miércoles, 4 de junio de 2025

Pelibro 38. El bello verano

 

Había conseguido el texto poco tiempo antes que una amiga cinéfila comentara que, entre los films que habrían de participar de la Semana de Cine Italiano del 2024, estaba el de marras y para cuya presentación había sido invitada nada menos que su directora. Mi cariño hacia las letras del autor turinés y la posibilidad única de escuchar a la realizadora, definió hace muchos meses este Pelibro. Solo hubo que esperar la llegada de la edición en DVD.

Libro

Cesare Pavese (Cátedra, 2020)

               Severino y Ginia son dos hermanos que han decidido instalarse en Turín, abandonando la campiña donde nacieron. Es verano de 1938 y el fascismo está en auge. Él consigue un trabajo nocturno y ella, con dieciséis años, ingresa a un atelier de costura; entre ambos, apenas consiguen pagar su alojamiento y poco más. Severino albergaba la ilusión de cursar estudios en la universidad, pero la necesidad de adaptarse al entorno urbano y la nostalgia de dejar su pueblo no le ofrecen la atmósfera necesaria para concentrarse.

               Ginia suele pasear con Rosa, una amiga con quien comparte confidencias; entre ellas, está la del inicio sexual. Algo tímida y retraída, se mantiene al margen del bullicio juvenil, hasta que descubre en Amelia, una descarada y desvergonzada joven algo mayor, un foco de luz en medio de tanta grisura. Con su estilo bohemio y viviendo a su aire, Amelia cautivará a Ginia y la iniciará en las fiestas nocturnas, el contacto con pintores de escaso talento y la empujará hacia el tan ansiado debut sexual.

               Pavese ofrece una historia de crecimiento y elige ese verano como símbolo del paso de la adolescencia a la adultez, donde se abandona una vida ligera y despreocupada para asumir roles y sus deberes consiguientes. El verano es la estación dominada por las pulsiones del instinto, mientras que el otoño y el invierno se identifican con la vida adulta, donde comienzan a perderse aquellas juveniles ilusiones. Así, Ginia se ve envuelta en un cambio interior que no sabe cómo manejar, ni realmente qué sentir. El ejercicio de la sexualidad no parece producirle el placer esperado y duda acerca de su elección sexual. Amelia, más avezada en estos escarceos –aunque enferma de sífilis-, confiesa su homosexualidad y su interés por Ginia.

               El breve texto está impregnado de antinomias: la campiña/libertad opuesta a la ciudad/obligaciones. Incluso los luminosos días estivales confrontan con la oscuridad y el intenso frío invernal, que albergan a la desesperanza. De estilo directo y coloquial, la novela fluye lentamente, y si bien tanto los diálogos como la elaboración psicológica de los personajes son acertados, el conjunto parece algo acartonado y estereotipado. Claro, con todos los cambios suscitados en más de medio siglo –la militancia del feminismo y el empoderamiento de las mujeres-, hoy la obra parece vetusta y retrógrada. No sobrevivió al paso del tiempo.

               Párrafo final para esta edición, a cargo de Manuel Carrera, quien brinda una semblanza de la vida del autor y un escueto análisis de la obra en una Introducción, que sugiero que se lea a posteriori, para no hacer spoiler de su contenido. Interesante como mirada de época.

 Film

Laura Luchetti (Varias, 2023)

               Para comenzar, tras volver a ver el film, encuentro algunas diferencias importantes con el texto de Pavese. Esta adaptación de Luchetti a la pantalla grande ofrece claroscuros que, por momentos, llenan de poesía la trama, y en otros, la sumen en cierta abulia.

               La elección del Turín de 1938 donde si sitúan los hechos, con los discursos del Duce que ingresan por la ventana y el ascenso de las camisas pardas, es una recreación de época lograda. Para mejor, el cuarto de los hermanos y la casa en general, evocan el inconsciente de los propios conventillos locales, con lo que el espectador se siente identificado. Asimismo, las escenas exteriores de costa, parques y plazas contribuyen a la atmósfera de libertad juvenil que se intenta exhibir, en contraposición con el clima opresivo de un país que pronto estará en guerra.

               Pero la extensión de las escenas de costura que, a la vez que exponen el delimitado rol de la mujer pretenden ensalzar la creatividad de la protagonista, no terminan de convencer y se reiteran. Además, la sensación de libertad que transmite la bohemia de pintores de la que Ginia se deslumbra, da lugar a un tinte homosexual que en el texto original está poco sugerido.

               Son fortalezas del film la magnífica fotografía e iluminación; la selección de la banda sonora –el tema Walzer fur Niemand, de Sophie Hunger, es la cereza del postre-; las interpretaciones de Yle Vianello (Ginia) y Nicolas Maupas (Severino) recogen acertadamente tanto las tribulaciones de una adolescente que se convierte en mujer como la del campesino que se siente desarraigado en medio de la ciudad, con dosis de nostalgia y melancolía.

               Las debilidades rondan en la falta de concreción de la historia, con un final abierto en el que se supone una definición lésbica y todo se reduce a una historia más, cuando podría haber dado lugar a mostrar matices de época mucho más sugerentes.

               Párrafo aparte merece la belleza de Amelia (Deva Cassel, hija de Vincent y Mónica Bellucci) que llena la pantalla y colabora decisivamente a la ambigüedad sexual que atraviesa todo el film. En suma, una buena película para ver en familia y disfrutar.

Testimonio del Pelibro 38

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