Nevsky Prospects, 2012
I.
Mucho se ha escrito
acerca del alma rusa. Casi todos los
famosos escritores del siglo XIX de ese origen se han ocupado de la sociedad de
su tiempo; esos feudos en manos de boyardos, una clase ociosa que medraba al
amparo del zarismo reinante. Pero escasos escritores se detuvieron a pensar y
tratar de hallar una explicación a la caída del zarismo, que sobrevino en medio
de una descomposición de la burguesía agraria local y que, después de algunas intentonas frustradas, tuvo éxito en
octubre de 1917. Mijaíl Saltykov, conocido como Schedrín, es uno de ellos.
II.
Los Golovliov son miembros de una
tradicional familia provinciana, cuyas posesiones y recursos abarcan grandes
extensiones de tierras y almas. Situada en una aldea no lejos de Moscú hacia la
mitad final del siglo XIX, se compone de una avara Arina Petrovna, madre de
cuatro hijos, y Vladimir Golovliov, poco menos que un inservible, dedicado a la
poesía lasciva y encerrado en su cuarto. Acompañan Stepán, el primogénito,
incapaz de trabajar y de vida disipada; Anna, quien tras escapar del núcleo
familiar dio a luz a un par de gemelas para luego morir; Porfiri, el más
zalamero e hipócrita y Pável, un joven introvertido e inclinado a la bebida.
III.
Los grandes protagonistas de esta
historia son Arina Petrovna y su hijo Porfiri, apodado Iudushka por su
comportamiento solapado y taimado. Mientras la regencia recae en la primera,
los beneficios se multiplican, en base a la especulación, el cálculo y el uso
desaforado de los siervos que pueblan sus dominios. La situación se deteriora
cuando es abolida la servidumbre, con lo que las familias con recursos quedan
libradas a su propio hacer. Allí Schedrín evidencia la absoluta falta de
capacidad de sus descendientes en mantener una situación holgada heredada y,
con ella, el comienzo de la decadencia de la burguesía rural.
IV.
En un estilo fluido y ameno, el
autor va trasladando el protagonismo a Iudushka, a medida que Arina se va
volviendo mayor y se acerca a su muerte. Despojado de todo control, Porfiri se
pasa el día haciendo cálculos de beneficios –reales o imaginarios-, niega la
ayuda a sus hermanos, hijos o sobrinas –que terminan sus días prostituyéndose en los
vodeviles- y utiliza su devoción a las Sagradas Escrituras para eludir
cualquier solicitud, o bien realiza préstamos usurarios.
V.
Dueño de un poder de observación
simpar, Schedrín compone una novela que refleja los manejos de las familias
acomodadas en la Rusia de los zares, su desprecio por las clases desposeídas,
su estrechez de miras y su necesidad de supervivencia aún a costa de sus
propios componentes. No hay vínculo de sangre que se resista a los beneficios
materiales. Un libro a la altura de Molière, Valle - Inclán o Jane Austen. Sin
desperdicio.
Me parece una opción muy interesante para poder decir que he leído algo más que Ana Karenina. No hay duda de que los rusos nos resultan muy peculiares y que tenemos una idea de cómo son por lo que nos han contado. Me apunto a la familia Golovliov, a ver qué tal.
ResponderEliminarBesos imperiales.
En verdad, es un libro que no va a la zaga de la literatura rusa del siglo XIX; hasta diría que es un complemento necesario. En su derrotero, explica entre líneas por qué tuvo éxito la revolución de 1917.
EliminarPrueba y nos dices.
Besos proletarios.
Hola Marcelo
ResponderEliminarNo suelo leer literatura del XIX desde hace años(muchos), y esta obra en una edición de Destino de 1972 es de lo último que intenté... Luego de buscar en la literatura inglesa o en la alemana, decidí dejarlo...EL tipo de literatura y las angustiosas lecturas no iban conmigo. Pero, por supuesto, deseo que las lean todos los que puedan, sin duda son parte de lo mejor de la literaura universal.
un abrazo
cuídate
Hola, Wine
EliminarRespeto tu elección, pero debo recordarte que con ello dejas atrás novelas señeras que, en mi humilde opinión, debieran ser parte del acervo cultural de un buen lector, tales como Cumbres Borrascosas, Madame Bovary y Los hermanos Karamazov, por citar los más conspicuos.
Éste no me ha resultado nada angustioso y sí bastante realista. Explica en gran medida por qué el latifundio rural ruso murió en manos de una clase parasitaria que nunca sintió en carne propia la tierra heredada de sus ancestros -porque sólo extrajo de ella lo que pudo-.
Como ya dijo Antonio Machado, no hay camino...
Un gran abrazo para ti.
Lo cierto es que he leído Madame Bovary, DOstoyevsky, Tolstoi,y alguna que otra inglesa romántica (poco) pero solo doy opción a Sthendal a Twain a Chejov a Lafacadio Hearns, a Poe... ah¡ y al gran alfred Jarry (casi teatro casi novela) ;)
ResponderEliminarun abrazo
cuídate
Stendhal..;) Perdón jajaj
EliminarPara mi humilde entender, 'Cumbres Borrascosas' es LA novela inglesa decimonónica. Pero reservo el 1 a 'Los hermanos Karamázov'. Tengo 'Kwaidan' esperando. De Jarry, nada aún.
EliminarOtro abrazo.
Hola Marcelo.
ResponderEliminarEsa altura literaria en la que pones el libro, comparándolo con tales genios, hace que uno no pueda desestimarlo. En mi caso, ya sabes, me atrae bastante dicha literatura. No sé por qué... pero siempre me atrajo ese aura decadente del pueblo ruso.
Gracias por tus reveladoras impresiones.
Cuídate amigo!!
Hola, Paco!
EliminarPara mi ha sido todo un descubrimiento. No tenía idea acerca de autor y libro y me he llevado una gratísima sorpresa.
Entiendo -y comparto- esa atracción por la decadencia rusa. Si éste te ha parecido bueno, resérvate para el próximo domingo; se lo que te digo.
Gracias por tus alentadoras palabras, amigo.
Un gran abrazo, pibe!