Anagrama, 2013
Lo
compré cuando alguien en la blogosfera comentó que el libro oficiaba de biografía no autorizada o algo así. Además,
el éxito del autor con otros textos brindaba cierto grado de confianza. Luego,
quedamos con U-topía en que lo leeríamos conjuntamente, puesto que ambos
contábamos con la misma edición. Nos pusimos de acuerdo y aquí estamos.
Este libro narra la biografía algo novelizada
del escritor y poeta ucraniano Eduard Veniaminóvich Savienko, alias Limónov –derivado
de limón, por su acidez, y limonka,
la granada explosiva- que aún vive y, sospecho, ha dado su beneplácito para la
publicación.
Si tuviera que resumir quién es este
personaje, diría que Limónov encarna a un
chico grande, un adulto con alma de chico. Eso no quita que fuera
delincuente, fascista, agitador político y demás epítetos; para nada. Pero no
sería justo restringirlo sólo a eso, sin hacer mención de sus escritos, sus buenos
sentimientos, su solidaridad, protección y una dosis elevada de lealtad a una
idea o un objetivo.
Así planteado, el libro desgrana la
sed de aventuras de su protagonista, ya desde sus años mozos, presentándolo
como un ícono de la desmesura. Limónov quiere ser el más grande poeta de Rusia;
el más grande… en todo lo que enfrente. No puede conformarse con menos, y
desprecia a todos los que pudieran ser competidores en captar la atención en
lugar suyo: Solzhenitsyn, Brodsky, etc. Por otra parte, no deja de cautivar al
lector que un jovenzuelo, aprendiz de matón, pase a ser un reconocido poeta en
ciernes en Moscú; se convierta en sirviente de un ricachón neoyorquino;
columnista de un periódico amarillista en París; guerrillero serbio; devenga
una suerte de gurú de un minúsculo grupo en los montes Altái, dé con sus huesos
en la cárcel rusa y al salir funde un partido nada menos que con Garry
Kasparov, el campeón de ajedrez.
Si bien no parece muy meritorio el trabajo de Carrère, pues Limónov se ha encargado personalmente de escribirlo todo acerca de sí mismo
–una forma no velada de megalomanía- y el autor ha tenido acceso a la totalidad
de los documentos, lo cierto es que se convierte en el vehículo de repaso de la
historia del pueblo ruso, desde el gobierno burócrata de Stalin y sus sucesores
del PC, hasta la llegada –y caída- tanto de Gorbachov como de Yeltsin, y el
férreo gobierno de Vladimir Putin. En ese sentido, el libro cobra ribetes de
testimonio histórico.
Fluida, coloquial y muy amena, la
obra resulta atrapante y puede ser leída de un largo sentón. Hay páginas en las
que Carrère aprovecha para hablar de su propia biografía; no se entiende muy
bien qué lo lleva a hacerlo, aunque sirve de contraste entre una vida monótona
de un escritor acomodado y exitoso, y la de alguien que ha tenido que abrirse
camino para lograr ser reconocido.
¡Gracias, U-topía, por compartir
esta lectura! Lo que ella opina, puedes leerlo aquí.
Gracias a ti Marcelo, una muy buena experiencia compartir contigo esta lectura.
ResponderEliminarLa verdad es que el personaje y la época dan mucho de si para construir una obra interesante. Carrère ha puesto el resto para que se lea con facilidad y resulte interesante. El hecho de que se involucre en la trama me ha gustado, me parece evidente que siente una ambivalencia (igual le ocurre a Cercas con Enric Marco) de rechazo y atracción.
Un fuerte abrazo y buenísima semana!!
Lo bueno de este libro, U-to, es que dispara otras lecturas, como las de Solzhenitsyn, Brodsky y otros.
EliminarSí, comparto contigo en que hay una relación odio/amor entre autor y biografiado, no del todo resuelta, dejando al lector con sus propias conclusiones.
Espero que podamos repetir la experiencia con otro título. En mi caso, la experiencia ha sido muy enriquecedora.
Un fuerte abrazo!
Hola Marcelo. No tengo tan claro que Carrère haya tenido (tal vez ahora sí), una vida monótona, pues parece que ha sufrido profundas crisis (o cambios) personales, debatiéndose entre un catolicismo a ultranza y el agnosticismo. Cambios personales profundos que también padeció Limónov, la persona que novela el escritor. No sé si ese añadido biográfico del propio Carrère es un intento de establecer un “lugar común” en donde el novelista y el novelado pudieran haber confluido, ya que (como le comentaba a Laura) me pregunto si al escribir sobre Limonov, Carrère veía partes de sí mismo… o acaso le hubiese gustado que así fuera.
ResponderEliminarUn abrazo y disfruta de tus vacaciones.
No estoy al tanto de la vida del autor, amigo Paco, pero contrasta en gran medida con su biografiado. Probablemente a ambos les hubiera gustado ser el otro.
EliminarPor lo demás, disfruto de mi vuelta por el norte argentino.
Recibe un fuerte abrazo desde la precordillera salteña.
No conocia ni al personaje ni al autor, pero todo sugiere que se nos habla de una vida plena de dramatismo y contradicciones... Veo magnífica esa colaboración con Utopia...
ResponderEliminarUn abrazo y mi doble felicitacion
Gracias por tus líneas, Ildefonso. Como tú, creo que es una vida signada por la contradicción y por el afán de trascender. Nos resultó interesante a ambos.
ResponderEliminarEn lo que a mi respecta, puedes proponerme algo de tu interés y lo compartimos. Siempre resulta enriquecedora la mirada de otro lector.
Un fuerte abrazo para ti.