Alfaguara, 2014
Leí
unas líneas aparecidas en una revista cuando un jurado presidido por Laura
Restrepo le otorgó el Premio 2014 de Novela de esta importante casa editora.
Luego, recordé que el autor era el mismo de aquella ‘Rosario Tijeras’ –libro
que no pude conseguir aun-, que hasta tuvo una puesta cinematográfica. Por una
suerte de sustitución decidí comprarlo y, cuando estaba promediando sus
páginas, Franco se acercó a esta ciudad a realizar la presentación de este
título, a la que no pude asistir por razones laborales.
Es una combinación entre historia de
amor -si se quiere, no correspondido-, un secuestro extorsivo chapucero y el
encierro que recrea una fantasía intermedia entre el cuento de hadas y el
castillo de cristal. El Mono se enamora de Isolda siendo chicos aun, cuando
ella se pasea dentro del jardín que posee el castillo donde vive, que su padre
ha construido en las afueras de Medellín, Colombia. El único contacto que ella
mantiene con el exterior son las salidas para proveerse de vestidos, siempre
acompañada de su institutriz, encargada además de educarla, pues Isolda no
asiste a la escuela regular.
Pasado el tiempo, el Mono y sus
secuaces, habituados al robo y al malvivir, deciden realizar el secuestro de
Isolda. Pero llegan tarde; su padre ha decidido enviarla al extranjero.
Entonces, el plan sigue su curso pero el objetivo ahora es él, don Diego.
Con diálogos logrados, escenas costumbristas
y una prosa fluida, Franco logra componer una novela tensa en la que abundan
traiciones, mentiras y toda una gama de artilugios que condimentan el relato,
sin eludir el espiritismo y la homosexualidad. Pero también refleja la realidad
social de una Colombia dividida entre los dueños de los recursos de producción
–o vinculados a ellos- y el resto de la población, que se debate en la pobreza;
todo esto sin aludir al narcotráfico aunque, a pesar de la omisión, sobrevuela
la obra entera.
Ambientado en 1971 en medio de un Estado
con participación militar, el autor intercala episodios que narran la historia
de don Diego -desde su estadía en Berlín, donde descubre a quien sería su
esposa, hasta su posterior establecimiento en el país-, con las circunstancias
que viven cada uno de los personajes que acompañan al Mono en sus andanzas y
los hechos que vinculan a ambos protagonistas.
Destaco el equilibrio que mantiene
la novela a lo largo de su contenido. Esa alternancia entre pasado, presente y
actualidad de sus personajes principales le confieren frescura y suspenso hasta
su desenlace final. La ilusión de crear un entorno ideal para un hijo, que no
se vea contaminado ni amenazado por los sucesos exteriores; la tentación de la
vida fácil y disoluta y la imposibilidad de prever el futuro –porque la vida no
avisa lo que ha de ocurrir- hacen de ésta una novela entretenida y ligera, dotada
de cierta dosis de humor y de una mirada perspicaz de la sociedad de su tiempo.
Después de leer tu magnífica reseña me siento agobiada por el clima de pobreza y violencia que predomina, a mi juicio, en la novela. A pesar de lo que dices sobre el humor y ligereza.
ResponderEliminarSaludos!
Hay bastante de ambos, es cierto. Los diálogos entre Diego y el Mono son realmente muy buenos; exponen dos puntos de vista diametralmente opuestos. Su lectura se vuelve ágil.
EliminarUn beso, Agnieszka!
Primera noticia, Marcelo. No conocía al autor, lo que más me atrae es el cómo, cómo se narra toda esta miseria con un tono ligero. Aparte, la variedad de subtemas, espiritismo, homosexualidad. Hay algo de frenético en tu manera de describirla, transmites que rebosa acción, le echaré un vistazo. Un abrazo :)
ResponderEliminarEs que posee mucha acción, Yossi. Es una novela en la que podrías reconocer gran parte de esta cultura sudamericana, de nuestra manera de ser y de ver las cosas. Lo que cuenta Franco bien se podría adaptar a la gran parte de Sudamérica -sin tomar en cuenta lo que ocurre en el interior del castillo-. Es un buen retrato. No te defraudará.
EliminarUn fuerte abrazo!
Al autor lo conocía, ví la película de "Rosario Tijeras", que no el libro. Quizás me atraiga más por esa realidad de la sociedad colombiana, aunque reconozco que la parte de narcotráfico me llama menos, pero quizás ese "aderezo" de ser una lectura entretenida y ágil me ayude.
ResponderEliminarBesos y gracias!
Lo del narcotráfico está sugerido -puesto que te preguntas cómo ha hecho dinero don Diego y/o su familia-, pero no es explícito. De hecho, su 'dandismo' al pasear por Europa cuando joven, da lugar a elucubraciones al respecto. Es una novela bien llevada, que se sostiene hasta el final.
ResponderEliminarEspero que llegue a interesarte, Ana.
Un beso grandote.
No digo que no sea una buena lectura, Marcelo, pero no hay nada en ella, por lo que nis cuentas, que llame particularmente mi atención para darle un lugar preferente en mis futuribles.
ResponderEliminarBeso,
Es un libro que puedes dejar pasar, Carmen; no es intrascendente, como tampoco imperdible. Bien puede ser una lectura para llevar de viaje o de vacaciones; sí es entretenida y no requiere de sesudas reflexiones.
EliminarGracias por pasar. Un beso!
Marcelo hay algo que no me quedó claro, quién es el narrador que ve a Isolda y ella le da un beso el día antes de irse?
ResponderEliminarY a ver si ponés algo para que me lleguen tus actualizaciones por correo, porque no me entero cuando publicas algo. Un beso!!
El que recibe el beso es el protagonista, el Mono. Veré qué puedo hacer para que te lleguen las actualizaciones, Alessa.
EliminarUn beso, y gracias por pasar.