I.
Hace unos meses atrás, fue el libro
a compartir en un taller de lectura que auspicia una librería local. Con ese
título, la convocatoria no podía estar más orientada que al público femenino;
sin embargo, decidí mi participación porque la autora es macedonia –nada había
leído hasta el momento, ni de ella ni de ese origen- y siendo una veintena más
joven que quien suscribe, supuse que la habrían publicado porque tendría algo
nuevo para decir. La Fortuna quiso compensar mi arrojo enviándome otro compañero
masculino.
II.
Este volumen está constituido por una
colección de once relatos cuyas protagonistas son mujeres –la mayoría, entre la
veintena y la cuarentena- siendo su nervio conductor las insatisfacciones que
pueblan la vida cotidiana de todos los seres humanos, no solo del género
femenino. En ellos se repasan los grandes tópicos que hacen a una vida en común
con otros: parejas, amigos, familia, compañeros de trabajo, etc., y cómo los
mandatos sociales, el desarrollo de roles y la asunción de obligaciones van minando,
lenta pero paulatinamente, ilusiones, proyectos y objetivos, dejando en su
lugar una rutina que solo conduce al tedio y el hastío.
III.
Una mujer que invita a su sobrina
a que venga a vivir junto a ella y su marido, ahora que sus hijos han dejado el
nido; una becaria casada que tiene la ocasión de ligarse un amante; el mal
comportamiento de un chico en la escuela que parece ser obra de la genética
materna; un envase de condones en un pantalón a lavar que dispara la sospecha
de adulterio; una visita clandestina a una madre moribunda, son algunos de los
temas de los que se vale la autora para exponer una circunstancia bajo un clima
de sospecha e incredulidad.
La versión digital, gentileza de EpubLibre
IV.
Entre las insatisfacciones más recurrentes se
encuentran la falta de reconocimiento a la tarea cotidiana; la declinación del
apetito sexual con el paso del tiempo; el adulterio como elemento distractivo
de una vida aburrida; la generación del bullying
familiar o la discriminación intimidatoria; el prejuicio en el manejo de la
culpa –que siempre es del otro- y la incapacidad de ser valorados en nuestra
justa medida.
V.
Con una prosa directa, amena y coloquial; escenas contundentes rayanas en lo bizarro –la esposa saliendo de la cajuela del auto con una pala en la mano en pleno acto sexual del marido, es lo más- y una galería de personajes descreídos y desilusionados hacen del libro una buena lectura, muy propicia para llevar de viaje o de descanso rumbo a unas merecidas vacaciones. No defrauda.


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