En rigor de verdad, ésta ha sido una relectura de la obra de Brontë, que encaré
durante 2007 de manera personal. Siempre me quedó la sensación de haberme
perdido algo no habiéndola compartido con otro/s lector/es. Fue así que, cuando
una joven estudiante de Letras decidió proponer este título para una lectura
conjunta, no dudé en rescatar el ejemplar y, de paso, buscar una copia de
alguno de los films basados en el mismo. Me incliné por el más reciente –no se
si el más afamado- porque fue promocionado como el que más se apega al texto
original.
Libro
Emily
Brontë (Cátedra, 1993)
Este clásico de las letras universales se
desarrolla en una casona que lleva el título de marras, hacia fines del siglo XVIII,
en medio de un páramo. La propiedad pertenece al Sr. Earnshaw, un hombre
piadoso que, en uno de sus viajes a Liverpool rescata a un niño de la calle,
desarrapado y hambriento –Heathcliff- y lo lleva con él, adoptándolo como otro
hijo. Al llegar a la heredad, sus hijos Hindley y Catherine no salen del
asombro al recibir semejante regalo. El desprecio del mayor no se hace esperar,
pero la pequeña Cathy –de edad similar a Heathcliff-, tras un inicio esquivo,
termina por ser la mejor compañera de aventuras.
A la muerte del padre, Heathcliff
pierde su protección y el heredero Hindley lo destina a la servidumbre. La
desolación del entorno solo se ve amenguada por la existencia de la Granja de
los Tordos, propiedad de la familia Linton, mucho más refinados y educados. El
estado indómito y salvaje de Cathy la lleva a curiosear esa vida, mas es atrapada
por un mastín y debe pasar varias semanas en casa de los Linton, antes de
volver a la suya. Después de haber experimentado el lujo y las comodidades de
las que carece en su vivienda, Cathy ya no será la misma, y si bien su espíritu
rebelde se mantiene, toma conciencia que su porvenir está al lado de Edgar
Linton y no de Heathcliff, quien nada puede ofrecerle. Así comienza el drama de
esta sórdida historia de un amor imposible que se convierte en la más aberrante
venganza.
Los hechos son narrados por Nelly
Dean, la antigua ama de llaves, al Sr. Lockwood, cuando éste alquila la Granja
de los Tordos a su nuevo propietario, Heathcliff. De aquellos hechos han pasado
muchos años y los únicos sobrevivientes que acompañan a éste son Hareton
Earnshaw, hijo iletrado de Hindley, y la viuda Catherine Linton, hija de Cathy
y nuera de Heathcliff.
Es posible que ésta sea la novela gótica más conocida. A la soledad
del entorno geográfico hay que añadir la atmósfera de tensión y violencia
contenida, siempre a punto de desbordar, por parte de sus personajes
principales, ninguno de los cuales puede hallar felicidad completa. Ni Edgar
Linton, aun esposo de Cathy, puede contra su carácter antojadizo y voluble, ni
Cathy Earnshaw Linton puede apartarse del amor que profesa por Heathcliff, ni
éste puede deshacerse del recuerdo de Cathy, aun tras su muerte, cuando ya ha obtenido
el conjunto de las propiedades.
En suma, una maravillosa novela
de desencuentros, amores en pugna y un espíritu de revancha sin par que
deleitan a cualquier lector. La edición se acompaña de un análisis minucioso
tanto de la vida de la autora como del contexto donde fue escrita y de la obra
en sí, reunidos en una Introducción a cargo de la editora, que sugiero leer a
posteriori. En lo personal, la mejor novela decimonónica inglesa, por
antonomasia. No tiene desperdicio. Imposible dejar pasar.
Film
Peter
Kosminsky (Paramount, 1992)
La versión de
Kosminsky se apega bastante bien a las generalidades del texto original, con
algunas licencias necesarias para convertir una novela gótica en un drama con
ribetes románticos, más al gusto del público espectador. Bajo su mirada, en
aras de potenciar el amor que se profesaban los protagonistas –que no es tan
marcado en la obra de Brontë- modifica algunos tópicos que deterioran la
entrega de aquélla: no es tan acentuada la atmósfera oscura y opresiva que
rodea a Wuthering Heights; el rol narrativo de Nelly Dean se convierte en
personaje funcional, sin el peso específico que tiene en la novela –ni hablar
de Lockwood, que aparece en la escena inicial y desaparece del resto de la
realización-. Además, se simplifican las complejidades de los rasgos característicos
de los protagonistas, entre otros.
Por ello, si bien las actuaciones
de Juliette Binoche y Ralph Fiennes responden con mesura a los protagónicos, el
conjunto no deja de parecer algo chirle y superficial, sin explotar la relación
tortuosa que los une, dejando una sensación de tibieza que no responde al
trabajo de Brontë.
Tanto la puesta en escena, como
la fotografía y la banda musical que acompaña, sí se adaptan mejor al espíritu
de la novela. El resto del elenco no sobresale aunque participa apropiadamente
a las necesidades del guion.
En suma, una propuesta condensada
a menos de dos horas, donde se han perdido los matices que han hecho de la
novela una obra memorable. No obstante, se puede disfrutar acompañado o en
familia, sin albergar grandes expectativas.
Testimonio del Pelibro 41



No hay comentarios:
Publicar un comentario