Salamandra, 2013
Fue
leer la escueta reseña de Katiya en Deborahlibros y apuntarlo; verlo en los
anaqueles de una librería, y llevarlo; prestarlo durante unas semanas, y
tolerar un suplicio chino. Finalmente, la devolución permitió encararlo con
avidez. Cómo no hacerlo cuando le preceden las lecturas de El sol de los Scorta y Eldorado…
Para más fortuna, breve y conciso.
Gaudé reconstruye en su ya clásico
estilo de pocas pero acertadas palabras los momentos finales de Alejandro III
de Macedonia, el Grande, el mayor emperador que ha tenido la historia de
Occidente. Para ello, se vale de tres voces distintas: un narrador que se ocupa
del protagonista y de sus restos mortales; el testimonio de Dripetis -hija de
Darío y hermana de Estatira, una de sus esposas- que da cuenta de lo que ocurre
en el círculo íntimo, y una suerte de voz de ultratumba en la persona de
Ericleops, el mensajero enviado por Alejandro a anunciar su inminente llegada a
los confines de Oriente.
En este texto, cada voz cumple un
rol perfectamente establecido. Por un lado, se narran desde los primeros
espasmos sufridos por Alejandro y la búsqueda de calmar sus afecciones, hasta
la división de su ejército, de sus amigos y del territorio conquistado una vez
ocurrido su deceso. Por otro, Dripetis, refugiada del Imperio por propia
voluntad en un templo en Aria con un hijo espurio, debe abandonar a ambos y presentarse
en Babilonia en los últimos instantes del emperador, para llegar a convertirse
en la depositaria de su cuerpo sin vida. Y un puñado de íntimos, que renuncia a
las luchas intestinas de la herencia para trasladar el último aliento del ídolo
hasta la batalla final en tierras de Oriente, con la sola compañía de fantasmas
y muertos, nos participan de una de las épicas más maravillosamente escritas en
prosa, con una resolución sin par y una carga afectiva colosal, que hacen de
las últimas hojas un poema, con poco que envidiar a Virgilio y a Homero.
Viejos rencores, egoísmos, temores y
sospechas enarbolan una historia de intrigas, ardides y despojos que, aun
estando presentes desde el primer instante, se muestran al desnudo ni bien se
establece el cortejo que ha de retornar los restos de Alejandro a su tierra; un
intento, por lo demás, fallido.
Con frases breves y escasez de
elementos, Gaudé vuelve a entrelazar en una trama sólida retazos de historia junto
a una elaborada construcción psicológica de los personajes, para dar cuerpo a
una novela con mucho de epopeya y sueños de grandeza. Es ese sentido de
pertenencia a una idea, a una quimera que nació como aventura la que cabalga en
medio de todas las escenas hasta su heroico desenlace. Por sí solo, el final de un libro que apenas supera las ciento cincuenta páginas, devuelve con creces su
costo. Para no perder.
Marcelo, autor y libro desconocidos para mí, y sin embargo hay amor a primera vista. Soy un apasionado de La Antigüedad Clásica, en especial de todo lo que tiene que ver con Grecia, de hecho mi blog lo inauguré con la Iliada de Homero porque quería que el gran clásico de la literatura griega fuese el primero, en definitiva me entusiasma la cultura de todo el periodo greco-romano. La figura de Alegrando Magno para mí es un reclamo irresistible, y aunque ya he leído alguna biografía, artículos, reportajes, etc, lo que cuentas del autor y del libro me ha dejado impactado. Gracias amigo por descubrirme estos "caramelos" :)
ResponderEliminarSalud y un abrazo.
Jajaja... ¿Te das cuenta cómo he llamado a Alejandro? Sí... "Alegrando", estoy fatal...
EliminarSalud.
Gaudé reconstruye el final de la vida de Alejandro, y lo hace con mucho estilo y gran poética. Creo que te gustará.
EliminarY ahora que nombras la Ilíada, me recuerdas que aún no la he visitado; una gran obra que tengo pendiente.
Salud y un abrazo para ti, amigo!
No me atrae la novela histórica, prefiero como bien sabes, la historia directamente. Esto no quiere decir que no haya leído y que no vuelva a leer, pero siempre ando entre reparos. Tu reseña es muy positiva y eso me conduce a tenerla en cuenta.
ResponderEliminarAbrazos!!
Sabes bien que comparto contigo el placer de leer libros de historia y no novelas históricas, puesto que opongo los mismos reparos. Pero ésta tiene algo magnífico, a mi humilde entender: está narrada en un estilo brillante, y el final... el final... inenarrable!
EliminarUn gran abrazo para ti, U-to!
¡Hola!
ResponderEliminarCreo que de momento lo dejo pasar,pues tengo muchos pendientes y muy poco tiempo.
Gracias por compartir tus impresiones.
¡Nos leemos! :-)
Es un libro breve en el que se cumple mi máxima: si tienes un buen final, es posible elaborar una gran novela.
ResponderEliminarGracias por pasar.
Saludos!