Anagrama, 2008
Una
recomendación del 2008, apuntada en 2009, hizo que me hiciera de un ejemplar.
En el ínterin, adquirí otras obras de Auster y sólo di lectura a ‘La habitación
cerrada’ -uno de los textos que compone la ‘Trilogía de Nueva York’-, que era
parte de una colección impresa por un periódico local presentada en una mínima edición
de bolsillo. Me pareció oportuno encarar alguno de sus títulos y la elección
recayó en éste por el hecho de ser el que más esperó ser leído.
Nathan Glass es un jubilado sesentón,
divorciado a la fuerza después de treinta y tres años de matrimonio. La
supervivencia a un cáncer de pulmón ha empujado su decisión de regresar a
Brooklyn, su lugar natal, para terminar –si se quiere- sus días en esta tierra.
Tiene en proyecto escribir sobre las idioteces propias y ajenas que ha
aquilatado en su vasta experiencia de vida –‘El libro del desvarío humano’-.
Suele asistir a la fonda del barrio, por el solo hecho de estar enamorado de la
camarera centroamericana, y también a la librería de usados de Harry Brightman.
En ella, un día se encuentra con su
sobrino Tom, otrora esperanza intelectual de la familia, después de muchísimos
años de ausencia de noticias. Éste, un joven treintañero que se gana la vida
como taxista, retoma el vínculo con su tío y los días les van deparando otras
historias: la verdadera identidad del librero, la llegada misteriosa de la
sobrina de Tom –enviada por su hermana Aurora-, los inolvidables días vividos en
las inmediaciones de Brattleboro, el rescate de Aurora y los amores de sus
protagonistas, son el condimento que un inteligente Auster ha sabido disponer
para construir un relato en base a hechos cotidianos.
Ambientado en ese barrio de Nueva
York en el año 2000, destaco la prosa dinámica y fluida de Auster –que le ha
deparado tantos adeptos y adictos-. El libro se lee rápido, las aventuras se
suceden y conducen hacia un final reflexivo. Es la búsqueda del ‘Hotel
Existencia’, una suerte de refugio interior donde resguardar los momentos
felices, la realización personal, la sensación de bienestar, el fluir con la
vida sin mayores preocupaciones; una construcción imaginaria que nos alberga
cuando nuestra vida se desmorona y el vacío se hace presente, un lugar al que
acudir cada vez que el entorno se vuelve más difícil de aceptar, y a la vez nos
permite enfrentar el futuro con cierto grado de esperanza, cuando todo ha
perdido sentido.
Narrada en primera persona por
Glass, quien alterna el protagonismo con Tom, la novela devela distintas
regiones oscuras del pasado familiar y de la galería de personajes que los
acompaña. Todo el conjunto ofrece así una meditación sobre la felicidad y cómo el
paso de los años nos va dejando poco margen para hallarla y vivirla intensamente.
Un libro que aporta una mirada optimista acerca de la vejez y de la vida en
sociedad.
No sé si te había dicho que soy austeriana, me encanta este escritor que voy escanciando para no agotarlo de golpe. Unos libros me gustan más que otros, pero no me suele decepcionar.
ResponderEliminarEl que comentas hoy es uno de mis favoritos y una de las obras por las que me considero austeriana. Ese fluir de la narración, el confluir de historias y personajes aparentemente sin relación... y sí, ese optimismo sin exageraciones que emana de sus historias.
Me ha encantado recordar los detalles de esta novela al leerte.
Muchos besos, querido Marcelo!!
No me impactó tanto como el de la 'Trilogía' pero no le niego mérito ninguno. De hecho, creo que su estilo narrativo hace la diferencia. Es esa manera fluida de relatar, unida a la construcción de las historias que se entrelazan, la responsable de su atractivo. Conozco a muchos austerianos como tú, que disfrutan de su lectura y son poco menos que fanáticos seguidores.
ResponderEliminarMe alegra muchísimo el haberte recordado con mis humildes líneas semejante deleite, U-to. Un beso enorme!
Te has atrevido con mi novela favorita, que sepas que te la has jugado, jeje. Es verdad, Auster hace que lo cotidiano se convierta en algo especial, su historia da luz y rescata ciertos personajes olvidados por sistema en estos tiempos en los que parece que sólo siendo joven puedes vivir y hacer cosas, como si las oportunidades se acabaran a partir de cierta edad. No me encuentro entre el grupo de fanáticos de Paul, sólo estoy enamorada de su literatura.
ResponderEliminarUn beso para vos.
Comparto lo que dices, y voy un poco más allá. Creo que, a su manera, critica esa clase de exitismo por la 'juventud', como si la experiencia de vida no contara para nada en estas sociedades 'posmodernas'.
EliminarPor otra parte, Auster deja en claro que existe otro tipo de vida para los más maduros, tan apasionada y perfectible como para cualquier joven, sin tanta pirotecnia pero no menos pasional.
Tendré que leer otras más de 'Paul', como tú lo llamas.
Un container de besos para vos desde aquí. Eso sí, deberás esperar que lleguen en barco, así como yo espero por los libros que vienen desde allí.
Me pregunto si estarás contenta con tu nuevo rey.
Más besos.
Iré al puerto a esperar mi valija.
EliminarNo es mi rey, es el rey de mi país y no, no me gusta un pelo, le falta inteligencia, carisma y empatía. Y la reina tiene ya un trastorno alimenticio seguro y está obsesionada con su aspecto y la cirugía y eso que era guapísima y estaba muy bien. No sé qué faceta de su vida quiere compensar pero ha perdido el norte. Es de las que si se pondría el encaje en la primera cita, ¡y se lo quitaría!
Pues, que me ha quedado clara tu opinión. Y con la frase final no la dejas muy bien parada a la reina, por cierto. Besos y gracias.
EliminarBueno, con cierto tipo de hombre sólo hay un camino y una oportunidad y si es lo que quieres...
Eliminar¿Te dije que te quiero mucho? Pues lo hago público.
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