I.
Entusiasmo fue lo que despertó el
anuncio de que el título habría de ser incluido entre las lecturas de un taller
para el año en curso. La popularidad del mismo, unida a la fama del autor de Lolita –nada menos- creó múltiples
expectativas en las vísperas. Sin embargo, no fueron muchos los de la partida y
los menos que alcanzaron el final se repartieron homogéneamente entre
fascinados y desencantados.
II.
El texto narra, en primera instancia, un
estudio académico –con todos sus elementos: prólogo, obra, comentarios e
índice- sobre el poema de cuatro cuerpos Pálido
fuego, de John Shade, a cargo de Charles Kinbote, un compañero suyo en la
Universidad de New Wye, Appalachia, que proviene de un remoto país –Zembla- y quien
se instala frente al domicilio de Shade para estar cerca y narrarle la
prodigiosa fuga del rey Carlos II el Bienamado, de manera de influir con su
historia el actual trabajo del poeta, lo que tiene lugar entre febrero y julio de
1959.
III.
Kinbote intenta, sin suerte,
conocer el contenido de lo que Shade compone, hasta que habiendo casi terminado
el poema –solo falta el verso 1000-, Shade es asesinado y Kinbote decide
convencer a su viuda de hacerse cargo de la edición. Mas Kinbote no es un
narrador confiable y en sus comentarios aparece mucho más la historia de su rey
que el análisis del poema de Shade. Entonces… ¿es un académico que habla sobre
su rey… o es el propio rey Carlos II de incógnito, a quien vienen a matar? ¿O es
un loco que armó toda una ficción, donde nada es lo que parece?
La versión digital, gentileza de EpubLibre
IV.
¿Por qué esta novela, publicada en 1962, está signada
como una maravilla literaria? Porque
el lector puede optar por quedarse analizando el bellísimo poema de Shade –que constituye
una obra en sí mismo-, o dejarse llevar por el thriller histórico – policial del rey de Zembla, o bien puede
realizar una lectura más profunda de las notas de Kinbote acerca de la vida, la
muerte y el suicidio. Es decir que a través de conectores de las historias -presentes
en las notas-, es el lector quien decide qué camino habrá de seguir. De eso se
trata el hipertexto.
V.
De estilo directo y coloquial, aunque con una estructura no lineal que dificulta entrar en materia, Nabokov ofrece una metaficción poliédrica –una ficción sobre otra ficción- que se burla con altura de los trabajos académicos y dispara reflexiones acerca de la función del lenguaje, la creación literaria y el derecho del lector de conducir su propia experiencia lectora –incluyendo su abandono-. Un libro tan arduo como original, cuyos matices podrán profundizarse en sucesivas relecturas. Para tener presente cuando se cuenta con tiempo.
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