viernes, 12 de septiembre de 2025

Pelibro 39. La letra escarlata

 

El texto esperaba desde hacía una docena de años, porque parecía más apropiado para la lectura en grupo que para encarar de manera solitaria. Así fue como en un puñado de lectores convocados por una librería local surgió la idea de visitar obras universales y su líder no tuvo mejor idea que iniciar la faena con este título. Lo más trabajoso fue optar por la versión cinematográfica, debido a las varias realizaciones existentes basadas en esta novela. La Fortuna hizo que la elección recayera sobre la mirada de un director de culto, Wim Wenders, más que nada debido a una curiosidad personal: cómo se narra una historia norteamericana con artistas en idioma alemán original –para colmo, filmada en Galicia-. Todo un desafío este Pelibro.

Libro

Nathaniel Hawthorne (Debolsillo, 2009)

                Esta novela, ambientada en Salem, Massachusetts, hacia fines del siglo XVII, narra la historia de Hester Prynne, una joven mujer casada con un marido ausente, quien da a luz, fruto de una relación clandestina. Condenada por su sociedad por adúltera, es obligada a llevar sobre su pecho una gran letra A mayúscula, símbolo de su ignominia y vergüenza frente al resto del pueblo. Indagada públicamente sobre quién ha sido el padre de la criatura, Hester mantiene un hermético silencio. Por ello es conminada a vivir fuera de la aldea, junto a su hija, quien a la sazón ya cuenta con algunos años.

               Hawthorne inicia este breve trabajo comentando cómo llegó el narrador a un escrito, base de esta historia ocurrida un siglo antes, en una suerte de Introducción que lleva por título ‘La aduana’, donde relata los pormenores de la actividad de la misma, describe con algo de sorna a sus empleados, y los azarosos motivos que lo pusieron a cargo durante un período de su vida.

               Lo cierto es que su protagonista, al ser vilipendiada socialmente, sólo puede sobrevivir en una casa deshabitada en las afueras del pueblo.  Para mantener vestida decentemente a su hija, Hester se dedica a coser y, siendo del agrado de la aldea tanto su trabajo de costura como su absoluta circunspección, comienza a ganarse la vida con esta actividad.

               Pero Hester no está sola. Además del alcalde y su hermana –verdadera amante de la brujería- se encuentra el pastor Arthur Dimmesdale, reconocido clérigo por su equilibrada mesura –y adorado por las jóvenes, quienes ven en él a un buen candidato, y un médico recién llegado, Roger Chillingworth, que oculta para todos –salvo para Hester- al verdadero marido de ella. El afán de descubrir al padre de la hija de su mujer llevará al galeno a ejecutar una despiadada venganza.

               Este triángulo amoroso plantea distintas clases de culpa: la pública, que sobrelleva Hester con esa letra; la secreta, elegida por el pastor al no confesar su pecado y mantener la imagen sacerdotal y la privada de Roger, cuya sed de venganza consume su vida.

               En un estilo frontal y directo, Hawthorne ofrece una crítica a la hipocresía puritana, a la solemnidad y pacatería de una sociedad que ha perdido la alegría de vivir. Esta edición se acompaña de un pequeño prólogo a cargo de Rafael Reig.

Film

Wim Wenders (Varias, 1973)

               Siendo varias las versiones disponibles, me incliné por ésta por el renombre y la magnitud de la obra de su director que excedía, con holgura, la de cualquier competidor, aun a sabiendas que el propio cineasta siempre la consideró un gran fracaso –no se si se extiende al aspecto comercial; pero estoy seguro que no debe haber quedado nada conforme en el plano estético-.

               Como toda puesta en pantalla, la oferta presenta altibajos. Dentro de las fortalezas que encuentro en el film se hallan la intención de Wenders de sostener la ambientación original del siglo XVII, con geografía y vestuario a la altura; responder fidedignamente al espíritu con que Hawthorne nos legó su escrito y representar adecuadamente la atmósfera puritana, llena de prejuicios y recelos que hacen al entorno donde se mueven sus personajes principales. Es más, ni el texto del autor ni esta propuesta de Wenders explotan la posible sensualidad y erotismo que supuestamente envuelve a Hester Prynne –y que Senta Berger, en el apogeo de su belleza, bien podría haber encarnado-.

               Sin embargo, la filmación en idioma alemán parece desacertada –imagino a todos los espectadores yanquis haciendo lo que pocas veces hacen: leer subtítulos-. Las interpretaciones de los protagónicos cumplen con el guion, pero no alcanzan la fuerza expresiva del drama y la tragedia que sí están presentes en la novela, haciendo que el conjunto no obtenga mayor relieve y todo resulte demasiado chato. Para colmo, Wenders se toma ciertas licencias, cambiando parte del final y la rapidez con que resuelve en pocos minutos de celuloide todo el emotivo desenlace obligan a pensar si se había quedado sin presupuesto. Acompaña un elenco que no será recordado por sus actuaciones, una fotografía bien llevada pero no superlativa y una banda sonora con tonos New Age, muy propios de la época.

               En suma, algo más de hora y media de una obra que, sin caer en la más abyecta mediocridad, no termina de despegar de cierto grado de tibieza. Los seguidores del director, de parabienes.

Testimonio del Pelibro 39

Libros en Estéreo, 12/09/25

No hay comentarios:

Publicar un comentario