Acantilado, 2012
I.
Final de volumen y de este largo
periplo que comenzó en el mes de enero ppdo., cuando decidí tomarme el año en
curso para encarar las novelas que componen este prestigioso libro, puesto a
disposición por la casa editora en una encuadernación en cartoné para todos
aquellos que amamos las letras de Zweig. Puedo expresar que la experiencia ha
sido gozosa, por más que, como en toda compilación de trabajos, exista también aquí
cierta irregularidad, propia de los momentos en que fueron escritas –un importante
período de tiempo que abarca grandes cambios sociales y políticos-.
II.
Christine Hoflehner es ayudante de
correos en una aldea cercana a Viena. Corre el año 1926 y cuenta con veintiocho
años. Vive muy ajustadamente junto a su madre enferma, con su magro sueldo de funcionaria.
Desde la muerte de su padre y el fin de la guerra, ambas han sobrevivido no sin
esfuerzos y penurias. La llegada de un telegrama a su nombre, de parte de su
tía Klaire –casada con un opulento norteamericano-, invitándola a pasar unos
días en los Alpes suizos –sin costos para ella- no sólo llama su atención, sino
que inicia un camino de autodescubrimiento.
III.
Ese feliz y breve período -que
culminará abruptamente- generará rencor y odio hacia la sociedad, que no sólo
evidencia que otra vida mejor es posible, sino que sólo los que cuentan con
recursos económicos pueden hacer usufructo de ella. Al reencontrarse con su
hermana tiempo después, entra en contacto con el único amigo de su cuñado, del
tiempo en que fueron prisioneros de guerra. Sólo que Ferdinand tuvo que
quedarse dos años más en Siberia y aún en el presente no puede conseguir un
trabajo digno por mucho tiempo. Así, la inquina de esa incipiente pareja que se
siente estafada por el Estado, habiéndoles privado de una vida de calidad,
orilla hacia la venganza, planeando un desfalco de proporciones, y de una huida
posterior.
IV.
Con el estilo preciosista de su prosa, Zweig
plantea un conflicto entre el ciudadano, el Estado y la sociedad de su tiempo,
a través de un proceso de toma de conciencia –de la pobreza-que la protagonista
efectúa a lo largo de las páginas. A esto le suma las injusticias que toda
guerra deja como secuela y la imposibilidad de hallar una salida para gente
que, en otras condiciones, hubiera podido tener mejores opciones. Un libro algo
extenso, bien delineado psicológicamente y con un final abierto que sugiere la
reflexión sobre el influjo de la situación social y política en cada individuo.
Buen broche de cierre. El conjunto de novelas, para el deleite.
Testimonio del volumen editado por Acantilado
Es duro eso de darte cuenta de que hay cosas y situaciones muchos mejores, probarlas y luego tener que volver a la realidad. Normal que se enfade con el mundo. Me gusta la forma de analizar y de observar de Zweig. Prefiero las historias de amor pero este también me valdría.
ResponderEliminarBesitos incondicionales
Parece que lo peor de ser pobre no es serlo, sino tomar conciencia de ello -y no poder modificarlo-. Es un buen libro, muy bien llevado.
EliminarBesitos agradecidos.
Esta sí que la he leído hace unos años. A medida que iba leyendo tu reseña iba recordando a esa pareja que se siente estafada por la vida. Zweig tiene una forma magistral de narrar las historias y de hacerte sentir una enorme empatía con los personajes.
ResponderEliminarEnhorabuena por haber dado fin a ese volumen. Casi un año que bien puede llamar "el año Zweig".
Un beso.
La guerra es una estafa; la pobreza es otra, Rosa. Un texto que ahonda en el sentir de los desposeídos; que no es que no tengan intención de esforzarse, sino que la sociedad no les da oportunidad de demostrarlo. Muy interesante y que llama a la reflexión.
EliminarUn beso para ti.
¡Hola Marcelo! Ya sabes que algo he leído de Zweig y que su prosa me encanta. Un volumen interesante por todos los temas sociales que toca y me alegra que haya sido el broche de oro para el cierre de este conjunto de Novelas. Esta historia me llama la atención y no descarto leerla en un futuro
ResponderEliminarUn beso
Si puedes hacerte de un ejemplar, Marian, no lo dudes -aquí, se ha vuelto para bolsillos más que holgados; doy gracias de haberlo adquirido cuando aún no suponía un enorme esfuerzo-.
