Mondadori, 2012
Desde orígenes distintos –y remotos- me había llegado la trascendencia de Pron como autor, lo que azuzó mi curiosidad literaria. Este título se hallaba entre lo más granado de su obra –junto a ‘El comienzo de la primavera’- y decidí llevármelo.
Antes de comenzar, es necesaria una confesión. Soy bastante reacio a leer autores argentinos que dirigen su mirada hacia lo acontecido en los años de la última dictadura militar. No por apañar o esbozar una justificación -de ningún modo y bajo ningún aspecto- sobre el accionar de un Estado terrorista que sembró y abonó con horrores nuestra historia como país. Ni hablar. Sino porque habiendo vivido en carne propia los acontecimientos y participado de todo lo que se ha dicho, revelado y escrito posteriormente, sin volverme indolente, creo que saturaron mi capacidad de asombro. Y el que diferentes organizaciones agiten el espectro de los muertos con fines políticos a lo largo de más de treinta años, sin dejar que éstos descansen en paz, me parece que no construye una sociedad basada en la colaboración y la solidaridad; más bien, exacerba las diferencias que debieran dejarse atrás para alcanzar una identidad común. Lo que no significa pérdida de memoria. Tampoco. Dicho esto, se comprenderá mi recelo y desconfianza sobre toda novela que incluya a los ‘desaparecidos’ en su trama.
Este texto resulta una novela autobiográfica. Pron nos relata la historia de un joven –él mismo-, nacido en 1975, que se ausenta de Argentina entre los años 2000 y 2008, y debe regresar debido a la enfermedad de su padre. Saliendo de un período de excesos y drogas, el protagonista ha perdido en gran medida su memoria. En ese ir y venir de la casa familiar al hospital, encuentra un material que su padre ha compilado acerca de un crimen perpetrado en el pueblo cuya víctima ha sido un hombre de sesenta años, conocido por él. El intento de descubrir el móvil de ese hecho lleva al hijo a asumir por qué ha perdido su memoria.
Hay diversas formas de encarar su lectura pues incluye una parte del género policial; otra, con el oficio de ‘corrector’ –transcripción de informes periodísticos y policiales, en los que se señala mediante corchetes los errores ortográficos y de sintaxis-. Pero, al decir del autor, escribió esta historia donde,
“…el crimen individual tenía menos importancia que el crimen social, pero éste no podía ser contado mediante los artificios del género policial sino a través de una narrativa que adquiriese la forma de un enorme friso o la apariencia de una historia personal e íntima que evitase la tentación de contarlo todo, una pieza de un puzzle inacabado que obligase al lector a buscar las piezas contiguas y después continuar buscando piezas hasta desentrañar la imagen:…”
El objeto principal es, entonces, la reconstrucción de la memoria perdida que, a su vez, se propone recuperar el vínculo con aquellos cuyas vidas fueron segadas por el sinsentido y la intolerancia. Hay simetrías y también diferencias entre ambos planos.
Destaco cómo el autor va desgranando el pasado mientras rearma los hechos del presente, intercalando su historia personal y familiar con la del amigo asesinado y su hermana desaparecida. El final se vuelve emotivo y esperanzador. Con una prosa fluida, Pron nos narra parte de su vida, su visión del pasado y de las luchas que sus padres hubieron de sostener en medio de un entorno de represión y muerte. En este sentido, la novela es un homenaje a toda una generación que quiso cambiar la sociedad tratando de volverla más justa y equitativa. Buen libro.
Marcelo Z
Lo encuentro un poco frío. El tema tampoco es de mis favoritos, en este caso lo dejo pasar. Montones de besos
ResponderEliminarNo suelo leer este tipo de libros, Norah. Por eso lo aclaré en los primeros párrafos. Salvando lo doloroso, está muy bien escrito. Gracias por pasar. Besos para ti.
