Libros del Silencio, 2013
Lo apunté
apenas leí un comentario sobre él; parecía una bocanada de aire fresco en medio
de tanto negocio editorial y novelas de
medio pelo. Para más, provenía del puño de un promisorio joven escritor que
ya había hecho sus primeras armas con otra obra de cierta repercusión, y ésta
no venía a la zaga. Mas el deceso del fundador y director de la casa editora en
enero de 2013 –justo cuando aparecía este título en el mercado-, condenó al
sello a su desaparición a los meses y se volvió poco menos que imposible hallar
en estas tierras un volumen de cualquier cosa que hubiera sido parte del
catálogo. Afortunadamente, un alma caritativa lo dispuso en formato digital y
nos permite seguir gozando de buena literatura.
Dos niños, de los que sólo sabremos
que uno es el Grande y el otro el Pequeño, yacen en un pozo en medio de un
bosque. Las dimensiones son tales que les permite moverse con algo de libertad
dentro de él pero les impide trepar o escalar hacia su superficie. No se sabe
cómo llegaron a allí, ni por qué ni con quién. Están solos, a la intemperie,
sin agua ni comida; sólo cuentan con una bolsa que contiene un par de bocados,
que han decidido guardar para darle a la madre el día que se liberen.
El Grande ha intentado un par de
veces eyectar hacia lo alto al Pequeño, pero sólo ha conseguido lastimarlo. La
falta de alimento la suplen con raíces, insectos y cualquier otra fauna que
caiga eventualmente en sus manos. Pero los días se suceden y nadie aparece para
ayudarlos. Las inclemencias climáticas los van condenando día tras día a la
inanición y el consiguiente deterioro de las funciones orgánicas. Para colmo,
deben mantener a raya a una jauría de lobos hambrientos, azuzados por el olor
que despiden sus cuerpos.
Así planteada, la novela transcurre
con el declive físico y mental de sus protagonistas, sin posibilidades de
escape ni socorro alguno, hacia un anunciado y trágico desenlace. Pero un golpe
de efecto final revela gran parte de la razón de la trama y, fundamentalmente,
el amor que une a ambos hermanos, capaz de perdurar más allá de la muerte física.
Introducción del libro en la versión digital
El autor logra crear en este breve
relato una atmósfera trágica en la que, a la vez que pasan los días y la
situación se va volviendo más insostenible, los hermanos se van aferrando más
uno a otro. No es sólo el Grande quien protege al Pequeño; esa protección que
ejerce es suficiente motivo para seguir con vida, hasta el último y postrer
esfuerzo por sacar al Pequeño de allí.
Con diálogos bien provocados y
escenas que no eluden la fiebre, la disentería y formas varias de alucinaciones
y locura, Repila nos coloca en una situación límite. ¿De dónde sacamos fuerzas
cuando ya no nos queda ninguna?, ¿cómo logramos hacerle creer a los demás algo
en lo que nosotros dejamos de creer? ¿Somos capaces de ofrendar nuestra vida
para la salvación del prójimo? Estas son algunas de las preguntas que
sobrevuelan este texto fluido y coloquial, con buena composición psicológica
de sus protagonistas, que rescata la fraternidad y el amor por encima de las
vicisitudes.
¡Madre del mar hermoso! Y ya pensaba yo, después del último comentario de Norah en mi blog, que soy la masoquista. A éste no me acerco ni de lejos.
ResponderEliminarsaludos
A diferencia tuya -creo-, no tengo hijos, Agnieszka. Por eso me animé a leer semejante texto. Y aunque sea crudo, está muy bien.
EliminarGuarda el dinero para otro más de tu agrado.
Un abrazo.
Hola Marcelo. Menuda trama nos has traído. De momento no es lo que que "necesito", pero te agradezco el que nos lo hayas presentado. Ese último párrafo tuyo, con sobre todo esa pregunta "¿cómo logramos hacerle creer a los demás algo en lo que nosotros dejamos de creer?" es crítico. Si está bien escrito, y aborda estas cuestiones, está para jugar en las ligas mayores...
ResponderEliminarPara seguir con las metáforas yanquificadas, de momento no lo compro, pero lo apunto en mi "shopping list".
Un abrazo
Es que eso es lo que plantea: hacer creer al hermano que él aún cree en ello para mantenerle la esperanza, sobre todo porque su hermano es el único motivo de su vida.
EliminarEs un libro crudo, pero interesante.
Un fuerte abrazo, José!