EliminarLa sensación de desvalimiento por parte del Estado de aquellos que hubieran merecido mejor suerte campea en todas sus páginas. Un trabajo memorable de Zweig. Os lo recomiendo.
Un beso para ti, Maja.
Es literatura mitteleuropea (mi favorita) en el pleno sentido de la palabra, que bien relata ese periodo crucial de la primera mitad del siglo XX, en especial el periodo de entreguerras y en Centroeuropa. Es un escritor magnífico. ¡¡Cuanto perdió Europa con las dos guerras mundiales!!
ResponderEliminarAbrazos!!
Y con la Guerra Civil Española, añado! La primera mitad del siglo XX debiera servir de modelo para que los nuevos jefes de Estado -de uno y otro lado del Atlántico o Pacífico- supieran qué no deben hacer.
EliminarLa sensación de desposesión empapa toda la novela.
Un abrazo para ti!
Menudo año 'zweigano' te has pegado.
ResponderEliminarInteresante esa toma de conciencia de las diferencias económicas y sociales y ese sentimiento de injusticia que puede transformarse en encono.
Un abrazo
Es que si vives en una pobreza digna, en medio de otras gentes que viven igual que tú y no conoces otras realidades, no pasa nada. Pero si accedes a otras posibilidades, empiezas a preguntarte por qué tú no puedes ser parte de ella. Además, simultáneamente, está el problema de cómo influye -negativamente- el Estado en la vida de los ciudadanos. Un libro para leer y releer.
EliminarOtro abrazo para ti.
Supongo que todo el mundo cree que en algún momento de su vida que todo, todos, está contra él, supongo que muchas veces tiene razón, pero son pocas las veces en las que son los que sí están en lo más bajo los que piensan eso, bastante tienen con sobrevivir, la respuesta a conseguir esa supervivencia será lo que los hará´diferentes a nosotros y será una búsqueda necesaria. Muchas veces, a nosotros, que sin ser los más altos en la escala social, tampoco somos los más bajos, deberíamos pararnos y pensar, sí todo esto está contra mí, pero supongo que hay gente aún más abajo ¿de qué me quejo?
ResponderEliminargracias
Buena reflexión, Maestro. En este texto Zweig arma un contraste entre la vida en la aldea y el gran mundo de la burguesía y la aristocracia. Además, se vale del veterano de guerra que no encuentra un empleo estable en tiempos de pobreza. La combinación de ambas, sólo induce al robo o al suicidio.
ResponderEliminarNarrado exquisitamente, como es habitual en el autor. Una buena novela.
Gracias a ti por darte una vuelta.
Enhorabuena por tu gesta lectora con Zweig, gracias a la cual tengo una visión más completa de su trayectoria.
ResponderEliminarImpresiona el hecho de que se suicidara, por considerar que su querida Europa estuviera derrumbándose.
Un abrazo, Marcelo!
Se había establecido en Brasil, cuando eso ocurrió. Y ya sabes, en un lugar extraño no siempre encuentras buenos consejeros, o amigos que te hagan desistir de idea tan extrema.
EliminarUn volumen por demás interesante.
Un abrazo para ti, pibe!
La leí el año pasado y, ahora recordando, no estaba segura de si me acordaba de la novela correcta. Son dos novelas en una, dos argumentos y uno en cualquier caso: la vida. Como nos condiciona la sociedad, todo debería ser más fácil sin darle tanta importancia a las apariencias. ¿Quienes somos realmente? Fantástico leer a Zweig siempre. Un abrazo.
ResponderEliminarSi, Ana, podríamos dividirla en dos partes. El problema es siempre la desigualdad. Al fin y al cabo, ambos protagonistas se resisten a ser apartados de aquello que en principio también debieran tener acceso.
EliminarCreo que más de una vez a lo largo de la vida nos formulamos esa pregunta que señalas. Buena lectura.
Un abrazo para ti.
Me gusta mucho Zweig, sobre todo por sus biografías. La de Balzac me pareció muy erudita y a la vez entretenida.
ResponderEliminarUn abrazo.
No he visitado las letras de Zweig respecto de sus biografías, aunque tengo entendido que están muy bien. Será cuestión de encarar alguna.
ResponderEliminarGracias por la sugerencia.
Un abrazo.