miércoles, 12 de junio de 2019

Épica renacentista italiana. Orlando furioso, Vol. 1, Ludovico Ariosto


Cátedra, 2002

I.

            Era una cuenta pendiente desde que un colega me lo recomendara y lo comprara a su consejo hace casi dos décadas. Desde entonces esperó hasta hoy. Soy consciente de que una reseña no debiera entregarse por partes, pero debido a la extensión –más de tres mil páginas- me tomo esa licencia. Máxime, cuando la lectura de este primer volumen me ha ocupado parte de todos los sábados y domingos del año en curso. Imagino que otro tanto ocurrirá con el restante.

II.

            Las fuentes en las que abreva el Furioso son, naturalmente, el Orlando Innamorato, de Boiardo; las Églogas y la Eneida, de Virgilio; el Cancionero, de Petrarca; las Metamorfosis, de Ovidio y la Commedia, de Dante Alighieri, entre otras menores. La influencia ejercida por el texto puede hallarse en el Carlo famoso, de Zapata; La Araucana, de Ercilla y, por supuesto, en el Quijote, de Cervantes. Afortunadamente para el profano, esta edición es profusa en citas a pie de página, que revelan origen y alternativas presentes en obras posteriores, como también aclaraciones sobre la traducción del original.

III.

            Basada en el Cantar de Roldán –Orlando, en italiano-, Ariosto retoma el tema de la caballería de aventuras, la defensa del catolicismo, la caballerosidad de los paladines, entre amores, hechizos, batallas, y justas que prueban el temple de los personajes que, en grado sumo, se dan cita en sus páginas. Porque no sólo es el devenir de Orlando y su amada Angélica, sino también de Reinaldo de Montalbán y un puñado de otras figuras menores que sazonan el relato.

IV.

            Ambientada en el siglo VIII, en el asedio sobre la Francia de Carlomagno por parte de los sarracenos, todo el poema –en verso, tanto como su traducción a cargo de Urrea- es una defensa del cristianismo contra el Islam, matizado con historias personales que hacen a la visión épica propia del Renacimiento, cuando Ariosto la escribió, ca. 1530. El poema se estructura en cuarenta y seis cantos –veintitrés en este volumen- escritos en octavas y pueden apreciarse tres planos: el amoroso, que ocupa los primeros trece cantos, da paso a la epopeya carolingia y a fábulas que laudan a la casa de Este, de los duques de Ferrara, mecenas de Ariosto a quienes está dedicado.

V.

            Destaco el estilo narrativo que ha elegido el autor. Cuando considera que ha de aburrir, cambia y centra la historia en otro episodio, al igual que los típicos culebrones contemporáneos. Además, ironiza al hombre racional que la tradición medieval encomiaba. Ariosto se permite incluir la pasión lujuriosa, el deseo y el desatino en los adalides –Orlando está furioso (perdió la cordura, loco de celos y rabia por la infidelidad de Angélica)-, burlándose así de la solemnidad presente en todo cantar de gesta. Un libro atractivo e inconmensurable.

6 comentarios:

  1. Inconmensurable es tu determinación para encarar estos volúmenes... tres mil páginas, Marcelo, ¿tú eres consciente de la hazaña, en el frenesí del siglo XXI? Y encima te has leído el Ulises... pues mira, creo que ahí está la clave, quien sea capaz de meterse el Ulises entre pecho y espalda... lo que venga pan comido.
    Buen método leerlo los fines de semana, hay que tomar nota para quien se anime a leer el Quijote ;).
    Del Cantar de Roldán tenía conocimiento porque me gusta mucho leer sobre Hstoria Antigua, el Medievo, aunque no me sonaba o recordaba esta obra, así que gracias por traerla aquí.

    Espero que tú no estés furioso como Orlando ;)
    Un abrazo, maestro, y mi admiración por esa tenacidad, no dejas de asombrarme!!

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    1. Agradezco tus palabras de aliento, Paco. Espero poder saldar una deuda que he asumido para conmigo mismo. De las obras egregias de la Antigüedad, aún tengo algunas como ésta pendientes de lectura.
      Sí creo que uno debe planificar cómo encarar estos libros, sobre todo cuando la extensión es colosal. Ahora sólo me queda el próximo volumen, que concluiré, de ser posible, hacia diciembre.
      En lo personal, quédate tranquilo; lo mío siempre ha sido 'agua de estanque', nada de furia.
      Un fuerte abrazo, campeón, y nuevamente gracias por tu apoyo.

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  2. te admiro, Marcelo. Yo ni me lo propongo. Prefiero leer cosas más cercanas. No es que huya de largo y complicado. He leído "En busca del tiempo perdido" entero, pero era algo más actual, vidas más similares a las nuestras. Irme tantos siglos atrás no me suele apetecer, pero encima con tres mil páginas...
    Un beso.

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    1. Y yo admiro tu capacidad de lectura voraz, Rosa. También he leído a Proust, a razón de un libro por mes -tal como ahora enfrento a Zweig en sus 'Novelas'-.
      Si bien estas narraciones distan mucho de la vida moderna, he encontrado en ellas humor y entretenimiento. Además, me han brindado una mirada acerca del mundo y de la vida de esa época. Y esta ocasión, particularmente, me prepara para la relectura del Quijote.
      Cuestión de gustos, como todo.
      Un beso para ti.

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  3. Yo no soy de leer ese tipo de literatura, pero así y todo alguna vez se me caen en las compras :) libros como Obras completas de PEtrarca o Las Lusíadas, supongo que por añoranza de mis tiempos de aprendizaje, no lo sé jjajaj. Eso sí he leído EL QUIJOTE, no sé, tres o cuatro veces (hasta el de Avellaneda) y me encanta cada vez que lo hago.
    cuídate gracias

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  4. Tengo la edición en cartoné del Quijote que salió con motivo de sus 400 años, regalo de cumpleaños de un amigo. Lo leí en la secundaria y volveré a leerlo.
    Como dije a Paco, empiezo a saldar cuentas pendientes. El de Ariosto es una de ellas.
    Un abrazo, Wine.

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