mano era este volumen, que compila once de sus novelas y me pareció prudente incluirlo para el presente año de lecturas. Es por eso que las reuniré bajo este título. No seguirán el orden establecido por la casa editora, sino en función de la oportunidad o de la disponibilidad de tiempo, según su extensión. Es intención personal que estas novelas hagan una aparición mensual.

I.

        Comienzo con una obra inconclusa. Al parecer, Zweig trabajó magníficamente los primeros capítulos, pero alguna razón desconocida impidió que los últimos tuvieran mayor gravitación. Esto es evidente por la comparativamente escasa extensión de los mismos. Por ello, sólo podemos apreciar su arte a medias, aunque mucho de su mirada y de su vocación humanista, que han sido un sello de su literatura, están presentes en esta novela.

II.

            Clarissa es una joven austríaca, huérfana de madre al nacer. Tiene un hermano dos años mayor y su padre mantiene un alto cargo en el Ejército Imperial. Dueño de un carácter marcial, distante, entregado totalmente a su trabajo de información, Clarissa crecerá casi sin contacto familiar. A los ocho años, en 1902, es destinada a un convento en las cercanías de Viena; allí permanecerá diez años hasta casi concluir sus estudios, pues una importante noticia que aquél le hará saber en 1912, la obligará a valerse por sí misma. Se emplea como auxiliar de Silberstein, un neurólogo famoso, quien en 1914 la envía a Lucerna a participar en un congreso pedagógico. Allí conoce a Léonard, el secretario del mismo, un socialista francés con quien comparte puntos de vistas sobre la humanidad y terminan enamorándose. Pero la guerra los sorprende en medio del idilio y cada cual regresa a su hogar –ahora, como enemigos-. Solo que para Clarissa la situación es distinta: se halla embarazada.

III.

            Resulta llamativo cómo la trama se resuelve en una serie de capítulos que sólo son bosquejos de lo que seguramente Zweig tendría en mente. Pero todo su talento narrativo, la composición psicológica de sus personajes y las oportunas escenas con que desarrolla el contenido, no eluden su propia mirada sobre la Humanidad. En boca de Léonard expone su propio pensamiento,

             ‘El nacionalismo lo corrompe todo. Es el mal que coloca una única patria por encima de todas las demás. Nos involucramos de lleno en las necedades que cometen nuestras naciones. En el patriotismo. ¿De qué nos sirve ser honrados y bienintencionados si encima de nosotros hay un puñado de personas que no quieren serlo? Ellos miran las banderas extranjeras con la hostilidad del toro que se abalanza contra la tela roja. Tenemos que romper con el patriotismo. ¡Al diablo con las naciones!’

IV.

            Aún en la brevedad, existen una serie de planos que son dignos de mención. El debate sobre el aborto –tema de tanta actualidad- entre Clarissa y Silberstein es uno de ellos. La influencia de la crianza de los niños en la evolución posterior de su personalidad y temperamento es otro. El miedo a la deshonra, el uso de la mentira con fines lucrativos y la aceptación de un matrimonio por conveniencia de ambas partes son otros tantos. Da pena que Zweig no haya continuado la novela, que podría haberse convertido en algo mucho más relevante.

V.

            No obstante, más allá de las limitaciones, ya sea por su estilo fluido, por los recursos literarios utilizados, la construcción de sus protagonistas o por las ideas que exhibe en el transcurso de las páginas, vale la pena leer esta novela, que deja sed de más. Un próspero inicio en sus letras.

miércoles, 23 de enero de 2019

Buffet Froid. Del asesinato considerado como una de las bellas artes, Thomas De Quincey


Alianza, 2013

I.

            Los criterios de apreciación estética van cambiando con las épocas o las modas. Basta comparar las figuras de Hélène Fourment –modelo y esposa de Rubens, en el siglo XVII- y la de la modelo inglesa Twiggy, de los pasados años ’60, para comprobarlo. Entonces, ¿por qué no evaluar el planteo y la ejecución de un asesinato perpetrado a sangre fría bajo una mirada puramente estética? De eso habla esta ingeniosa obra de De Quincey.