Ah! No puedo dejar comentarios en tu espacio. Fíjate por favor si hay alguna restricción y yo chequearé por aquí.
He visto los otros comentarios y aumenta mi interés por el libro.
EliminarY me quedé pensando en eso que pusiste: qué situación crítica si las hay esa de "hacer creer al hermano que él aún cree en ello para mantenerle la esperanza, sobre todo porque su hermano es el único motivo de su vida". (no sé subrayar o poner en negrita en este espacio que te da Blogger, pero subrayaría lo segundo). Ese segundo motivo lo hace doblemente dramático, si cabe.
Si el autor logra, con ese argumento, dosificar y mantener la tensión junto con la intriga, ha de ser un gran libro.
Con respecto a las entradas en mi blog (ese cuasi-blog) no veo que tenga problemas. Hoy entró un comentario, por ejemplo. No soy muy ducho en la materia, y teniendo vos y yo Blogger, no debería haber inconveniente. Cuéntame si persiste. Un abrazo.
La muerte ronda todo el tiempo, acechando hoja tras hoja. Y lo que le depara al más pequeño -y más vulnerable- le depara de otra manera al mayor.
EliminarLo triste es que por aquí no se consigue el libro. El importador ya avisó que el catálogo de esta editorial 'ist leider kaputt'. Por eso acudí al formato digital.
Ya he visto que he podido dejar comentarios en tu espacio. Todo OK.
Otro abrazo.
Hola Marcelo. He pasado y no había nada tuyo. Se vé que algo sigue fallando. Misterios de la blogósfera. No te preocupes. Un abrazo.
EliminarLa verdad es que no siente especial predileccion por acercarse a esta obra... Casi siente uno los pelos de punta...
ResponderEliminarUn abrazo, y gracias por la reseña
Imagínate, Ildefonso. Y a mi casi no me queda ninguno! Ja, ja.
EliminarUn abrazo para ti, y gracias por darte una vuelta.
¡¡¡Qué obra tan peculiar!!! Me quedo con una enorme curiosidad por saber los motivos por los que esos dos hermanos están en el pozo.
ResponderEliminarParece una historia dura pero, a la vez, ese amor fraternal seguro que atempera el horror de la decadencia física y del miedo por una muerte inminente.
Es difícil saber hasta donde estaríamos dispuestos a llegar en casos extremos como el que plantea la obra. Soy de la opinión que esas circunstancias extremas sacan lo mejor, y lo peor, del ser humano y que solo podemos saber dónde nos encontraríamos nosotros al vivirlo. Imposible preveerlo.
No me suena nada el autor. Voy a buscar algo sobre él.
Un fuerte abrazo!!
Es exactamente eso, U-to. Es una historia de entrega en medio de la locura extrema, del sinsentido más absoluto.
EliminarY el final... es conmovedor; sólo eso justifica su lectura. Un canto a la fraternidad bien entendida.
Un gran abrazo para ti!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¡Hola!! Pues parece un libro durillo, pero de esos que te transmiten muchas cosas, muchos sentimientos. No lo conocía ni al libro ni al autor, pero lo anoto
ResponderEliminarBesos
Es intenso, Marian. Hay escenas crudas y otras memorables. Además, es breve. Si lo ves por allí...
EliminarGracias por darte una vuelta por aquí.
Un beso.
Ah! Se me había olvidado este libro. Gracias por recordarme, aunque con la ristra de lecturas que tengo acosándome no sé yo... Pero la brevedad en estos casos siempre corre a favor de ser un libro elegido.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
Qué alegría es leerte por aquí, Ana! Sí, es un buen libro para tomar en cuenta. Y lo breve lo hace más atractivo aún.
EliminarUn gran abrazo!
Uuaau, un relato potente, por lo que leo, ¿no, Marcelo?
ResponderEliminarSin embargo no me “echan para atrás” este tipo de propuestas, al contrario, también busco en la literatura acercarme a lo que serían los límites de nuestra capacidad física, mental, etc. No me falta ese punto de masoquismo, eso sí, solo literario, a fin de cuentas ciertas cosas solo las podemos vivir en los libros, ¿por qué desaprovecharlo?
Cuídate campeón.
Amigo Paco, no es un libro apto para almas sensibles o impresionables. Algunas escenas son crudas, pero bien vale la lectura. Sobre todo porque la fraternidad cohesiona el texto. Una situación extrema, sin duda.
EliminarSi te atreves, puede parecerte muy buen libro.
Recibe un fuerte abrazo!