Anagrama, 2015
I.
En el tercer volumen de la serie, Knausgård
narra su infancia -hasta el ingreso a la pubertad- en la isla de Tromøya, en el
estrecho de Skagerrak, al sur de Noruega. Esta Cuarta Parte comienza en el mes
de agosto de 1969, cuando el autor sólo cuenta con meses de edad, y la familia
llega a esa isla donde ha decidido vivir, proveniente de Oslo. Su padre ha
aceptado un puesto de profesor y su madre desarrolla su actividad en una
entidad de enfermos mentales.
II.
Desde el comienzo, Knausgård nos
hace partícipes de sus miedos niños, el gran apego por su hermano Yngve, casi
cuatro años mayor, y el contraste entre las figuras paterna y materna: un padre
severo, recio y minucioso, que impone estrictas reglas de convivencia y
comportamiento, y una madre más proclive a la dulzura de gestos y comprensión
de los niños.
III.
Con un estilo directo y frontal, el
autor va desgranando el nacimiento de las amistades, las actividades
colectivas, su esfuerzo por destacar y presumir ya en su primera
escolarización, las travesuras compartidas y el descubrimiento de la vida familiar
y social en esas largas vacaciones veraniegas en casa de los abuelos. Su amor
por el fútbol y el esquí, sus modos amanerados -que le valen un apodo
peyorativo- y su carácter medroso e introvertido, se complementan con singulares
descripciones ofrecidas por esa pintoresca geografía noruega, que ejerce un magnético influjo sobre sus habitantes.
IV.
A medida que crece, los cambios se
suscitan. El protagonista va haciendo sus primeras armas en escarceos amorosos,
rupturas sentimentales y vaivenes de amigos y parientes. A su vez, sus progenitores
ven la necesidad de perfeccionarse en sus actividades laborales y ello conlleva
la ausencia prolongada de su madre, primero, y luego, de su padre, no sin
consecuencia: hay que aprender a convivir y respetar las reglas con uno y con
otra.
V.
Todo el libro está teñido de un
realismo social, que se debate entre lo infantil y lo adulto, como si el
escritor diera voz a su alter ego,
sin perder ilación narrativa ni tampoco frescura. En ese aspecto, Knausgård
acierta en esta suerte de evocación literaria, sin nostalgia ni melancolía.
Amena, fluida, siempre honesta y con escenas bien delineadas, es una novela no
tan extensa, que se disfruta y deja buen recuerdo.
Este es uno de esos casos en los que vengo al blog por la compañía y el placer de leerte. Es un libro y una serie que no pienso abordar, estos autores deberían ser considerados con el lector y no hacernos leer tantos libros para una historia aunque sea la suya.
ResponderEliminarBesitos tiernos
Gracias por tu cariño, Norah; sabes bien que es recíproco.
EliminarYo he encarado la obra porque hablaban del 'Proust noruego', que aún no he podido descubrir. Como sabes, he leído a Proust; se vuelve denso de a ratos, pero su prosa es exquisita. Un lector termina envidiando su talento narrativo. En cambio, éste escribe tan bien como tu Stephen K. o tu viejo amigo Paul -aunque ahora parece haber caído en desgracia-, pero no termina de convencerme. Si el mérito radica en desnudarse ante el público, pues... prefiero a una mujer, Guapa!
Me temo que Don Jorge ha sabido mover los hilos para hacerse de un negocio editorial. No me extrañaría que, en virtud de ello, la Academia Sueca hiciera el resto, ¿no?
Besitos bien sinceros.
¿Que tal Marcelo? Alguien me ha hablado muy bien de la prosa de este autor (no recuerdo quien, puede que fuera algún usuario de la biblioteca), pero si te soy sincera nunca he pensado en leerle y esta serie no me atrae demasiado, en general las series no me atraen demasiado y tampoco las biografías. Pero me encanta leer tus reseñas, saber tu opinión sobre libros que yo nunca leeré me gusta, porque me ayuda a tener más cultura bibliófia
ResponderEliminarBesos
Hola, Amiga
EliminarNo creas que es una lectura 'trascendente'. El autor escribe muy bien; tiene reflexiones que resultan interesantes -acerca de cierta clase de bullying, del amor pueril, etc.- y una mirada contemporánea sobre las sociedades en las que vivimos no exenta de crítica. Pero no es Proust.
Tampoco soy de los que encaran series, aunque algunas valen el esfuerzo -los volúmenes de Proust o Mishima, por ejemplo-. Sólo quise ver cómo resultaba la experiencia.
Yendo a tu último párrafo, creo que resume bien nuestras visitas a distintos espacios. Tal vez apuntemos títulos o descartemos de plano, pero hay cierto amor por la lectura y por los libros que nos genera confianza en esos otros buenos lectores, como tú, Marian. Albricias! No todo está perdido!
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Me da la impresión de que te ha gustado más que los anteriores de la serie. Tal vez el hecho de que sea menos extenso juegue a su favor. Creo recordar que de los anteriores, aún alabándolos, mencionabas que les sobraba algunas páginas.
ResponderEliminarSuelo disfrutar de estas novelas de iniciación.
Un abrazo
Hasta ahora, me ha gustado más el primero; luego, éste. Como señalas, podrían abreviarse una páginas -todos-. Quizás haya empatizado con la ilusión de aventuras que tiene todo niño. Además, de a ratos, parece un Tom Sawyer moderno.
EliminarSe lee bien.
Un abrazo, Lorena.
No he escrito nada sobre este Autor y esta serie de libros, tengo el primero por un regalo, pero desde que lo descubrí hace tiempo, el libro y el autor, me echó para atrás el título, no soporto el título (y lo hago desde que leí, porque también lo leí, el que, por desgracia, se tituló antes así) me produjo tal repugnancia al leerlo que me espanta todo lo que pueda, siquiera , recordarlo. No me parece un buen título para una novela actual, no me gusta cuando algo pueda llevar a banalizar algo malo, y eso me parece este título.
ResponderEliminarPero son, solo, cuestiones mías, me alegro que a ti te haya gustado
cuídate
Coincido en lo poco feliz del título global de la obra. Para muchos, es una provocación; justamente por la banalización del mal que señalas, Wine.
EliminarLo triste es que con ello pierde a buenos lectores como tú.
Menos mal que no me ha tocado ser su editor. Me hubiera convertido en el Gordon Lish de Carver, ja, ja.
Tiene una buena prosa y un estilo desenfadado. Pero como dije anteriormente, no es Proust.
Un abrazo, Maestro!
No conocía este autor, pero voy a darle la oportunidad ❤
ResponderEliminarEstimo que vale la pena conocerlo, Kinga. Acabo de visitarte y parece que conoces bien no solo el idioma sino que te interesas por las cosas de aquí -Chile, Uruguay, Argentina, etc.-, como si nos hubieras visitado.
ResponderEliminarGracias por darte una vuelta por aquí.
Un abrazo.