II.

            El breve libro está constituido por tres trabajos independientes aparecidos en años distintos. El primer artículo vio la luz en 1827 y toma la forma de un acta conmemorativa a cargo de un miembro de la Sociedad de Conocedores del Asesinato, sita en Londres, donde aborda las maravillas de asesinatos acaecidos en la Historia, ejecutados según las reglas clásicas, es decir: mazazo imprevisto en la cabeza para aturdir a la víctima, seguida de degüello. Nada de pócimas y venenos de origen italiano, que denigran la profesión y anulan su calidad estética.

III.

            El segundo artículo, más breve, parece haber aparecido en 1939 y no en 1929 como lo indica la contraportada –el propio autor refiere a la actual Reina (Victoria), quien asumió el trono en 1937-. En él, existe un contrapunto entre el relator y un habitué de la Sociedad, y se desgrana en una desopilante historia entre un par de socios, médico asesino el uno y enterrador el otro.

IV.

            Finalmente, en la última mitad del libro, asistimos a un Post Scriptum datado en 1854, donde el autor repasa dos asesinatos célebres: los cometidos por John Williams y los hermanos M’Kean. Aquí, la labor es casi periodística, con profusión de detalles macabros, que hacen al modus operandi de sendos asesinos. La edición se completa con un prólogo a cargo de quien fuera el traductor.

V.

            Provisto de una pluma ágil, fino humor negro, ironías y alusiones con sorna a la Iglesia –tanto católica como presbiteriana-, con el uso de elementos tomados de la crónica y jugando con el carácter morboso de los hechos, De Quincey nos brinda una obra de vanguardia para el tiempo en que fue escrita. Al fin y al cabo, al igual que la venganza, el asesinato planeado se sirve frío. Recomendable para pasar un buen momento.

viernes, 18 de enero de 2019

Pelibro 15 y e-book 37. El instante más oscuro

                Este Pelibro se armó gracias al film, que fue muy promocionado en su momento, pero desconocía el libro que le dio origen. Aunque parece ser que el libro se escribió a posteriori de aquél, dada la necesidad de ofrecer el argumento al gran público lector, interesado en tener más datos sobre el momento de la Historia que encarnan los personajes.


E-Book 37

EL INSTANTE MÁS OSCURO

Anthony McCarten (Anagrama, 2010)

                Esta novela histórica –por expresarlo de alguna manera- narra, a lo largo de diez capítulos los pormenores de la asunción de Winston Churchill como Primer Ministro del Reino Unido en mayo de 1940, sucediendo en el cargo a Sir Neville Chamberlain, y su desempeño hasta el 4 de junio del mismo año, momento en que se presenta en la Cámara de los Comunes para notificar la gravedad de la situación política –Francia a punto de caer bajo el poder de la Alemania nazi, quedando Inglaterra como último bastión de los Aliados- con una célebre pieza de oratoria.

            La figura del estadista férreo y combativo que seguramente todos poseemos acerca de Churchill en una suerte de imaginario colectivo suele ocultar matices de la persona que McCarten rescata del olvido, apartando al héroe, volviéndolo más humano. Todas las dudas que al protagonista le surgen durante el ejercicio de su mandato –si tiene sentido luchar por la libertad hasta la muerte contra los arrolladores nazis o si fuese mejor gestionar una posibilidad de negociar la paz a un costo prudente, para salvar vidas humanas- quedan en evidencia en este trabajo, profusamente documentado a través de actas y testimonios de los testigos oculares de esos días tan aciagos.

