Duomo, 2019
I.
Un libro breve. Me atrapó su portada
ni bien la vi y, al entrar en materia, me pareció necesario brindarle un lugar
en las lecturas del año. Sobre todo, viniendo desde el Japón, como una bocanada
de aire fresco, renovador. Cuando un trabajo conciso –como el presente- resulta
contundente, los lectores estamos de parabienes.
II.
Keiko Furukura es una niña que no encaja con el resto de sus compañeros de
escuela. Toma sus propias decisiones –algunas de ellas no están de acuerdo con
los cánones sociales- y, por eso, necesita ser curada. Pasó el tiempo y Keiko sólo pudo convertirse en alguien normal el día que se mudó a Tokio, tras abandonar
el solar familiar, empleándose en una konbini,
un estanco o kiosco abierto las 24 hs. en el que trabaja por horas. Allí,
frente a un manual de instrucciones y una férrea capacitación, halló su lugar
en el mundo. El problema es que, después de dieciocho años de asistencia y con
treinta y seis años de edad, todo su entorno familiar y de amistades cuestiona
por qué no ha cambiado a un trabajo más importante o, en su defecto, por qué no
se ha casado ni tenido hijos.
III.
El planteo de la autora se presenta
desde el inicio. Su protagonista es una border,
que no adhiere a los mandatos sociales ni está interesada en formar una
familia. Virgen aún, se pregunta si engendrar vida garantiza la aceptación
social. Andando el tiempo, consigue que un ex compañero –sin dinero ni ganas de
trabajar- comparta su modesta habitación, con el fin de decirles a los demás
que tiene pareja y convive con él. El beneplácito y el asombro no se hacen
esperar, con lo que Keiko se siente parte de la sociedad. Pero el costo de
semejante decisión se vuelve cada vez más engorroso y la aparta de aquello que
la hace feliz.
IV.
De pluma ágil, escueta en su extensión y
escenas bien descriptas, Murata señala los roles asignados por un código social
con los que su protagonista deberá convivir y, en la medida de lo posible,
satisfacer, so pena de quedar excluida como un outsider. Con ella, su partenaire tampoco alberga intención alguna
de ser parte de una sociedad estereotipada, caduca, donde los distintos son señalados como tal,
presionados continuamente por los otros miembros, casi sin opciones de ser
integrados.
V.
¿Cuál es el costo de pertenecer, de ser uno más?
¿Qué posibilidades reales de inclusión tienen aquellos que no se sienten llamados
a cumplir con convencionalismos? Una novela bien llevada hasta el final, que
plantea interrogantes a los lectores. Más que interesante.
Más que apuntada entonces. Me gusta mucho lo que cuentas y además que a ti te haya convencido tanto. Me gusta mucho también la gente que no consigue atarse a convencionalismos.
ResponderEliminarBesitos frikis.
Considero que todos, en algún plano, somos frikis, como tú dices. La fuerza del texto radica en la concisión de frases y escenas. No se anda por las ramas. Y de alguna manera cierra con optimismo. Buen libro.
EliminarBesitos nerds.
La tengo en cuarentena. Es la expresión que utilizo cuando un libro me atrae pero recibe tantos halagos que me hacen en parte desconfiar. Creo sin embargo que ha llegado el momento de plantearme en serio su lectura. Tu reseña, además, contiene matices que no había encontrado en otras sobre esta novela y que hace que sume puntos para que me anime a leerla. Gracias por ello.
ResponderEliminarUn abrazo
Para un libro que no alcanza -en papel- las doscientas páginas, está muy bien. La carga social sobre el distinto está bien expuesta; sobre todo, para una sociedad tan tradicional como la japonesa. Y se lee de un sentón.
EliminarSospecho que te gustará. Recuerda que yo también soy reacio a lo que se alaba mucho.
Un abrazo, Lorena.
Apuntada queda. Gracias por compartirlo. Un saludo
ResponderEliminarImagino que será de tu agrado. Breve y preciso.
EliminarUn abrazo, Esther.
Me pasa como a Lorena, que pongo algunos libros en cuarentena debido a los muchos halagos que reciben y por los que llegan a mosquearme. No obstante, este libro es la segunda vez que lo veo y no ha sido de esos. me quedé con ganas, la otra vez y te agradezco el recuerdo. A ver si lo saco a la superficie y le llega su hora.
ResponderEliminarUn beso.
Pensé que estarías aún 'on tour', Rosa. Es un libro que te deja pensando en cómo impacta la 'normalidad social' en cada individuo; sobre todo, en aquel que no se apega a vivir 'como el resto'. Que hace otras opciones.
EliminarNo lo dejes pasar mucho tiempo.
Un beso para ti.
Es curioso pero el planteamiento del que hablas, ese descubrir personas diferentes o descubrir o buscar esa diferencia aparece en alguna obra moderna japonesa (por ejemplo Banana Yosimoto) y se me ocurre que es esa necesidad de querer romper esa uniformidad que parece, desde fuera, expeler la sociedad japonesa. O solo es esa impresión.
ResponderEliminarGracias Marcelo
Albergo la sospecha que existe en Japón una generación que desea mandar al traste o, al menos, sacudirse de encima la herencia tradicional y encuentra en la literatura una manera de hacer presente esta disidencia. Pero lo hace planteando cosas reales, posibles. Por eso, considero que éste es un libro inteligente.
EliminarTengo que leer a Yoshimoto. Lo anotaré.
Un gran abrazo, Maestro.
Que coincidencia que hayamos publicado ambos sobre un escritor japonés. No suelo leer mucha literatura asiática, pero hay algunos autores/as que me han cautivado. Probaré con Murata algún día.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Enfoca la realidad de aquel que no se aviene a las normas -no escritas pero impuestas- de cómo vivir en sociedad, particularmente la japonesa, con tanto respeto por la tradición y las reglas de urbanidad. Te gustará.
EliminarUn abrazo para ti!