EliminarPues me los apunto los dos, Marcelo, de hecho los tengo, este y El comienzo de la primavera. Para nosotros, allende los mares, es además un testimonio, un ojo a lo que conocemos más de oída que por haberlo vivido pero entiendo las reticencias, a mí también me pasa con la Guerra Civil y dictadura. un abrazo :)
ResponderEliminarComo construcción alrededor de la memoria -para no repetir los mismos hechos- es un buen ejemplar. Es más un homenaje a los militantes de los '70 que una historia con trama policial. Mas debo reconocerte que estoy cansado de todo aquello que hacen de nuestros 'desaparecidos' bandería política para obtener réditos económicos. Pareciera que no somos capaces de mirar hacia adelante. Espero que no te pase lo mismo con la Guerra Civil y dictadura. Un fuerte abrazo, Yossi.
ResponderEliminarVaya, Marcelo, me alegro que te haya gustado. Lo reseñé hace meses para UnLibroAlDía y me quedó muy buen recuerdo de él. Creo que el equilibrio entre el tono ficticio y lo necesariamente solemne (y por tanto, más emotivo) está muy bien conseguido. Pron tiene un gran futuro, es un tipo joven con unas cuantas décadas por delante.
ResponderEliminarEstuve detrás de 'El comienzo de la primavera' y sólo pude conseguir éste. Me parece haber visto tu reseña -que volveré a visitar, claro-. Comparto con vos eso del equilibrio. Tendré que leer un poco más de la obra de Pron para estimar cuánto promete su carrera literaria. De todas maneras, es uno de los pocos libros que habla de esa época que lo hace con altura. Un abrazo, Francesc, y gracias por darte un vuelta por acá.
EliminarComprendo perfectamente lo que dices... a mi (y leo que Yossi piensa igual) me pasa con la guerra civil, pienso que se tiene que seguir investigando desde el punto de vista histórico pero me ha cansado como ficción.
ResponderEliminarNo conocía al autor, así que lo apunto porque además me gusta mucho la novela negra (más que la policíaca) y parece que también tiene esa dimensión.
Un abrazo!
Para una mujer que se reconoce partidaria de la diosa Razón, imagino que puede ser de tu agrado, Laura. Es un libro que, más allá de la trama, lleva un buen número de reflexiones acerca de la identidad y la memoria, de lealtad hacia los amigos y las raíces propias. Y demuestra que con pocas páginas puede hacerse una muy buena obra. Ojalá lo disfrutes! Un beso grande para ti.
EliminarHola, Marcelo. Abres esta reseña con una gran reflexión, con la que sólo puedo coincidir. De todos modos, en mi caso, el periodo al que hace referencia el libro no representa lo mismo para mí, y no me vendría nada mal leer algo más sobre el tema. ¿Cuál sería tu primera recomendación en este sentido? ¡Muchas gracias! Un abrazo,
ResponderEliminarHola, Offus! Qué difícil pregunta! El problema de recomendarte un libro para que puedas entender esa época de violencia política nuestra es el enfoque que brinda su autor. No obstante, buscaré aquello que me parezca más 'neutro' y te haré llegar mi elección. Independientemente de ello, este libro es bueno. Un beso grande para ti.
EliminarEs cierto que resulta un poco cansador el tema, e incluso un poco "taquillero" en la cultura argentina. Pero cuando me puse a escribir una novela no pude evitar caer en el lugar común de incluir algo de la dictadura, ya que inevitablemente nos constituye como país, como cultura y como generación.
ResponderEliminarInteresante el libro, preciosa la portada.
Saludos
Una cosa es hacer alusión, inclusión o cierto grado de presencia en el escrito. Otra distinta es hacer de ello un culto, cualquiera sea el enfoque. Y los argentinos abundamos hasta el agotamiento cuando un tema nos puede dar rédito. Basta con leer periódicos. Por supuesto que el pasado reciente pasó a ser parte de lo cotidiano y ha forjado nuestra forma actual de ver las cosas; es un hecho. Parece difícil que esta generación sea capaz de soslayarlo en su actividad artística, tal como lo decís. Este libro, al menos, lo logra de alguna manera. Besos, Vale.
EliminarGracias por tu interés en mi trabajo, Marcelo. Un placer leerte, así que gracias de nuevo y gracias a tus comentaristas por sus aportes.
ResponderEliminarAl contrario, P. Soy yo el agradecido por haberte dado una vuelta por aquí; un espacio con sólo comentarios de buenos lectores, honestos. Cuando haya leído tus otros trabajos -que espero disfrutar tanto como éste-, los reseñaré de la misma sincera manera. Un abrazo.
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