            Allí están sus convicciones acerca de la libertad; su historia previa –incluido su cambio de partido-; su relación con su esposa y compañera, Clementine; sus marcadas diferencias de criterio con Lord Halifax –a cargo del Foreign Office- y del propio Chamberlain, presidente del Partido Conservador; la desconfianza suscitada no sólo ante el Gabinete de Ministros sino también en el rey Jorge VI acerca de su capacidad para dar órdenes precisas a los que se hallaban en el frente, sin descuidar las previsiones necesarias para la seguridad de la población de la isla. Y también, por supuesto, está el salvataje de la Fuerza Expedicionaria Británica replegada en la costa de Dunquerque y la resistencia hasta el final de los ingleses destacados en Calais.

            En un estilo literario que cabalga entre la novela y la crónica, McCarten ilumina otras facetas no menos singulares de ese hombre a quien la Historia llamó para liderar la defensa de un estilo de vida basado en la libertad. Lo despoja de su imagen de héroe y lo muestra con dudas, contradicciones, caprichos y veleidades, casi como cualquier ser humano, que tiene que enfrentarse con la tarea titánica de mantener la esperanza y el ánimo, si cabe, a todos sus compatriotas y, por qué no, al resto del mundo expectante. Un buen libro.


Film

LAS HORAS MÁS OSCURAS

Joe Wright (Focus Features, 2017)
           
            Quizás el mayor acierto de la realización haya sido el casting que determinó que Gary Oldman se hiciera del protagónico, con un Winston Churchill no sólo creíble sino mucho más asimilable que lo que la Historia nos ofrece. Este piloto de tormentas fue encarnado con un destacable equilibrio entre el estadista comprometido que tiene que tomar decisiones amargas para todo el pueblo –incluso para él mismo- y el hombre de familia quien, sin el contínuo apoyo de su esposa, hubiera capitulado antes de lanzarse a la quimera de dar vuelta un resultado adverso, tal como parecía en esas horas en las que se focaliza la narración.

            El film es un point biopic, es decir, una visión sobre un momento particular de la vida de Winston Churchill, donde estaba casi completamente solo frente al poder nazi; cuando toda Europa había caído bajo el poder de Hitler y su máquina de guerra, y nada hacía prever una pervivencia del Imperio Británico, con sus efectivos militares totalmente acorralados en la playa de Dunquerque, donde sólo un milagro los devolvería con vida a su tierra.

            Comienza en los primeros días de mayo de 1940, cuando se está por votar la destitución de Chamberlain y la necesidad de conformar un gobierno de coalición entre conservadores y laboristas para enfrentar las aciagas horas de la guerra. Y concluye con aquel famoso discurso de Churchill donde deja claro que ‘nunca nos rendiremos’, a fines del mismo mes. La caracterización de Oldman para el rol principal sencillamente es descomunal; desde el inicio se mete en la piel de un Churchill odiado por la mayoría, y una minoría que recela de él –el fracaso del ataque a Gallípoli está fresco en la memoria de muchos-. Acaso lo único con que cuenta es la compañía incondicional de su esposa –Clemmie, encarnada por una siempre eficiente Kristin Scott Thomas-.

            Las escenas más conmovedoras –con Winston y su secretaria dactilógrafa, junto al rey Jorge VI o en su paseo por el subterráneo londinense con la gente común-, marcan un trabajo de Oldman superlativo, aunque hecho a la medida de su interpretación puesto que no figuran en el libro original. El resto del elenco acompaña muy bien el nerviosismo del momento, las elucubraciones sobre la paz con Hitler y las dudas sobre la conducción de Churchill, aportando fuerza narrativa al contexto histórico. En suma, una película de dos horas de duración que vale la pena ser vista.

Testimonio del decimoquinto Pelibro

domingo, 13 de enero de 2019

Segundo round. Una verdad improvisada, Carmen M. Cáceres


Pre-Textos, 2016

I.

            Venía precedido de buenos comentarios en la Red y, al verlo breve, decidí concluir mi año calendario con él, pues estaba necesitado de una lectura intimista para atravesar las despedidas de año y las reuniones familiares con motivo de unas fiestas que, por más extroversión y buenos deseos, no aliviaban la tristeza de ser las primeras sin la presencia de mi madre.

II.

