domingo, 12 de octubre de 2025

Tomar conciencia. El despertar, Kate Chopin

Cátedra, 2012
 

I.

               Este título surgió gracias a una nueva traducción -que tuvo lugar bajo otro sello- de esta afamada obra de la autora que, curiosamente, no suele ser abordada entre núcleos lectores, aun cuando pudiera considerarse una obra de vanguardia para su tiempo, pues su contenido constituye la primera voz que en el campo literario toma postura sobre las necesidades de las mujeres, que no se agotan en la organización doméstica del hogar y la procreación –como lo sugería el puritanismo victoriano-, sino que plantea sin cortapisas la realización personal tanto en el plano laboral e intelectual como también –y nada menos- en el ámbito sexual.

II.

                Edna Pontellier es una mujer casada con un hombre que le brinda estabilidad económica y emocional. Es madre de dos hijos pequeños, a los que adora, pero por los que no siente mayor apego. Ambientada en New Orleans de fines de siglo XIX, Edna alterna su vida urbana con largos periodos de veraneo en la costa, particularmente en Grande Isle, donde se desarrollan los sucesos. Agraciada y de buen porte, suele deshacerse de los convencionalismos sociales propios de la época. Tiene en Adele Ratignole a una confidente y la mejor muestra de lo que se espera de una mujer: prolífera madre y amante esposa.

III.

               Sin embargo, Edna no se circunscribe a los roles que la sociedad de su tiempo le impone, sino que va más allá; su deseo de trascender en el arte de la pintura no va a la zaga de ganar independencia: el hecho de haber aprendido a nadar le otorga un grado de libertad que despierta su conciencia. Así, Edna renuncia a participar en reuniones que tienen como fin dar muestras de pertenencia a cierto estrato social y le da cabida a una relación de adulterio, para hallar un gozo sexual que el matrimonio no le había propiciado.

IV.

                Destaco la prosa de Chopin, tan poética como precisa a la hora de describir escenas y sentires. Publicada en 1899, no deja de asombrar el realismo con que la narradora desgrana el acontecer de Edna, su descubrimiento y razón de ser: la mujer tiene derecho de igualdad con el hombre; adentrarse en el placer sensual y gozar de él es parte de ello. Al lector perspicaz no se le escapa que Edna pertenece a una clase dominante: la única capaz de pensar en su realización personal, pues al tener asegurado su bienestar diario no tiene que ocuparse de la supervivencia.

V.

               De estilo directo y frontal, aun con desencantos y fracasos amorosos, Chopin brinda a su heroína una existencia bastante más libre que la que había en su entorno. En ese aspecto, esa toma de conciencia que Edna encarna es una avanzada que la autora se permite exhibir por una vida más plena. No es casual que la crítica de su tiempo haya denostado el texto: no responde al canon de aquello que se espera de una mujer. Para leer de un tirón. Lectura sin desperdicio.

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