Salamandra, 2011
Después
de la encomiable recomendación que Agnieszka formuló en su espacio hace poco
tiempo, no me quedó más que salir en su busca. Máxime, tomando en consideración
las auspiciosas lecturas de origen nórdico que había efectuado en el transcurso
del año que acabó. La brevedad de su extensión hizo el resto.
Estamos ante una comunidad pesquera
en algún puerto de la costa de Islandia, llena de fiordos. Los medios de supervivencia
se encuentran en el mar, persiguiendo la ruta del bacalao. Es la única manera
de hacer frente a las necesidades en tierra; de poder proyectar un futuro con
cierto grado de éxito, aún ante las inclemencias climáticas y ese gélido mar
que, cada poco, cobra su salario en víctimas. A eso llegan dos jóvenes, Bárður
y el chico –no conoceremos su nombre-. Bárður siente pasión por la lectura; de
hecho, ha tenido que hacerse amigo de un capitán ciego, que cuenta con una
enorme biblioteca, para poder acceder a sus libros en préstamo. Esa necesidad
de viajar a través de la literatura, tan amorosa como romántica, le hace
olvidar su chaquetón de piel, único medio de defensa contra los vientos que
dominan el Océano Ártico. Lo que sigue, es su conclusión lógica.
El libro se divide en tres
partes. En la primera se narran los acontecimientos de esta pequeña comunidad y
su salida de pesca, con los quehaceres propios de la actividad y sus
alternativas meteorológicas. La segunda cuenta la realidad de ese chico, al que
la experiencia afectará de tal manera su vida que ya nada le parecerá igual.
Ambas están separadas por una suerte de interregno en el que la voz de los
muertos se vuelve protagonista.
¿Qué separa la vida de la muerte?,
¿se corresponde la necesidad de sobrevivir con la impotencia que sentimos
frente a la pérdida de nuestros seres queridos, o son dos caras de una misma
moneda?, ¿tiene sentido seguir viviendo cuando nuestra pérdida se vuelve
irreparable? Estas son algunas cuestiones que el autor nos transmite a lo largo
de la trama.
Con personajes cotidianos, llenos de
anhelos y una humanidad sinfín, cada cual con su realidad a cuestas, Stefánsson
compone un relato sobre la razón existencial de vivir. El contraste entre la
rigurosidad impuesta por el clima y la desolación de los parajes geográficos,
con las ganas de vivir de sus protagonistas, hacen del libro un claro ejemplo
de lucha contra la adversidad.
Fluido, breve y provisto de escenas
fuertes bien descritas, Stefánsson indaga en nuestras necesidades básicas, las
que nos permiten seguir siendo quiénes somos y cómo somos.
Es una novela inolvidable en varios sentidos, creo. Un abrazo
ResponderEliminarCuenta cosas de un lugar remoto y totalmente diferente para quien esto escribe. La narración es impecable y el argumento, sólido.
EliminarGracias por recomendárnoslo, Agnieszka.
Y Feliz Día!
Un beso.
Ya lo había apuntado por la recomendación de Agniezska así que espero echarle mano pronto aunque después tenga que buscar consuelo en otras hojas.
ResponderEliminarUn beso para vos
No es tan lacrimoso, Norah; la trama es interesante y la pregunta por la vida mantiene su vigencia.
EliminarFeliz día en este día que concluye.
Un beso grande.
Hola Marcelo.
ResponderEliminarComo ya he comentado en más de una ocasión, con estos autores y aquellos lares, solo por el mero hecho de situar la narración en esos escenarios tan llenos de evocación, de ensueño diría, ya me tientan sobremanera. Éstos siempre los apunto :)
Cuídate, amigo!
Sueño con que un día pueda acceder a esos confines remotos, para aprender de su gente y de su geografía, Paco.
EliminarEl libro está muy bien; se que te gustará.
Un fuerte abrazo, amigo!
Tomo nota, amigo... Estos espacios y vivencias de otros mundos nos atraen, como el misterio...
ResponderEliminarUn abrazo
Es verdad lo que señalas, Ildefonso. Además, parece que las ediciones de autores nórdicos se han puesto de moda. De hecho, han aparecido varios en el último año.
EliminarQue lo disfrutes!
Un abrazo.
También lo anoté yo pero aun no lo he adquirido, sigue apuntado en mi libreta. El tema me interesa por muchos motivos, empezando por el espacio geográfico y siguiendo por la trascendencia de las preguntas que el autor se hace a si mismo a través de la historia que narra.
ResponderEliminarAbrazos!!
Hay un planteo distinto al que, sobre el mismo tema pero en otra circunstancia, se planteaba Julian Barnes en 'El sentido de un final', respecto de la muerte de Pat, su esposa. Interesante para comparar.
EliminarLa geografía hace su parte, también. Es una historia que no puede desarrollarse en otra latitud o geografía. Buen libro.
Un gran abrazo!