            ¿Qué nos mantiene unidos a nuestra pareja, que no es la primera y, por tanto, no conserva la ilusión y el candor de aquella con la que soñamos compartir el resto de los días?, ¿podemos seguir apostando a una relación adulta, honesta y duradera, cuando ya hemos sido víctimas de la frustración y el desencanto?; ¿cómo capear la rutina sin perder la alegría de estar juntos? Estas son algunas preguntas que sobrevuelan el texto que la autora nos propone en esta novela de poco más de un ciento de páginas.

III.

            Clara, la narradora, convive con Bruno. Ella trabaja como profesional en una cadena de veterinarias; recibe un salario fijo y bien remunerado. Él, en cambio, es fotógrafo freelance y sus ingresos fluctúan según su frecuencia. Ambos en la treintena, han tenido pareja anteriormente, aunque sin hijos como herencia. La novela plantea cómo es la convivencia en una segunda relación, cuando se ha perdido la ingenuidad de la primera y aún no se ha fraguado la confianza en el otro que la haga perdurar. Repasa cómo se vive la adaptación mutua, el equilibrio entre los hábitos propios y ajenos, de manera de traspasar con cierto éxito los momentos de desilusión y renuncia que apareja la vida diaria.

IV.

            El hecho de que Bruno se quede temporalmente sin voz –un fenómeno que ya había sucedido con su ex esposa-, desata los celos de Clara, lo que ahonda en cómo convivir con el pasado del otro sin darle mayor trascendencia de la que merece. Hacia el final, la aparición de Manuel -un cliente- y una escena de sexo fugaz, cuestiona sobre la profundidad del compromiso asumido.

V.

            Con una prosa precisa, diáfana, y en estilo coloquial, Cáceres construye a través de una mirada perspicaz de lo cotidiano una novela sobre la esencia del amor, la inseguridad y el peso del pasado en aquellos que decidieron darse la oportunidad de vivir una suerte de segundo round. Un auspicioso debut, que propone la reflexión y el debate.

martes, 8 de enero de 2019

Espíritu turco. Cinco ciudades, Ahmet Hamdi Tanpinar


Sexto Piso, 2018

I.

            Fue verlo en la Red y decidir adquirirlo. Por lo que se anunciaba, no tenía que ver con otros escritos del autor. Justamente eso fue lo que despertó mi curiosidad. Tuve que vérmelas en figurillas para obtener un ejemplar; nadie sabía de él. Una vez hallado y acabado, el contenido estuvo a la altura del oneroso desembolso.

II.

            La casa editora compila en este libro una serie de ensayos publicados entre 1941 y 1945 en diversos medios turcos sobre sus reflexiones sobre un grupo de ciudades referentes, desde la caída de Constantinopla –el fin del Imperio Romano de Oriente, en 1453- hasta el momento en que fueron escritos. Para esto se vale de la arquitectura, la música y las artes de las mismas –a más de las figuras políticas y artísticas correspondientes-, recorriendo varios siglos de historia nacional, de gobernantes y creencias, de selyuquíes, otomanos y turcos que heredaron ciudades, pueblos y gentes, imperio y república.

III.

            Ankara, Erzurum, Konya y Bursa, todas ellas en Anatolia, son visitadas por este caminante sin par a lo largo de su vida, rescatando de cada una los elementos más significativos que hacen a la sociedad y el rol que cumplieron en la vasta historia de Turquía. Como era de esperar, dedica algo menos de la mitad del libro a Estambul. Monumentos, mezquitas, poemas, miradas, anécdotas y un juicio de la Historia despojado de connotaciones políticas son los elementos que Tanpinar –maestro de Pamuk, según palabras de éste- utiliza para describirnos cada ciudad, como un Cicerone que va develando secretos que hacen al tejido social, al espíritu turco.

IV.

