viernes, 10 de enero de 2014

Pasiones en danza. Todas las mañanas del mundo, Pascal Quignard


Espasa, 2007

              Estuve detrás de él durante mucho tiempo, pues faltaba tanto de los escaparates como del parasistema de libros usados. Un importador decidió hacer una inversión y proveernos a los posibles lectores de tan solo tres ejemplares. El precio era sideral para un libro que habría de ser leído de un sentón. Sin embargo, su escaso ciento de páginas bien los ha valido.

             Sainte Colombe es un maestro en el arte de la ejecución de la viola, mas ha perdido a su amada esposa, de la que sólo le ha quedado un par de pequeñas hijas, a más de un medio de ganarse la vida. Furibundo y arrebatado, este jansenista se niega a presentar su arte ante el Rey Sol, Luis XIV. Para desarrollar su destreza en ese arte, acude un joven Marin Marais quien, entre clases y prácticas, comienza un romance clandestino con la hija mayor de su maestro. La adolescencia y pubertad de ambas hermanas hacen el resto.

            Quignard resulta un maestro al componer un cuadro familiar, alejado de la corte, que se debate en medio de sus propias pasiones. Así, el gran protagonista nos dice,

“Cuando tomo mi arco, lo que desgarro es un pedacito de mi corazón en carne viva. Lo que hago no es sino la disciplina de una vida en la que ningún día es feriado. Yo cumplo mi destino.”

            Lo que la música es para Sainte Colombe –un lenguaje que no pueden expresar las palabras-, asimismo es el amor de su hija Madelaine respecto del joven Marais, y de éste hacia la música y la composición.

“Todas las mañanas del mundo son caminos sin retorno.”

            Los diferentes destinos que cada uno de ellos transitarán, se reúnen en virtud de un planteo extremo: si la pasión es el gran motor de la vida humana, ¿cómo logramos comunicarnos a través de ella? ¿Cómo podemos compartir ese lenguaje no verbal, que nos convierte en un miembro más en la multitud de seres que aprecian sobremanera las artes, cualesquiera que éstas sean?

           De lenguaje coloquial, muy fluido, con reflexiones sobre la necesidad del arte como medio de expresión de nuestro interior, el contrapunto del arte y el poder, atravesado todo el relato por pasiones humanas y algo de realismo mágico, Quignard nos deleita con una narración ambientada en las afueras de París hacia fines del siglo XVII, cuya historia resulta entrañable como profunda. Si alguien lo tiene a mano, no se lo pierda.

10 comentarios:

  1. Me parece que no será fácil encontrarlo pero voy a ver si lo localizo.

    ¿La pasión es el motor de la vida? Según quién dirá que no, yo diré que es lo que merece la pena de la vida (pero yo soy inmensamente subjetiva).

    Que el arte es necesario una vez cubiertas las necesidades de subsistencia básicas, no lo dudo.

    Besos, Marcelo!!

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    1. Es un libro cuya edición en cartoné lo hace más voluminoso -y más caro- que otros. Buen tema el de la pasión, ¿no, Luna? Creo que detrás de toda actividad humana hay una gran pasión; no solo en el amor o las emociones.
      Coincido contigo nuevamente; una vez que las necesidades básicas estás aseguradas, podemos meditar acerca de la necesidad del arte en nuestras vidas.
      Besos para ti!!!

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  2. Lei de este autor "Las solidaridades misteriosas", un libro que me provocó una extraña fascinación, no es una lectura fácil ni para todos los lectores, pero me hizo saber más del autor, así que tenía referencia de su amor por la música (barroca sobre todo si mal no recuerdo). y también de este libro, del que también me parecía desproporcionada la relación páginas-precio, pero claro no es la primera vez que me encuentro con que hay libritos (por tamaño, que no por contenido) que se pagan muy tranquilamente una vez que ya sabes que merece la pena.

    Besos!

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    1. Gracias por darte una vuelta por aquí, Ana. Lo cierto es que apunté el libro que has reseñado... para cuando llegue a estas costas -si lo hace-. A veces envidio a todo aquel que vive en Europa; tiene acceso a un montón de títulos que aquí ni aparecen. Y si los importo... te imaginas.
      No se cuánto te gusta a ti la música clásica, en especial la barroca. Pero te sugiero que, si te decides por él, pongas algo de Marais de fondo, bajo. Tengo un CD de Naxos, 'Viol music for the Sun King', que Spectre de la Rose ha grabado para hacer el clima de lectura propicio. No es costoso.
      Quignard tiene un buen libro de relatos llamado 'Las sombras errantes'; es profundo y recomendable.
      Éste resulta entrañable. Besos para ti!

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    2. Marcelo, anoto tus recomendaciones, las musicales y el libro de relatos, gracias ;)

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    3. Espero que todo el conjunto sea de tu agrado, Ana. Besos.

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  3. Lo he mirado mil veces con respeto por lo que me pudiera encontrar. Tu reseña me ha venido al pelo, creo que me lo compro, me gusta el tema, el toque privado casi, la reflexión
    Besos

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    1. Hay una cierta intimidad atravesando todas sus hojas, que destaca las pasiones en medio de lo cotidiano. Es ese contraste el que le otorga fuerza a la historia.
      Si hay una edición más económica, pues adelante! Se lee de un sentón. Gracias por darte una vuelta por aquí, Silvia. Besos para ti.

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  4. Marcelo, hace unos tes años que estoy buscando Todas las mañanas del mundo ( el libro) Tengo la película y la banda de sonido. Es otro de los "difíciles". Quignard no es sencillo. Interesante leer El nombre en la punta de la lengua, donde da un rodeo para pensar los temas del lenguaje que lo preocuparon desde muy pequeño.

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    1. Apunto el título de Quignard, Adriana. Yo recuerdo haber visto 'Todas las mañanas...' en algún lugar hace unos meses. Puede que haya volado ya.
      Afortunadamente, la peli se puede ver directamente desde la Red -y se consiguen copias-.
      Saludos.

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