Alfaguara, 2002
Había
tomado nota de su existencia cuando apareció por la blogosfera, debido a que el
autor era de origen mozambiqueño y no tenía ni idea acerca de las letras de ese
país, exótico para quien escribe. Pero la casa editora no se dignó a enviarlo a
estas tierras, por lo que no tuve otra salida que acudir a la Red para hacerme
de un ejemplar, gentileza de la gente de Epub Libre. La lectura la disparó la
visita que Couto realizara el pasado septiembre a nuestro país, para presentar
su nuevo trabajo.
La historia refiere al pueblo de
Mozambique denominado Tizangara, donde algunos de los cascos azules de la ONU,
encargados de garantizar la paz tras la guerra civil, estallan –revientan, literalmente-,
no dejando más residuos que el miembro viril y, en ocasiones, el casco que los
distingue. Para esclarecer estos sucesos se encomienda al teniente italiano
Massimo Risi, acompañado de Joaquim, un joven local quien oficiará de traductor
y será el encargado de narrar los hechos.
En este desopilante libro, Couto
enhebra creencias populares -como que los muertos siguen presentes y guían a
los vivos o que los flamencos empujan al sol-, cierta dosis de realismo mágico
–en forma de hechizos esotéricos y saberes ancestrales-, una burla mordaz a la
sociedad local, que pasó de ser marxista a convertirse en capitalista de la
noche a la mañana, y un cúmulo de reflexiones acerca del futuro de Mozambique,
particularmente con la certeza de que son los propios ciudadanos los únicos capaces
de hallar las respuestas adecuadas para zanjar sus diferencias –no sólo
étnicas- y así abandonar el colonialismo interior, sin intervención externa.
Con escenas que alternan costumbres
y surrealismo -que liberan desde una sonrisa franca hasta la carcajada lisa y
llana-, Couto se las ingenia para exponer la corrupción de los gobernantes, una
vez que se asientan en el poder; el dilema entre el respeto a las tradiciones y
la modernidad que supuestamente apareja el progreso; el problema racial y la
pobreza ingénita.
De estilo ameno y coloquial,
personajes magníficamente delineados y una prosa que no por directa es menos
poética, el autor nos brinda una novela graciosa y divertida sin omitir una
mirada sagaz sobre la realidad africana. Entretenida, hacía mucho que no me
reía con ganas.
Nuevo autor que me descubres, no tenía ni idea de su existencia. Y me asombra que un tema como el que plantea se pueda tratar a través del humor. Parece recomendable tal y como hablas de él, eso de reír viene muy bien a veces, así que veré si es accesible por aquí.
ResponderEliminarAbrazos!!
Lo leí movido por la visita del autor a esta ciudad. Lamentablemente, no he podido asistir; en otro orden, me gusta su estilo narrativo. Y la síntesis que hace entre creencias nativas y certezas sociales.
ResponderEliminarHa sido un grato descubrimiento.
Un abrazo grande!
Ese sutil, o difícil, encaje entre tradición y modernidad es muy recurrente en los autores africanos, por razones obvias. Ahí está el memorable Chinua Acheve con su obra. Los escritores africanos tienen una habilidad especial para dibujar con palabras, sí M. Couto es así merecerá la pena.
ResponderEliminarAbrazos!!
Lo más llamativo es esa cualidad de reírse de ellos mismos, de su situación. Y tienen la certeza de que sólo a ellos les compete la resolución de sus propios problemas.
EliminarLeer autores africanos resulta alentador, a excepción de Coetzee, claro. Si puedes, lee a Couto; no te defraudará
Un fuerte abrazo, amigo Paco! Gracias por darte una vuelta.