            En un estilo que roza lo poético, Tanpinar nos invita a acompañarlo en un viaje hacia un pasado que ha sido tan glorioso como doloroso. Haciendo una reflexión, dice,

‘Si se piensan estos poemas a la luz de la época en que fueron escritos, resulta ser como una última oración que se eleva desde un barco que se hunde. Toda la creación se encuentra ahí, en ese amplio gemido que se dirige directamente a Dios. Anatolia, consumida y hundida, se lanza sobre esa oración o invitación que nace del eco de todo lo que ha desaparecido arrastrándose como un animal herido entre tantas diferencias de credos y costumbres, estirpes y sangres, y vuelve a la vida bebiendo de aquel manantial. Porque ésta es la voz de la esperanza y el perdón.’

V.

            Por un lado, hay una vertiente nostálgica que impregna el texto sobre un pasado al que no se le ha guardado el debido respeto. Pero sobre el final el autor reconoce que sería poco menos que imposible vivir hoy en la corte de Solimán el Magnífico sin renegar de los beneficios que apareja la modernidad; una manera de reconocer que el presente es irrenunciable. Un libro para recorrer los rincones de una histórica Turquía, que apasionará a cualquier buen lector.

jueves, 3 de enero de 2019

Voyeurismo cibernético. Kentukis, Samanta Schweblin


Random House, 2018

I.

             Una novedad editorial, recibida casi con fanfarrias, de una de las escritoras locales más afamadas y representativas de su generación, máxime tras ser nominada al Man Booker Prize por su novela anterior. Las expectativas habían aumentado, pues Schweblin ha abandonado en la presente obra –aunque no del todo- la atmósfera de inquietud opresiva ya célebre en sus relatos.

II.

            Me cuesta enmarcar este trabajo dentro del género novela; me inclino a creer que es un guión destinado a TV o a una miniserie, dada la estructura fragmentaria de los relatos que lo componen, que frecuentan la misma naturaleza del episodio unitario, con un vehículo común que mantiene la ilación. Los kentukis son unos atractivos animales de felpa, provistos de grandes ojos y un par de ruedas –accionadas por un motor interno- que se desplazan por el entorno donde se mueven sus amos. No pueden comunicarse de ninguna manera, salvo con un chirrido que emiten a modo de advertencia o satisfacción y vienen provistos de un cargador. Pero los ojos son la cámara que permite a un desconocido acceder a la vida del amo; generalmente ese ser se encuentra distante geográficamente. El amo puede comprar el artefacto en cualquier tienda –aunque su precio no es de acceso masivo-; el ser compra una licencia a la empresa vía Internet sin saber dónde amanecerá una vez establecida la conexión, ni quién o quiénes serán sus amos.

III.

          No resultan tan importantes los kentukis en tanto aparatos sino como excusa para que Schweblin exhiba posibles cursos de acción de quienes están pendientes para ver lo que otros tienen para ofrecerles y esos otros que se exponen por placer a la mirada de los desconocidos. En sentido estricto, todo el libro es un condensado de voyeurismo cibernético, a los que nos tienen habituados programas como ‘Gran Hermano’ o films como ‘The Truman Show’. Aquí hay quienes miran y quienes se dejan mirar; una rara combinación entre ‘Sliver’ y los Tamagotchi de los ’90.

IV.

            En el inventario hay historias –como la del inicio- que comienzan y cierran en el mismo capítulo; otras, permanecen a lo largo de todo el libro que mantienen la tensión. Pedofilia, exhibicionismo, afán de hacer dinero, trata de personas, todo ello se reúne alrededor de estos dispositivos sin que Schweblin eluda el motivo principal: la soledad y el aislamiento social al que nos vemos más y más confinados a diario. Y el rol que las redes sociales y la tecnología juegan en ello. Una vía de escape a la monotonía gris de nuestra existencia.

V.

          Con un estilo fluido, directo, Schweblin indaga sobre la soledad de los estratos medios -pues, por su costo, las clases bajas no tienen acceso-, ya sea para sobrellevarla mejor o para satisfacer nuestra necesidad de curiosear en la vida de los demás. Buen libro.