Alfaguara, 2012
I.
Fue reeditada con motivo de su cuadragésimo aniversario. Galardonada con el Booker Prize en
1972, parecía un sólido argumento para encarar su lectura, aunque los años
transcurridos han pulido sus aristas más filosas y la crítica actual la
considera como a una de esas figuras de la farándula mundial que, habiendo
gozado de una imagen poderosa cuando joven, se ha transformado en poco menos
que un cúmulo de arrugas.
II.
El protagonista de esta historia,
que cabalga entre ensayo y novela, nace hacia fines de siglo XIX. Hijo natural
de una aristócrata inglesa y un comerciante italiano, Berger nos relata su biografía.
Sin aclaración ninguna sobre su nombre ni ocupación, encarna a un moderno Don
Juan quien, a través de la experiencia sexual clandestina, logra que las
mujeres puedan abandonar la dominación masculina de entonces,
‘Nacer mujer
significaba nacer en un espacio asignado y limitado, que controlaba el hombre.
La presencia de la mujer era una destilación de su ingenio para vivir bajo ese
control en una constreñida celda. Amueblaba la celda, como si dijéramos, con su
presencia, no esencialmente para hacérsela más agradable, sino con la esperanza
de convencer a otros de que entraran.’
III.
Con un narrador omnipresente al que
le permite emitir sus propias opiniones sobre aspectos especulativos, Berger
alterna la historia de su protagonista, yendo y viniendo temporalmente,
desmantelando así la clásica estructura de la novela. Las mujeres cumplen un
papel preponderante; cada una de ellas representa un estrato social diferente.
Allí está la proletaria desclasada, la burguesa acomodada, la aristócrata
imperialista y la nacionalista comprometida, todas seducidas y abandonadas por
G., que no resulta el típico Don Juan con su sed de conquista sino que fluye
con la compañera del momento.
IV.
El autor desarrolla cierto grado de
erotismo, incluyendo algunos gráficos de genitales y escenas de sexo más
sugeridas que explícitas –que bien pudieron ser transgresoras en su tiempo,
pero hoy tienden a parecer grotescas-, en medio de una atmósfera de cambio y
renovación en la Europa de principios de siglo XX, con la efervescencia de los
movimientos proletarios, el fortalecimiento de los nacionalismos –que
desmembrarían los obsoletos Imperios Centrales- y el descrédito del socialismo.
V.
En suma, con una prosa certera y un
estilo que oscila entre coloquial y reflexivo, Berger compone una denuncia
sobre el sometimiento masculino de la mujer, quien encuentra en el sexo una
forma de emancipación. Sigue siendo buena literatura, por más que haya perdido
vigencia.
Hola Marcelo
ResponderEliminarEscriba lo que escriba, y tengo leído prosa, poesía, novela, ensayo de arte, ensayo literario, arte directamente, John Berger, es un genio. Lejos de los papeles y oropeles de los más nombrados, Berger es un escritor bárbaro.
Como curiosidad, el premio que recibió con esta novela lo donó a los panteras negras norteamericanos. Siempre fue un tipo consecuente.
cuídate
un abrazo
Hola, Wine
EliminarSólo había leído `Una vez en Europa´ hace algún tiempo y me había gustado su estilo.
Estaba al tanto de la cesión de su premio, lo cual reforzó mi decisión de leerlo.
Éste es un libro extraño en su concepción -original, por cierto- y muy bien llevado, con algunas reflexiones interesantes.
Recibe un fuerte abrazo.
Vamos, que el muchacho se dejaba querer sin putear, que hacía una labor social, vaya. Pues muy bien. La verdad que no me ha llamado especialmente la atención, y me cansa mucho el tema de la liberación femenina. Es muy cansino porque todo es hablar y hablar y protestar sin ton ni son pero luego lo que es hacer, hacer, nadie hace nada. Entonces, aburre porque es todo palabrería y postureo que se dice ahora.
ResponderEliminarMiraré igual, porque la vena cotilla me puede pero no prometo nada.
Besitos
Comprendo -y comparto en gran medida- tu punto de vista sobre el palabrerío acerca de la liberación femenina. Hay mucho ruido pero pocas nueces. Pero éste centra su mirada en el rol de la mujer, siempre sometida o sojuzgada por el dominio masculino. En ese aspecto, su protagonista es una suerte de redentor quien, a través de la conquista sexual, brinda una forma de liberación.
EliminarYo no lo descartaría, Norah; al contrario, te sugeriría que te corras hasta la biblio cerca de tu domicilio y le pegues una hojeada antes de decidir. Seguro que ha de estar entre los anaqueles.
Un beso grandote.
Hola Marcelo.
ResponderEliminarLa vida de J. Berger me parece lo suficientemente atractiva como para acercarme a su obra. Un hombre en el que confluyan la sensibilidad artística y literaria, pero además con una personalidad contestataria, al menos en su juventud, se me antoja un cóctel muy apetecible.
Es curioso el juego literario que ha dado un personaje como Don Juan, cada escritor llevándolo al terreno que le interese.
Un abrazo pibe!
Hola, Paco
EliminarSí, verdaderamente. Berger ha tenido una vida consecuente con lo que pensaba, como dijo Wineruda.
Cada tanto aparece algún Don Juan renovado en la literatura, pero éste es muy original.
Un fuerte abrazo, amigo.