El Aleph, 2005
Célebre por otros títulos, como ‘La Guerra de los mundos’ y ‘La máquina del tiempo’, las ficciones de H. G. Wells destacan por su proverbial imaginación y coherencia narrativa en el terreno de la ciencia – ficción. Menos conocida es –al menos, para quien escribe- su presencia en el género del relato. Esto fue lo que llamó mi atención a la hora de hacerme de este ejemplar.
El libro, cuya traducción está a cargo nada menos que de Javier Cercas, con una extensión que no alcanza la centena de páginas, incluye tres relatos. En el primero, ‘La puerta en el muro’, aborda el diálogo de un par de compañeros de escuela y amigos que, ya adultos, se reencuentran y uno de ellos cuenta al otro la aparición fantástica de una puerta en medio de un muro a una temprana edad, la cual al ser atravesada guardaba un entorno edénico, en total contraste con su cotidiana vida infantil. La misma fantasía se ha presentado repetidamente a lo largo de su vida pero, en estas ocasiones, hubo decidido eludir la tentación de traspasarla, debido a priorizar otros proyectos: forjar un futuro, tomar responsabilidades, etc. Ahora, añora su aparición, estando dispuesto a repetir la prístina experiencia. Lo que deviene de esta espera ansiosa, remata el cuento.
En el segundo, que le da origen al título del libro, se narra la historia de un avezado guía escalador de los Andes ecuatoriales, oriundo de Bogotá, quien en una expedición sufre un accidente, yendo a dar con su humanidad a las cercanías de un valle, rodeado exclusivamente por montañas y muros de piedra, en el que se encuentra una comunidad humana que presenta una particularidad: desde hace decenas de generaciones, han nacido ciegos, con lo que han perdido la noción de lo que significa ‘ver’. Basado en el aforismo ‘En el país de los ciegos, el tuerto es rey’, el andinista supone poder convertirse en una suerte de monarca merced a la gracia de su vista. Pero… ¿es necesaria la vista en una sociedad que carece de ella?, ¿o más bien es un defecto que impide la integración?
Por último, en ‘Historia del difunto señor Elveshan’, se narra un singular intercambio de identidades entre un joven ambicioso e ingenuo y un viejo decrépito con renombre y fortuna. ¿Es posible transmutar el cuerpo sin la personalidad? ¿Existe droga alguna que permita renovar nuestras identidades? ¿Cuánto estamos dispuestos a entregar por la promesa de un futuro sin sobresaltos? Estos son algunos tópicos que el relato se encarga de transmitir.
Narrados en estilo coloquial, los cuentos resultan fluidos y dinámicos. El primero tiene aspecto de reelaboración de la fábula de Alicia atravesando el espejo y, fundamentalmente, una similitud con el cuento ‘El colombre’, de Dino Buzzati –que sugiero consultar-. El segundo plantea hasta qué punto puede cambiarse la forma de encarar la vida cuando no se perciben los beneficios que tales cambios pueden aparejar. El último, me hizo recordar en parte a esa excelente obra de Kafka, ‘La metamorfosis’, con algo de ‘El extraño caso del señor Valdemar’, de Edgar A. Poe, donde todo parece ser algo y resulta otra cosa. Quizás un lugar por dónde empezar en el universo de Wells.
Marcelo Z
Fantásticos descubrimiento, recomendación y reseña. El que lee tampoco sabía de la existencia de estos relatos y se los apunta sin más dilación. Me gusta mucho la ciencia ficción. Estoy seguro de que me va a gustar. Un abrazo Marcelo :)
ResponderEliminarLo vi y llamó mi atención, justamente porque no soy de leer sci-fi. Y no defraudó; dieron ganas de leer más. Imagino que ha de ser de tu gusto, Yossi. Breve y rotundo. Un fuerte abrazo.
EliminarNo soy mucho de leer relatos, de todas formas me quedo con tu reseña. Me lo apunto!
ResponderEliminarBesos y gracias!
Bienvenida, Lau. Gracias por darte una vuelta. Yo tampoco soy de leer relatos, pero estos resultan entretenidos. Ojalá los disfrutes tanto como yo! Besos!
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