Laetoli, 2006
Hubiera
querido conseguir un ejemplar de Homo
faber, del mismo autor, pero fue éste el que se acercó a mi y, a falta de
pan, pues… Lo cargué en mis fugaces vacaciones pensando que, con sus pocas
páginas, iba a tener para unas horas de lectura. Me equivoqué y mucho. Al
concluirlo, días más tarde, sentí que me llevé una gran sorpresa. Muy
agradable, por cierto.
Este breve libro no es una novela,
sino un ejercicio de memoria sobre un fin de semana compartido entre Frisch y
Lynn –a saber, Alice Locke-Carey, una mujer treinta años más joven que él-, en
el paraje que da nombre al libro, en Long Island, durante una visita a
Manhattan con el objeto de recibir un premio, en 1974.
Pero no solo es evocativo y
descriptivo de esa circunstancia, sino que Frisch aprovecha las escenas e
imágenes vividas con Lynn para hacer un repaso de su vida con respecto a quienes
fueron pareja suya. Lo interesante del libro es que utiliza la primera persona
del singular en cada momento que remite a su pasado personal o a sus
reflexiones acerca de la literatura en general, y la tercera persona cuando
debe narrar su acontecer con Lynn, como si él mismo saliera de sí y analizara
desde afuera a esa pareja.
Para mejor, intercala ambas historias
–su evocación biográfica y su presente con Lynn- en una suerte de viaje
temporal que obliga al lector a acompañarlo en su periplo, como si el objetivo
final de semejante tarea fuera poder interpretar mejor cómo ha sido la
naturaleza de su vínculo con esas mujeres.
Destaco el estilo directo,
descarnado de su prosa, que desea ser lo más honesta posible sin intentar
novelizar a sus personajes ni a los hechos. En este sentido, Frisch se nos
presenta al natural, sin antifaz, sin atisbo de engaño ninguno y plenamente
consciente de qué le deparará el destino con la joven.
‘Me gustaría describir este
día, nada más que este día, nuestro fin de semana y cómo ha sido posible, cómo
continúa. Me gustaría poder contarlo sin inventar nada. Desde un sencillo punto
de vista narrativo.’
Fluido, introspectivo, escrito con
elegancia y desenfado, el libro se lee bien y deja material para la reflexión. Así,
resulta una búsqueda de comprensión, aquello que le otorgue sentido a lo vivido
cuando lo único que se pudo hacer fue asumir el propio desconcierto. Un libro
distinto y totalmente recomendable.
Leí "Homo Faber" hace años, cuando salió la película con Sam Shephard y Julie Delphie. Fue una lectura sorprendente y refrescante, a la que me gustaría poder volver un día. Todavía recuerdo el asombro en el que me sumió el final de la novela. Así que me apunto "Montauk".
ResponderEliminarSaludos
Este no es un libro simple. No es una novela, y si bien comparte algunas cualidades, Agnieszka, hay que leerlo con tiempo y cierto grado de concentración.
EliminarPor lo demás, un buen libro.
Aprovecho para comentarte que está por entrarme un libro de Milosz.
Un abrazo grande.
¿Prosa o poesía? ¡Ya me contarás tus impresiones!
EliminarProsa. Y tengo una anécdota con un superior polaco acerca de Milosz -que me enteré que se pronuncia distinto- que seguramente contaré. El libro ya está aquí.
EliminarUn beso grande.
Montauk es suficiente motivo para leer esta novela, siempre he querido ir por culpa de Hopper aunque de momento me tuve que conformar con ver su cuadro en el Met, respecto a la novela sí, quiero esa reflexión y ese fin de semana aunque el parque en el que posa el libro también da para un buen paseo,
ResponderEliminarBesitos
Cierto, Norah. Y, si me permites, creo que nos debemos un buen paseo literario. Para mi, serían horas invertidas e inolvidables. Solo nos falta ponernos de acuerdo.
EliminarEl libro es interesante, tal como lo veo yo.
Un beso grandote.
Qué casualidad, hoy reorganizando una estantería localicé el Homo faber... Pensé que debería releerlo, me gustó en su momento, pero me urgen muchos libros por leer e incluso otras relecturas. Me anoto, pese a todo (pese a la lista...) a Montauk. Gracias, Marcelo.
ResponderEliminarUn abrazo
Dichosa de ti, Ana. Por aquí, ni en el mercado de usados puede encontrarse. Éste está muy bien; es distinto porque no intenta novelizar ese fin de semana, sólo relatarnos su mirada acerca de la situación -30 años, son muchos de diferencia, y él lo sabe-. Algo raro, pero interesante.
EliminarUn abrazo grandote.
No he leído ni uno ni otro, así que veré cuál puedo encontrar. Este me parece interesante ya que el paralelismo de la evocación biográfica y de su presente con Lynn pueden dar mucho juego tal y como explicas.La combinación de ambos aspectos combinando primera y tercera persona es muy sugerente.
ResponderEliminarAbrazos!!!
Pdt: un día muy caluroso el de hoy, el primero de muchos me temo.
Es singular, U-to, esa forma de tomar distancia, como un observador neutral que estudia al propio Frisch como espectador de lujo. Quizás pueda entenderse como un ejercicio de interpretación de su propio pasado.
EliminarOjalá lo puedas hallar.
Un beso!
Dos llevo leídos de Frisch y Homo Faber entre ellos y me gustó pero menos que a la mayoría, no sé si es por cómo has redactado la reseña pero me lanzas de cabeza a este. Estará en mi lista de libros esa que tú sabes? Jajjaja un abrazo :)
ResponderEliminarAl menos, es mucho más llevadero que Gaddis, Yossi... Es algo distinto a lo que suelo leer. Si lo encuentras, no lo pierdas.
EliminarGracias por tus líneas.
Un fuerte abrazo!
Cuando visitas el blog de un excelente lector, como en tu caso, mi primer pensamiento es que hay demasiados (y buenos) libros para una vida tan corta.
ResponderEliminarAunque conocía la figura literaria de Max Frisch nunca he leido un libro suyo, pero recuerdo haber ojeado un ejemplar de Homo Faber, el mismo que tú buscabas, en una librería a la que voy de cuando en cuando, si no me equivoco de la Colección de Clásicos de El País. Después de leer tu magnífica reseña y las sugerentes palabras que dedicas a Frisch, siento que he dejado escapar una buena oportunidad de hacerme con el libro… lo tuve en mis manos!!
Un abrazo Marcelo.
Opino de manera semejante, Paco. Hay muy buenos libros y esta vida es muy corta para leerlos todos.
EliminarNo tuve acceso a Homo Faber; parece no estar por ningún lado por aquí -salvo una edición en alemán...-.
Este libro no es novela ni ensayo; es un intento de interpretación de la propia historia, a través de una mirada descarnada de sí mismo.
Si lo encuentras, no dudes en llevarlo.
Un fuerte abrazo!