Libros del Asteroide, 2016
Leí
un comentario positivo sobre él a principios del año en curso –creo que ni bien
salió- y lo apunté debido a la manera original que había encontrado la autora
de expresar los avatares de la modernidad. La posterior reseña de Ana Blasfuemia le agregó una serie de puntos suspensivos, rescatando algunos
elementos y oponiendo ciertos reparos en otros. Sólo me quedaba hacer
experiencia.
Una pareja de jóvenes neoyorquinos
se conocen y tras un breve noviazgo se van a vivir juntos. Ella pierde un
embarazo, da a luz una hija y comienzan a sortear las inconveniencias de la
convivencia, las limitaciones que impone la vida familiar y la aparición de la
rutina y la costumbre. En ese marco, la protagonista refleja en gran medida las
molestias que supone la vida de clase media, los sinsabores de la maternidad,
la lucha cotidiana para mantener el equilibrio entre la profesión y la familia.
Pero al asomar la infidelidad todo cambia. Se desmorona la vida tal como la
conocía y su visión del futuro se vuelve más escéptica.
Offill acierta en el estilo de
hacernos saber las apreciaciones de su personaje principal. Con frases cortas y
directas, sin eludir la ironía y cierta dosis de humor, hilvanando secuencias a
través de escenas más que sosteniendo una prosa continua, la protagonista narra
en primera persona todo lo que acontece, hasta el hecho de la infidelidad de su
esposo. A partir de allí, toma distancia y se enajena; ahora ellos son los
otros: la esposa, el marido, el filósofo, etc. Como si ese golpe la
transformara en una observadora de sí misma y de su entorno, una suerte de
acuse de recibo que conduce a la desesperanza y al pesimismo.
Así planteado, el texto parece fruto
de una idea experimental, donde el énfasis narrativo está puesto en los
sentimientos que se dan cita en cada circunstancia, verdaderos elementos
disparadores de sendas reflexiones.
Coloquial y de breve extensión, estos
retazos de la vida moderna han encontrado una forma original de ser expuestos.
Por ello el libro resulta una propuesta novedosa e interesante; mucho más para
jóvenes profesionales de vida urbana.
Pues yo no veo tanta novedad. Es lo de siempre y por mucho que le dé cierto aire nuevo a través de la forma de contar, no cuela.
ResponderEliminarNormal que se despegara de ese mundo que dejó de tener sentido si es que alguna vez lo tuvo.
Aunque esta editorial trae cosas interesantes esta vez estás solo.
Besitos de otoño que no llega.
Es que ya se nos ha pasado la época de caviar y champagne, Norah. Al menos, a mi. Nos hemos vuelto más profanos; ya no mantenemos la esperanza de que algo ha de cambiar.
ResponderEliminarLa única novedad es la manera de relatar las desilusiones.
Te mando un día pleno de sol, y bastante frío -con 8°C en la mañana-.
Halaaa!! ¿Y los que ya no somos jóvenes?
ResponderEliminarTe he entendido Marcelo, era una broma tonta.
Recuerdo la reseña de Ana y creo que debe estar apuntado en mi libreta, no me desagrada el tema, que como dice Norah es universal por lo que nos cuentas.
Como voy y vengo del frío (Berlín) al otoño primaveral del mediterráneo, de la niebla de Toulouse al fresco de Aragón, llevo un cacao con el tiempo que no veas...
Un fuerte abrazo!!
El texto refleja una realidad de yuppies o algo parecido. Es interesante el estilo y el salto que tiene lugar después de la infidelidad -de primera persona, a tercera persona-. No mucho más.
ResponderEliminarEsta primavera se asemeja a un invierno gallego, según me han contado: lluvia y más lluvia.
Qué bueno que puedas viajar tanto -y apreciar otras realidades-; toda envidia -aunque sana- la mía.
Un gran abrazo, U-to!