martes, 22 de marzo de 2016

Abrazo nupcial. El peso de la mariposa, Erri de Luca


Siruela, 2011

           Lo vi en el escaparate de la librería que posee un importador local y recordé las buenas experiencias que había tenido con Erri de Luca en ocasiones anteriores. Para mejor, su extensión no alcanzaba el ciento de páginas y traía en la portada una faja -un banner- que adelantaba algo del llamativo contenido. Toda la ilusión y la sonrisa por haber hallado lo que consideraba valioso se me borraron cuando, efectivamente, me confirmaron cuán valioso era.

            Un cazador furtivo sabe que envejece, que el final de sus días de caza se aproxima y quizás sólo contará con un par de oportunidades más para alzarse con el mayor trofeo de su vida: matar al rey de los rebecos, un cáprido habitante de los Alpes. Para ello, deberá subir por encima de los dos mil metros de altura y, tomando los recaudos necesarios para no ser descubierto, emboscarlo. Pero a su vez, el rey de los rebecos –el macho alfa, hoy tan de moda- también ha envejecido y se prepara para abandonar a su manada aceptando la singular contienda con el cazador, al que percibe a través de su desarrollado olfato.

                En un estilo que roza lo poético, con una multitud de imágenes propias del entorno agreste donde se desarrolla la narración, junto a escenas memorables, de Luca nos ofrece una denodada lucha entre el hombre y la naturaleza, encarnada en el animal; una reelaboración del mito de Moby Dick en versión moderna.

            Con una alegoría entre dos contendientes que se funden en un abrazo nupcial final, nos propone una reflexión acerca de la necesidad de equilibrio en esta vida; condición altamente delicada que cualquier factor externo puede modificar irreversiblemente. Incluso, algo tan sutil como el peso de una mariposa.

               Acompaña a este relato otro mucho más breve, en el que el narrador visita –y abraza- a un árbol que, en lo alto de un cerro, se halla tan inclinado que parece estar en el aire, sujeto quién sabe por qué suerte de artilugio a las pocas rocas que lo rodean. Una vez más, es esa necesidad de enfrentar con éxito a las fuerzas desatadas por la naturaleza -a través de fenómenos meteorológicos como las descargas eléctricas, que bien podrían quebrarlo o abrasarlo; o la nieve de invierno, que podría tumbarlo debido al peso aportado por su acumulación- a la que el autor rinde culto, erigiendo a ese árbol como emblema de supervivencia y lucha contra la adversidad.

             En suma, un libro que se lee de un sentón. Que si se acomete por la mañana, nos permitirá encarar el resto del día con optimismo; y, si por la noche, nos brindará un buen descanso.

8 comentarios:

  1. Hola Marcelo.
    Wow! Si me topase con una portada así... Es que me llevo el libro, sin saber nada más (conste que no sería la primera vez), claro, luego puede pasar de todo.

    Esa confrontación entre el hombre y la naturaleza es un tema literario que, bien hilvanado, me parece irresistible. Y contando con tu beneplácito solo queda apuntarlo.
    Un abrazo amigo.

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    1. Es un libro breve y profundo. Dos caras de una misma moneda se dan cita entre el animal y el hombre. Hay mucho del uno en el otro. Un libro interesante, Paco.
      Recibe un fuerte abrazo, y mi saludo para estas Pascuas.

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  2. Leí El día antes de la felicidad por recomendación tuya y me gustó. Este también me resulta atractivo por esa relación del hombre con la naturaleza que describes y que ha sido un tema clásico de la literatura y del cine.

    Abrazos!!

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    1. Sobre todo, porque el animal y el hombre se intercambian los roles. Y además dispara un cúmulo de reflexiones acerca de nuestro comportamiento, como animales que somos.
      Si lo ves por allí, dale una oportunidad.
      Un gran abrazo!

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  3. Cierto, la relación del hombre con la naturaleza brinda mil posibilidades de leer y recapacitar

    Tomo nota, amigo

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    1. Es breve y pleno de reflexiones, Ildefonso. Y el ámbito donde se desarrolla la trama aporta lo suyo. Un buen libro.
      Un abrazo!

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  4. Hace tiempo que tengo ganas de leer a Erri de Luca y no sé la razón, pero lo voy aplazando, como si temiera encontrarme con algo distinto de lo que espero, pese a que todo los comentarios que he visto me desdicen a mí misma. Pero ese buen sabor de boca, entre lo placentero y lo optimista, que deja este libro... lo quiero en mi paladar :)

    Un abrazo

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    1. Las letras de Erri de Luca poseen siempre un sabor a aquellas viejas historias que nos contaban los abuelos, de su lugar de origen -casi siempre el campo o un suburbio-, que guardaban enseñanzas, si las querías ver.
      Anímate con alguna, Ana. Ésta es breve y sentida; no defrauda.
      Un abrazo para ti.

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