Eterna Cadencia, 2014
Al
aparecer su segundo libro de cuentos bajo el mismo sello editor me pregunté si
no me estaría perdiendo algo, si no interesante, al menos novedoso. Mas fiel a
mi principio de comenzar por lo primero, me incliné por su título anterior. La
proximidad de una semana de vacaciones junto con la brevedad de sus páginas fueron
la excusa para llevarlo conmigo.
Los relatos que componen esta selección
ya habían visto la luz en otras publicaciones de tenor local, pero es la
presente edición la destinada a allegar al gran público tanto al material como al
autor.
La mayoría del contenido pareciera
tener lugar en el pueblo de General Cabrera, sito en la provincia de Córdoba,
de donde Falco es oriundo, aunque bien podrían insertarse en otras geografías
con carácter pueblerino, sin sufrir menoscabo alguno. En cambio, son pocos los
relatos con tintes urbanos.
Una ofrenda a la Virgen, la muerte
de una mascota, la quema de un ave, la confesión de un intento de suicidio
después de muchos años, la parición de un perro azul son, entre otros, los
móviles de esta antología en la que el nervio conductor es siempre un hecho
cotidiano, sin mayor trascendencia aparente, al que Falco se encarga sabiamente
de darle un giro adecuado para sembrar inquietud, con aristas que bordean la
locura, lo sobrenatural y la perversión, o la ingenuidad y el costumbrismo.
El libro de Falco visitando la plaza central
de Humahuaca, Pcia. de Jujuy, Argentina
En sus narraciones se entretejen testimonios
de abuelos, tradición religiosa, observaciones sobre la vecindad, que facilitan
la construcción de personajes totalmente verosímiles, aún con historias que no
lo son. Es que el discurso narrativo de Falco, directo y franco, se basa en la oralidad: el lector asiste expectante a
una escena que el autor le está describiendo verbalmente, de manera que no lee lo que ocurre, lo está viendo. Es el estilo escogido lo
que hace diferente a esta colección que, por lo demás, no deja de trascender el
nivel de anécdotas de pueblo. Eso sí, fantásticamente narradas.
Como en toda compilación, es posible
que el nivel de los relatos presente altibajos, puesto que los temas abordados
y el trasfondo de los hechos hacen variar la extensión de los mismos, tanto
como el uso de ciertos golpes de efecto, mas el conjunto en general se vuelve llevadero y
entretenido.
No soy una voz autorizada a la hora
de evaluar el libro dado que no suelo leer relatos, como es de público
conocimiento. Pero resultó ser buen compañero de viaje y muy apropiado para
despejar la cabeza del diario trajín. Un buen ejemplar para iniciarse en el
universo literario de Falco.
Me pasa como a ti, no acostumbro a leer relatos. Sin embargo los cuentistas que me encantan son argentinos: Cortázar y Borges. Algo debe haber por esas tierras que provoca tan buenos escritores de cuentos. Si te han gustado siendo poco lector de relatos, eso apunta bien.
ResponderEliminarAbrazos grandes!!
Parece que la tierra se vuelve propicia para contar relatos, U-to. Éstos particularmente tienen el encanto de transcurrir en un pueblo, con los condimentos propios del lugar.
EliminarUn fuerte abrazo!
Hola amigo Marcelo.
ResponderEliminarTampoco soy muy dado a los relatos, y sin embargo todos los libros que he leído en dicho género este año me han gustado bastante, creo que le voy tomando el gusto...
Me seduce mucho lo de la oralidad que cuentas sobre éste, y la ambientación rural, me gustan esos relatos con cierto sabor añejo a pueblo, y además muy bien narrados como señalas. Apuntaremos el nombre.
Un abrazo!
Ah, se ve animada la plaza central de Humahuaca :)
ResponderEliminarImagina, Paco, que yo te cuento algo y tú te lo puedes representar con sólo cerrar los ojos. Ése es el acierto de Falco.
EliminarLa plaza de Humahuaca SIEMPRE está animada; es mucha la cantidad de turistas que la visitan por día.
Un gran abrazo, amigo!